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MARSEL & CO

La Catedral pasa por el taller

La Catedral pasa por el taller La Dirección General de Tráfico asegura, en una de sus cuñas radiofónicas, que en España, a lo largo del año, uno de cada tres días se conduce con lluvia. Y es que el agua es uno de los mayores problemas a la hora de salir a la carretera, por la escasa visibilidad y por el agarre que las ruedas pierden al resbalar el agua por la piedra en la que se convierte el asfalto de las vías.

Pero la lluvia no es sólo un problema para los conductores. Cuando el agua desciende y golpea una piedra se pierde, además del agarre de los neumáticos, patrimonio. Un patrimonio que parece eterno, que varía muy poco a poco -casi sin que nos demos cuenta- pero que con el paso de los días, de cada gota de agua, se va deteriorando. Es el caso de todas las edificaciones que han cumplido ya varios centenares de años y que sus sillares fueron cortados a golpe de hacha por los maestros canteros cuando no existía nada de lo que vemos. Es el caso concreto de la Catedral de Palencia.

Desde hace unos meses se están llevando a cabo varias obras de mejora de la estructura de la Seo. Durante la primavera y el verano se arregló la techumbre de la nave central y ahora se están acometiendo actuaciones, tanto en el claustro como en la Portada de San Juan, o de Los Reyes.

Situada en el hastial norte del templo es, junto a la de Los Canónigos (de escaso interés artístico), la que se ve más afectada por las inclemencias meteorológicas, sobre todo por el agua y las heladas, ya que nunca en todo el año el astro rey refleja en ella su luz de forma directa.

actualidad. A simple vista, desde los ojos de un ciudadano de a pie, y con la visión que permite la plaza de Cervantes de la capital, la situación de la estructura del vano, que data de finales del siglo XV, es aceptable. Se pueden observar algunas carencias de piedra, la erosión de la misma y el color verdoso que ha adquirido en los siete últimos años esta parte noble del exterior del principal templo palentino. Pero nada tiene que ver con la imagen que se queda en las retinas si subimos por el andamio ahora colocado para conocer cuál es la verdadera situación de esta mezcla de arquitectura y escultura.

Y todo debido al agua, la humedad que se acumula y al hielo que en los días de invierno no desaparece de la piedra caliza de San Antolín. De ahí que el pasado mes de septiembre la Junta de Castilla y León adjudicase, tras concurso, la restauración de esta Puerta de Los Reyes a la empresa palentina Sopsa, especialista en este tipo de trabajos.

Desde entonces un grupo de cinco trabajadores se encarga de evitar las filtraciones y la erosión que produce el agua al resbalar desde la terraza que está sobre la archivolta que enmarca la puerta.

Y es precisamente esa terraza la responsable del deterioro que se está dando en esa entrada a la Catedral. «Es una terraza que también está en la otra puerta principal del templo, la de La Virgen, o también llamada del Obispo. Sin embargo, allí hay menos dificultades. Aquí, en ésta, se acumula el agua cuando llueve, por lo que hay dos problemas. Por un lado las filtraciones que absorbe la piedra desde lo alto (unos 22 metros), y por otro el desgaste que producen los achiques de agua desde la terraza por medio de unos canalones que vierten el líquido por los laterales de la portada», explica José María Sardón, jefe de la obra.

De ahí, que antes de ponerse manos a la obra con la restauración de las piedras maltrechas, es necesaria una actuación en la terraza. «Vamos a mejorar el drenaje de la misma y vamos a hacer que el agua salga al tejado en vez de caer por toda la portada, evitando así las salpicaduras y la humedad que ha dañado toda la fachada».

Piedra nueva. Una vez se haya conseguido erradicar el foco de todos los problemas, la empresa Sopsa tendrá que arreglar los desperfectos ocasionados por el agua en estos años.

La erosión a la que ha estado sometida la piedra caliza ha provocado que en muchas partes de esta portada haya que colocar piedra nueva, además de hacer el respectivo tratamientos hidrófugo, y de consolidación. Y es que hay algunos materiales que se están desfracmentando, por lo que hay que aplicarles unos productos especiales para que ese deterioro se detenga.

En cualquier caso, la empresa calcula que para la sustitución de los sillares defectuosos harán falta unos cuatro metros cúbicos de piedra natural.

Pero además, hay otros inconvenientes. Y es que en el extremo derecho de la puerta, donde se une el vano con el resto de la fábrica, se ha encontrado una grieta de más de un palmo. «No sabemos a qué es debido. Puede ser un defecto en la construcción, o un movimiento del edificio, ya que el contrafuerte tiene plomada. En cualquier caso tenemos que taparlo con piedra nueva», confirma Sardón.

En los lugares en los que haya que colocar piedra natural, los canteros, deberán cincelar la materia prima para que tenga las mismas formas que tenían las originales. En el caso de que no esté documentado, no se harán nuevos adornos. Sólo se pretende una mejora de chapa y pintura, pero nada más.

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