Una nueva técnica permite operar a través de la boca sin dejar cicatrices
Practicar una biopsia de hígado o una ligadura de trompas a través de la boca son tan sólo dos de las posibilidades que ofrece la nueva técnica desarrollada por un equipo de investigadores del Hospital Johns Hopkins de EEUU. Los experimentos en cerdos parecen revelar un futuro prometedor, pero serán necesarios más datos que confirmen si realmente aporta ventajas con respecto a la metodología existente y no conlleva ningún riesgo para su aplicación en humanos.
La introducción de la laparoscopia como método quirúrgico supuso un importante avance. Para realizar un buen número de intervenciones ya no es necesario abrir la pared abdominal, sino que unas pequeñas incisiones son suficientes para acceder a las vísceras. La ventaja es evidente, el trauma es significativamente menor, la recuperación más rápida, existen menos complicaciones posoperatorias y las secuelas estéticas, las cicatrices que quedan, no son ni siquiera comparables.
El nuevo método, bautizado peritoneoscopia transgástrica flexible, representa un paso más en la búsqueda de opciones aún menos agresivas. En este caso se accede al interior de la cavidad abdominal desde la boca y el esófago, atravesando la pared del estómago.
MENOS AGRESIVA.
La agresión externa es menor, pero su punto débil se encuentra en las importantes medidas de esterilidad que se deben tomar con el fin de evitar que se produzcan infecciones. La razón es que, para llegar a las vísceras, una zona estéril, es necesario recorrer el sistema digestivo, que está habitado por un gran número de microorganismos, es decir, una región 'sucia'.
El procedimiento consiste en introducir un endoscopio (una sonda flexible que porta una microcámara que transmite imágenes a un monitor) que lleva incorporados instrumentos quirúrgicos, por la boca hasta llegar al estómago. Una vez allí se practica una incisión en la pared gástrica de un máximo de dos centímetros, a través de la cual se entra al abdomen. A continuación se introduce aire para facilitar la visión y el acceso a las vísceras.
En el estudio publicado en la revista 'Gastrointestinal Endoscopy', los investigadores realizaron una biopsia hepática a seis cerdos con esta técnica. Una vez finalizada la intervención, el endoscopio sale por donde ha entrado, cerrando antes el orificio practicado en el estómago con unas grapas.
Uno de los primeros animales intervenidos desarrolló una infección intraperitoneal, de modo que en los siguientes experimentos se optó por hacer un lavado de estómago con antibióticos antes de la cirugía. El resto de los cerdos no presentó ninguna complicación y en el seguimiento realizado a los 14 días se comprobó que la incisión gástrica estaba completamente curada.
«Puesto que la línea del estómago se repara más rápido que la piel, el tiempo de recuperación debería reducirse», asegura Anthony Kalloo, investigador principal del trabajo. Para este estudio, los científicos emplearon el instrumental que se utiliza habitualmente en las intervenciones, pero esperan desarrollar aparatos especializados para la peritoneoscopia que serán los que se empleen en los ensayos en humanos que tienen previsto para el próximo año.
El mismo equipo investigador ha aplicado la nueva técnica, también en cerdos, para realizar ligaduras de trompas. El procedimiento completo duró 20 minutos y los cinco animales intervenidos se recuperaron rápidamente y sin complicaciones posteriores.
APLICACIONES.
En opinión de José Luis Vázquez, jefe del servicio de digestivo del Hospital Juan Canalejo de A Coruña, se trata de «una técnica muy interesante» aplicable a distintos campos, como son «las exploraciones abdominales, pequeñas intervenciones y como apoyo de otros métodos quirúrgicos, tipo la laparoscopia». El experto destaca también su utilidad para el diagnóstico: «Se usará pronto, por ejemplo, para la búsqueda de metástasis abdominales».
Respecto al peligro de complicaciones infecciosas, subraya la necesidad de realizar un importante lavado antibiótico previo, aunque no considera que encierre «excesivos riesgos», puesto que ya se practican métodos similares con otras aplicaciones. Es el caso de la gastrostomía endoscópica percutánea que se aplica para problemas de nutrición y consiste en colocar una sonda que comunica el estómago con el exterior, atravesando la piel, de forma que los alimentos pasen directamente a la cavidad gástrica. No todos los especialistas están de acuerdo. El vicepresidente del Colegio de Cirujanos de Inglaterra expresó hace unos días a la BBC sus dudas sobre la seguridad de la técnica, aunque la calificó de «fascinante».
La introducción de la laparoscopia como método quirúrgico supuso un importante avance. Para realizar un buen número de intervenciones ya no es necesario abrir la pared abdominal, sino que unas pequeñas incisiones son suficientes para acceder a las vísceras. La ventaja es evidente, el trauma es significativamente menor, la recuperación más rápida, existen menos complicaciones posoperatorias y las secuelas estéticas, las cicatrices que quedan, no son ni siquiera comparables.
El nuevo método, bautizado peritoneoscopia transgástrica flexible, representa un paso más en la búsqueda de opciones aún menos agresivas. En este caso se accede al interior de la cavidad abdominal desde la boca y el esófago, atravesando la pared del estómago.
MENOS AGRESIVA.
La agresión externa es menor, pero su punto débil se encuentra en las importantes medidas de esterilidad que se deben tomar con el fin de evitar que se produzcan infecciones. La razón es que, para llegar a las vísceras, una zona estéril, es necesario recorrer el sistema digestivo, que está habitado por un gran número de microorganismos, es decir, una región 'sucia'.
El procedimiento consiste en introducir un endoscopio (una sonda flexible que porta una microcámara que transmite imágenes a un monitor) que lleva incorporados instrumentos quirúrgicos, por la boca hasta llegar al estómago. Una vez allí se practica una incisión en la pared gástrica de un máximo de dos centímetros, a través de la cual se entra al abdomen. A continuación se introduce aire para facilitar la visión y el acceso a las vísceras.
En el estudio publicado en la revista 'Gastrointestinal Endoscopy', los investigadores realizaron una biopsia hepática a seis cerdos con esta técnica. Una vez finalizada la intervención, el endoscopio sale por donde ha entrado, cerrando antes el orificio practicado en el estómago con unas grapas.
Uno de los primeros animales intervenidos desarrolló una infección intraperitoneal, de modo que en los siguientes experimentos se optó por hacer un lavado de estómago con antibióticos antes de la cirugía. El resto de los cerdos no presentó ninguna complicación y en el seguimiento realizado a los 14 días se comprobó que la incisión gástrica estaba completamente curada.
«Puesto que la línea del estómago se repara más rápido que la piel, el tiempo de recuperación debería reducirse», asegura Anthony Kalloo, investigador principal del trabajo. Para este estudio, los científicos emplearon el instrumental que se utiliza habitualmente en las intervenciones, pero esperan desarrollar aparatos especializados para la peritoneoscopia que serán los que se empleen en los ensayos en humanos que tienen previsto para el próximo año.
El mismo equipo investigador ha aplicado la nueva técnica, también en cerdos, para realizar ligaduras de trompas. El procedimiento completo duró 20 minutos y los cinco animales intervenidos se recuperaron rápidamente y sin complicaciones posteriores.
APLICACIONES.
En opinión de José Luis Vázquez, jefe del servicio de digestivo del Hospital Juan Canalejo de A Coruña, se trata de «una técnica muy interesante» aplicable a distintos campos, como son «las exploraciones abdominales, pequeñas intervenciones y como apoyo de otros métodos quirúrgicos, tipo la laparoscopia». El experto destaca también su utilidad para el diagnóstico: «Se usará pronto, por ejemplo, para la búsqueda de metástasis abdominales».
Respecto al peligro de complicaciones infecciosas, subraya la necesidad de realizar un importante lavado antibiótico previo, aunque no considera que encierre «excesivos riesgos», puesto que ya se practican métodos similares con otras aplicaciones. Es el caso de la gastrostomía endoscópica percutánea que se aplica para problemas de nutrición y consiste en colocar una sonda que comunica el estómago con el exterior, atravesando la piel, de forma que los alimentos pasen directamente a la cavidad gástrica. No todos los especialistas están de acuerdo. El vicepresidente del Colegio de Cirujanos de Inglaterra expresó hace unos días a la BBC sus dudas sobre la seguridad de la técnica, aunque la calificó de «fascinante».
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