CAPRICHO / EL REGALO MÁS APETECIBLE Un barco para que gane el Príncipe
LOS EXPERTOS dicen que es «lo más de los más», todo un Fórmula Uno del mar. La embarcación ha costado más de dos millones de euros y la ha pagado una caja de ahorros
El barco que tenemos no es competitivo y hay que cambiarlo. Si no, no podemos hacer nada». El Príncipe Felipe lo advirtió públicamente la temporada pasada. Y ha sido cuestión de dicho y hecho. Cinco meses de trabajo y 2,2 millones de euros (400 millones de pesetas) después, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) ha conseguido un Fórmula Uno del mar. El mejor regalo de Bodas que podía haber soñado el Príncipe de Asturias.
Felipe de Borbón ya lo ha probado. A principios de julio lo estrenó con un segundo puesto en la Copa de la Reina, en aguas de Valencia.Y con él logro la victoria, apenas unos días después en la regata de Tabarca, en Alicante.
Pero será dentro de una semana, en el esperado duelo en la Copa del Rey contra el Bribón capitaneado por su padre, cuando llegue la verdadera puesta de largo.
De momento, el selecto puerto deportivo mallorquín de Portals se ha puesto de punta en blanco para recibir al CAM. Se le ha habilitado un lugar especial para la ocasión. Y los magnates que atracan sus interminables yates en uno de los puertos deportivos considerados entre los más exclusivos del Mediterráneo han tenido que ceder por unos días el protagonismo.
Entre las pulseras y los collares de oro bajo las camisas semiabiertas de los multimillonarios alemanes, los barcos con sus vientres repletos de coches de lujo provenientes de Oriente Medio, las minifaldas de sus decenas de acompañantes y los rostros famosos, lo que verdaderamente deslumbra desde hace días es el casco negro del CAM, con sus reflejos dorados y plateados.
Un espectáculo que se ha convertido en el contrincante más temido que se va a encontrar el laureado Bribón y que aumenta aún más, si cabe, la rivalidad deportiva entre padre e hijo. El próximo 31 de julio comenzará la Copa del Rey, que tendrá lugar hasta el 8 de agosto.
Los expertos califican al CAM como «lo más de lo más». Nunca antes se había construido un barco íntegramente en carbono, en una sola pieza y sin necesidad de un modelo previo. Se abandona la fibra como material prioritario y no se ha necesitado un solo gramo de masilla.
El acabado es tan perfecto que no ha hecho falta recubrirlo de pintura. El color es el del propio carbono que vertebra sus 16,4 metros de eslora y sus 12 toneladas de peso. Las formas de su casco son redondeadas, frente a las rectangulares que presenta el resto de embarcaciones. Y la quilla se hunde tres metros y medio en el agua adoptando una postura revolucionaria en forma de gatillo. Todos los que han visto el velero a pleno rendimiento destacan su rapidez.
El padre de la criatura es Bruce Farr, un neozelandés afincado en EEUU al que avalan más de 40 victorias en campeonatos del mundo. Pero ha sido uno de sus estrechos colaboradores, Jim Schmicker, quien ha llevado sobre sus espaldas todo el trabajo de campo y ha tutelado su obra llegando a ser prácticamente uno más de los miembros de la tripulación.
Al diseño le siguió la tecnología, aportada por el empresario murciano Manuel Torres, la misma que se emplea en la fabricación de aviones.
El resultado es tan novedoso que puede transformar incluso la forma tradicional de navegar. Habitualmente, en los veleros de competición la tripulación se desplaza masivamente hacia una de las bandas para hacer contrapeso, que el barco navegue lo más recto posible y que, en consecuencia, la resistencia con el agua sea menor para alcanzar la mayor velocidad posible. Pues bien, las características del nuevo barco del Príncipe permiten que hasta cuatro tripulantes permanezcan en sus puestos en el interior del barco sin que se resienta un ápice la velocidad.
«Para que la gente se haga una idea, es como si hubiéramos elaborado el chasis del Ferrari de Michael Schumacher», confiesa orgulloso el portavoz de la fábrica que ha dado a luz el invento, Francisco Vidal. Y no menos optimista es uno de los armadores del barco, Kiko Sánchez Luna, que asegura que el CAM «será el punto de partida para construir el barco perfecto».
Hasta el momento sólo un barco ostenta el honor de haber batido a este pura sangre. Se trata del Telefónica Movistar, que superó al CAM en su debut en aguas valencianas. En ese barco estuvo una de las personas que mejor conoce cómo navega la Familia Real.Es el gallego Pedro Campos, que a pesar de la victoria avisa de que el nuevo barco «tiene un potencial desconocido hasta el momento. Si ha conseguido ya un triunfo y un segundo puesto, podemos vaticinar que va a lograr grandes cosas. No es normal a las primeras de cambio obtener tan buenos resultados».
EL TIMONEL
Con una apuesta tan arriesgada y un desembolso económico multimillonario, los mandos de esta joya no se los podían dejar a cualquiera.Y al Heredero le acompañarán en todo momento dos medallistas olímpicos: Fernando León y Kiko Sánchez Luna. El primero patronea junto a Felipe de Borbón la embarcación y le avala su victoria en la clase Tornado en los Juegos de Atlanta de 1996. El segundo también salió por la puerta grande y con otra medalla de oro colgada del cuello en Barcelona '92.
Con esta guardia pretoriana, el Príncipe es, simplemente, el jefe, el que lleva el timón y el que lo patronea. Todos sus compañeros a bordo destacan que continuamente bromea y que con su carácter rompe cualquier protocolo. Pero sobre todo, que es un regatista «de primer nivel».
De lo que haga o deje de hacer su marido a bordo de la nueva envidia del Mediterráneo, doña Letizia Ortiz tomará buena nota desde los pantalanes de Portals. La crisis turística los ha dejado más vacíos que nunca y están esperando la llegada de la pareja como agua de mayo. Y es que el bullicio habitual en estas fechas en torno al puerto deportivo se ha disipado considerablemente como consecuencia del crac de los mercados inglés y alemán.
La familia Real, en cualquier caso, como todos los años, y con una disciplina cuasi militar, seguirá desayunando y comiendo en su restaurante preferido, Flanigan, propiedad de uno de los históricos amigos de Don Juan Carlos. Con el marco incomparable de la bahía de Palma, con unas medidas de seguridad nunca vistas en la isla hasta el momento y con un tiempo idílico, sólo restan los éxitos deportivos para que le pongan el broche de oro al primer verano de la era Letizia.
De ello dependerá mucho el resultado del esperado duelo del Bribón contra el CAM. Pedro Campos, habitual compañero de Don Juan Carlos en el Bribón lanza un aviso a la tripulación del nuevo barco: «Cuidado con los vientos flojos». Según Campos, «tecnológicamente el barco del Príncipe es el mejor de todos», pero advierte de que si decae la fuerza del viento, «el Bribón ya ha demostrado que es el más competitivo».
Éste será el primer y puede que único gran reto del barco del Príncipe. Los grandes armadores de la flota española de cruceros han pactado crear una nueva clase de veleros, los Transpac 52, que, en apenas un año, podrían dejar obsoleto al CAM y convertir la joya de la corona en una auténtica pieza de museo.
El barco que tenemos no es competitivo y hay que cambiarlo. Si no, no podemos hacer nada». El Príncipe Felipe lo advirtió públicamente la temporada pasada. Y ha sido cuestión de dicho y hecho. Cinco meses de trabajo y 2,2 millones de euros (400 millones de pesetas) después, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) ha conseguido un Fórmula Uno del mar. El mejor regalo de Bodas que podía haber soñado el Príncipe de Asturias.
Felipe de Borbón ya lo ha probado. A principios de julio lo estrenó con un segundo puesto en la Copa de la Reina, en aguas de Valencia.Y con él logro la victoria, apenas unos días después en la regata de Tabarca, en Alicante.
Pero será dentro de una semana, en el esperado duelo en la Copa del Rey contra el Bribón capitaneado por su padre, cuando llegue la verdadera puesta de largo.
De momento, el selecto puerto deportivo mallorquín de Portals se ha puesto de punta en blanco para recibir al CAM. Se le ha habilitado un lugar especial para la ocasión. Y los magnates que atracan sus interminables yates en uno de los puertos deportivos considerados entre los más exclusivos del Mediterráneo han tenido que ceder por unos días el protagonismo.
Entre las pulseras y los collares de oro bajo las camisas semiabiertas de los multimillonarios alemanes, los barcos con sus vientres repletos de coches de lujo provenientes de Oriente Medio, las minifaldas de sus decenas de acompañantes y los rostros famosos, lo que verdaderamente deslumbra desde hace días es el casco negro del CAM, con sus reflejos dorados y plateados.
Un espectáculo que se ha convertido en el contrincante más temido que se va a encontrar el laureado Bribón y que aumenta aún más, si cabe, la rivalidad deportiva entre padre e hijo. El próximo 31 de julio comenzará la Copa del Rey, que tendrá lugar hasta el 8 de agosto.
Los expertos califican al CAM como «lo más de lo más». Nunca antes se había construido un barco íntegramente en carbono, en una sola pieza y sin necesidad de un modelo previo. Se abandona la fibra como material prioritario y no se ha necesitado un solo gramo de masilla.
El acabado es tan perfecto que no ha hecho falta recubrirlo de pintura. El color es el del propio carbono que vertebra sus 16,4 metros de eslora y sus 12 toneladas de peso. Las formas de su casco son redondeadas, frente a las rectangulares que presenta el resto de embarcaciones. Y la quilla se hunde tres metros y medio en el agua adoptando una postura revolucionaria en forma de gatillo. Todos los que han visto el velero a pleno rendimiento destacan su rapidez.
El padre de la criatura es Bruce Farr, un neozelandés afincado en EEUU al que avalan más de 40 victorias en campeonatos del mundo. Pero ha sido uno de sus estrechos colaboradores, Jim Schmicker, quien ha llevado sobre sus espaldas todo el trabajo de campo y ha tutelado su obra llegando a ser prácticamente uno más de los miembros de la tripulación.
Al diseño le siguió la tecnología, aportada por el empresario murciano Manuel Torres, la misma que se emplea en la fabricación de aviones.
El resultado es tan novedoso que puede transformar incluso la forma tradicional de navegar. Habitualmente, en los veleros de competición la tripulación se desplaza masivamente hacia una de las bandas para hacer contrapeso, que el barco navegue lo más recto posible y que, en consecuencia, la resistencia con el agua sea menor para alcanzar la mayor velocidad posible. Pues bien, las características del nuevo barco del Príncipe permiten que hasta cuatro tripulantes permanezcan en sus puestos en el interior del barco sin que se resienta un ápice la velocidad.
«Para que la gente se haga una idea, es como si hubiéramos elaborado el chasis del Ferrari de Michael Schumacher», confiesa orgulloso el portavoz de la fábrica que ha dado a luz el invento, Francisco Vidal. Y no menos optimista es uno de los armadores del barco, Kiko Sánchez Luna, que asegura que el CAM «será el punto de partida para construir el barco perfecto».
Hasta el momento sólo un barco ostenta el honor de haber batido a este pura sangre. Se trata del Telefónica Movistar, que superó al CAM en su debut en aguas valencianas. En ese barco estuvo una de las personas que mejor conoce cómo navega la Familia Real.Es el gallego Pedro Campos, que a pesar de la victoria avisa de que el nuevo barco «tiene un potencial desconocido hasta el momento. Si ha conseguido ya un triunfo y un segundo puesto, podemos vaticinar que va a lograr grandes cosas. No es normal a las primeras de cambio obtener tan buenos resultados».
EL TIMONEL
Con una apuesta tan arriesgada y un desembolso económico multimillonario, los mandos de esta joya no se los podían dejar a cualquiera.Y al Heredero le acompañarán en todo momento dos medallistas olímpicos: Fernando León y Kiko Sánchez Luna. El primero patronea junto a Felipe de Borbón la embarcación y le avala su victoria en la clase Tornado en los Juegos de Atlanta de 1996. El segundo también salió por la puerta grande y con otra medalla de oro colgada del cuello en Barcelona '92.
Con esta guardia pretoriana, el Príncipe es, simplemente, el jefe, el que lleva el timón y el que lo patronea. Todos sus compañeros a bordo destacan que continuamente bromea y que con su carácter rompe cualquier protocolo. Pero sobre todo, que es un regatista «de primer nivel».
De lo que haga o deje de hacer su marido a bordo de la nueva envidia del Mediterráneo, doña Letizia Ortiz tomará buena nota desde los pantalanes de Portals. La crisis turística los ha dejado más vacíos que nunca y están esperando la llegada de la pareja como agua de mayo. Y es que el bullicio habitual en estas fechas en torno al puerto deportivo se ha disipado considerablemente como consecuencia del crac de los mercados inglés y alemán.
La familia Real, en cualquier caso, como todos los años, y con una disciplina cuasi militar, seguirá desayunando y comiendo en su restaurante preferido, Flanigan, propiedad de uno de los históricos amigos de Don Juan Carlos. Con el marco incomparable de la bahía de Palma, con unas medidas de seguridad nunca vistas en la isla hasta el momento y con un tiempo idílico, sólo restan los éxitos deportivos para que le pongan el broche de oro al primer verano de la era Letizia.
De ello dependerá mucho el resultado del esperado duelo del Bribón contra el CAM. Pedro Campos, habitual compañero de Don Juan Carlos en el Bribón lanza un aviso a la tripulación del nuevo barco: «Cuidado con los vientos flojos». Según Campos, «tecnológicamente el barco del Príncipe es el mejor de todos», pero advierte de que si decae la fuerza del viento, «el Bribón ya ha demostrado que es el más competitivo».
Éste será el primer y puede que único gran reto del barco del Príncipe. Los grandes armadores de la flota española de cruceros han pactado crear una nueva clase de veleros, los Transpac 52, que, en apenas un año, podrían dejar obsoleto al CAM y convertir la joya de la corona en una auténtica pieza de museo.
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