De Madrid a Houston
DIAGNÓSTICO
Las declaraciones de Rocío Jurado en las que reconocía que tenía un cáncer de páncreas deben ser valoradas de forma positiva. Es una decisión que, viniendo de alguien tan popular, ayudará a desmitificar una patología que sigue provocando demasiados temores y ansiedades entre la sociedad española. Todavía se escriben esquelas y obituarios señalando que el difunto que se alude en ellas falleció tras «una larga y penosa enfermedad». Parece que la palabra cáncer sigue siendo tabú. La artista también ha reconocido que le han extirpado un tumor pancreático en una operación compleja y de alto riesgo. Un hecho a destacar es que la cirugía ha sido realizada en una institución privada de alto nivel, que puede abordar problemas muy graves de salud con las mismas garantías de éxito que las que ofrecían, hace algunos años, casi únicamente los grandes centros públicos. En la sanidad del siglo XXI, la dualidad antagónica de hospitales públicos o privados quedará obsoleta. Sanidad deberá haber sólo una: la mejor que se pueda conseguir. Y para todos, sin que se discrimine en función de la cuenta corriente de cada enfermo.
TRATAMIENTO
. La cantante ha agradecido a sus doctores los cuidados recibidos y, aunque ha dicho que podría seguir el tratamiento aquí, ha optado por continuarlo en uno de los mejores hospitales del mundo, el MD Anderson de Houston (EEUU). No hay nada que objetar a esa decisión. Sólo reflexionar sobre que, una vez más, un famoso se marcha al extranjero. En el aire permanece la pregunta: ¿por qué no existe en España todavía una institución oncológica de corte parecido al del MD Anderson texano o al del Memorial Sloan-Kettering neoyorquino? No es la primera vez que en estas mismas páginas se insiste en la necesidad que tiene nuestro país de crear, al menos, un gran centro integral para tratar el cáncer. La complejidad de esta patología lo hace necesario. Así, los españoles que no sean millonarios podrán estar seguros de que carece de sentido cruzar el Atlántico.
Las declaraciones de Rocío Jurado en las que reconocía que tenía un cáncer de páncreas deben ser valoradas de forma positiva. Es una decisión que, viniendo de alguien tan popular, ayudará a desmitificar una patología que sigue provocando demasiados temores y ansiedades entre la sociedad española. Todavía se escriben esquelas y obituarios señalando que el difunto que se alude en ellas falleció tras «una larga y penosa enfermedad». Parece que la palabra cáncer sigue siendo tabú. La artista también ha reconocido que le han extirpado un tumor pancreático en una operación compleja y de alto riesgo. Un hecho a destacar es que la cirugía ha sido realizada en una institución privada de alto nivel, que puede abordar problemas muy graves de salud con las mismas garantías de éxito que las que ofrecían, hace algunos años, casi únicamente los grandes centros públicos. En la sanidad del siglo XXI, la dualidad antagónica de hospitales públicos o privados quedará obsoleta. Sanidad deberá haber sólo una: la mejor que se pueda conseguir. Y para todos, sin que se discrimine en función de la cuenta corriente de cada enfermo.
TRATAMIENTO
. La cantante ha agradecido a sus doctores los cuidados recibidos y, aunque ha dicho que podría seguir el tratamiento aquí, ha optado por continuarlo en uno de los mejores hospitales del mundo, el MD Anderson de Houston (EEUU). No hay nada que objetar a esa decisión. Sólo reflexionar sobre que, una vez más, un famoso se marcha al extranjero. En el aire permanece la pregunta: ¿por qué no existe en España todavía una institución oncológica de corte parecido al del MD Anderson texano o al del Memorial Sloan-Kettering neoyorquino? No es la primera vez que en estas mismas páginas se insiste en la necesidad que tiene nuestro país de crear, al menos, un gran centro integral para tratar el cáncer. La complejidad de esta patología lo hace necesario. Así, los españoles que no sean millonarios podrán estar seguros de que carece de sentido cruzar el Atlántico.
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