La historia interminable de la presa de Castrovido
Estos pueblos se encuentran diseminados a ambos lados del cauce del río Arlanza y su actividad depende del comportamiento de sus aguas. Por eso, miles de personas están pendientes de la decisión del Ministerio de Medio Ambiente y de su titular, Cristina Narbona, respecto a la altura definitiva que tendrá el muro de contención de esta infraestructura.
En cada pueblo de la cuenca tienen su historia, su punto de vista sobre el conflicto y sus fotografías que recuerdan las terribles crecidas del Arlanza de 1995 y 1997.
Puentedura fue quizá el pueblo que más sufrió el descontrol de ambas riadas. Sus 140 habitantes también guardan las instantáneas en las que se observa cómo el río discurre por las calles hasta llegar hasta las rodillas de los que aún se atrevían a entrar en las plantas bajas para intentar rescatar alguno de los enseres. Isidro Ortega tiene 75 años y muestra la marca de humedad que señala hasta dónde llegó el agua y que le obligó a evacuar a su familia, a sus nueve vacas lecheras y los cerdos que tenía en los establos. «Durante una semana tuvimos que vivir en casas de vecinos y apañándonos como podíamos», recuerda mientras aumenta su crispación al rememorar aquellos días.
la cara del conflicto. Dositeo Martín es un hombre conocido en la zona porque fue alcalde (independiente) de Santamaría del Campo y presidente de la Mancomunidad durante doce años, pero pasaría desapercibido si no fuese porque se ha convertido en presidente de la Comisión de Seguimiento de la Presa de Castrovido y, por ello, en la cara del conflicto.
Se confiesa «más liberal que conservador» reconoce que se manifestó contra las decisiones del Gobierno cuando gobernaba el Partido Popular y que ahora lo hace contra el PSOE porque «ante todo está mi pueblo, mi comarca, mi provincia y mi Comunidad», señala. Dositeo manifiesta que en alguna ocasión ha pensado en olvidarse de todo este conflicto y dedicarse únicamente a su familia y sus explotaciones agrarias.
en contra. Frente a esta postura, está la de los pueblos de la cuenca alta, que se muestran contrarios a la construcción de la presa. Es el caso de Palacios de la Sierra, que forma parte de la Plataforma Salvemos el Arlanza que aglutina, además, a la Agrupación Cívica Salense (ACS), la Fundación para la Nueva Cultura del Agua (FNCA), Ecologistas en Acción, Greenpeace y la Asociación de Defensa del Medio de Palacios de la Sierra (Adempa). En la fachada del Ayuntamiento de Palacios cuelga un cartel desde 1997 que reza: Palacios unido contra el pantano de Castrovido. Precisamente, fue en esa fecha cuando nació Adempa, una organización cívica que recogió el sentir de los habitantes de la zona que se oponen a la construcción de la obra. Los argumentos del colectivo que representa en multitud de informes y estudios hidrogeológicos firmados por prestigiosos estudiosos. Entre los aspectos que señala está la consideración de que la presa regulará a la altura de Castrovido unos 70 metros cúbicos por segundo, cuando el río llega a su encuentro con el Pisuerga con unos 900. Es decir, la presa regula una mínima parte del caudal del Arlanza y «no solucionaría los problemas de crecidas».
Por lo suyo
En Salas de los Infantes, su joven alcalde, Fernando Castaño (PP), considera necesaria la obra para regular las crecidas, porque «para algunos será un fenómeno puntual, pero para otros es una tragedia casi cada invierno». En su opinión, hay «unanimidad» en los pueblos de la zona para que se ponga en marcha el proyecto respetando la cota inicial.
Sara Esteban también es alcaldesa del PP, concretamente de Palenzuela, localidad ubicada en la cuenca baja de Arlanza.
Ella es novata en esto de la política pero tiene claro que «hay que defender» los recursos agrícolas de la zona. En su núcleo se estudia la posibilidad de lograr un distintivo de calidad para la cebolla. También subraya que la vecina localidad de Torquemada destaca por su excelentes pimientos, pero también se pregunta que «quién se va a atrever a sembrar si las riadas se lo acaban llevando absolutamente todo».
En cada pueblo de la cuenca tienen su historia, su punto de vista sobre el conflicto y sus fotografías que recuerdan las terribles crecidas del Arlanza de 1995 y 1997.
Puentedura fue quizá el pueblo que más sufrió el descontrol de ambas riadas. Sus 140 habitantes también guardan las instantáneas en las que se observa cómo el río discurre por las calles hasta llegar hasta las rodillas de los que aún se atrevían a entrar en las plantas bajas para intentar rescatar alguno de los enseres. Isidro Ortega tiene 75 años y muestra la marca de humedad que señala hasta dónde llegó el agua y que le obligó a evacuar a su familia, a sus nueve vacas lecheras y los cerdos que tenía en los establos. «Durante una semana tuvimos que vivir en casas de vecinos y apañándonos como podíamos», recuerda mientras aumenta su crispación al rememorar aquellos días.
la cara del conflicto. Dositeo Martín es un hombre conocido en la zona porque fue alcalde (independiente) de Santamaría del Campo y presidente de la Mancomunidad durante doce años, pero pasaría desapercibido si no fuese porque se ha convertido en presidente de la Comisión de Seguimiento de la Presa de Castrovido y, por ello, en la cara del conflicto.
Se confiesa «más liberal que conservador» reconoce que se manifestó contra las decisiones del Gobierno cuando gobernaba el Partido Popular y que ahora lo hace contra el PSOE porque «ante todo está mi pueblo, mi comarca, mi provincia y mi Comunidad», señala. Dositeo manifiesta que en alguna ocasión ha pensado en olvidarse de todo este conflicto y dedicarse únicamente a su familia y sus explotaciones agrarias.
en contra. Frente a esta postura, está la de los pueblos de la cuenca alta, que se muestran contrarios a la construcción de la presa. Es el caso de Palacios de la Sierra, que forma parte de la Plataforma Salvemos el Arlanza que aglutina, además, a la Agrupación Cívica Salense (ACS), la Fundación para la Nueva Cultura del Agua (FNCA), Ecologistas en Acción, Greenpeace y la Asociación de Defensa del Medio de Palacios de la Sierra (Adempa). En la fachada del Ayuntamiento de Palacios cuelga un cartel desde 1997 que reza: Palacios unido contra el pantano de Castrovido. Precisamente, fue en esa fecha cuando nació Adempa, una organización cívica que recogió el sentir de los habitantes de la zona que se oponen a la construcción de la obra. Los argumentos del colectivo que representa en multitud de informes y estudios hidrogeológicos firmados por prestigiosos estudiosos. Entre los aspectos que señala está la consideración de que la presa regulará a la altura de Castrovido unos 70 metros cúbicos por segundo, cuando el río llega a su encuentro con el Pisuerga con unos 900. Es decir, la presa regula una mínima parte del caudal del Arlanza y «no solucionaría los problemas de crecidas».
Por lo suyo
En Salas de los Infantes, su joven alcalde, Fernando Castaño (PP), considera necesaria la obra para regular las crecidas, porque «para algunos será un fenómeno puntual, pero para otros es una tragedia casi cada invierno». En su opinión, hay «unanimidad» en los pueblos de la zona para que se ponga en marcha el proyecto respetando la cota inicial.
Sara Esteban también es alcaldesa del PP, concretamente de Palenzuela, localidad ubicada en la cuenca baja de Arlanza.
Ella es novata en esto de la política pero tiene claro que «hay que defender» los recursos agrícolas de la zona. En su núcleo se estudia la posibilidad de lograr un distintivo de calidad para la cebolla. También subraya que la vecina localidad de Torquemada destaca por su excelentes pimientos, pero también se pregunta que «quién se va a atrever a sembrar si las riadas se lo acaban llevando absolutamente todo».
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