¡Que no se le pase el arroz!
Ángela Molina, Ana Rosa Quintana, Geena Davis, Madonna... todas ellas y muchas otras mujeres anónimas tienen algo en común: han desafiado a las leyes de la Naturaleza y han decidio ser madres cumplidos los 40. La edad en la que las féminas de los países occidentales deciden tener su primer hijo se retrasa de año en año. Y ya desde 1997 son las españolas las que más tiempo resisten sin dejarse tentar por el 'reloj biológico': mientras que la media en Europa se sitúa a los 29,5 años aquí está en los 30,7. Pero pese al sinfín de argumentos que justifican esta tardanza (emparejamientos tardíos, incorporación al mundo laboral, dificultad para conciliar el trabajo y la vida familiar, problemas económicos, difícil acceso a la vivienda) el deseo de ser madre a última hora no siempre se acompaña de éxito.
Todos los especialistas consultados por SALUD coinciden en que, sin lugar a dudas, la edad idónea para tener descendencia se sitúa entre los 25 y los 35, incluso alguno de ellos adelanta esta fecha a entre los 20 y los 30. Cada nuevo cumpleaños tras la celebración de los 35 supone claramente menor tasa de fertilidad, más probabilidades de aborto espontáneo y de defectos congénitos en los bebés. Sin embargo, la tendencia a apurar el tiempo hasta poco antes de la 'fecha de caducidad' parece no tener vuelta atrás. «Cada año que pasa estamos observando un aumento en la edad de la futura madre, de hecho en nuestro centro [el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI)] el 30% de las que acuden en busca de terapia es mayor de 40 años», señala Agustín Ballesteros, director del IVI en Barcelona. Teresa, nombre ficticio de una mujer de 46 años que desea ocultar su identidad, ha relatado a este suplemento su experiencia y las razones que la llevaron a ser madre, por primera vez, hace cuatro años. «No tenía una situación económica estable, lo que me obligó a posponer mi maternidad. Me costó más de nueve meses quedarme embarazadas pero al final lo logré. Me encontraba bien de salud, pero tuve que someterme a una amniocentesis para descartar que el feto tuviera problemas. Ya no voy a tener otro. Si hubiera empezado antes, sí me habría gustado tener más descendencia». El caso de Teresa se asemeja al de otras muchas. Lo demuestran los datos de la Encuesta de Fecundidad de 1999 del Instituto Nacional de Estadística -realizada con 7.794 mujeres de entre 15 y 49- en la que un 9% reconoció no tener más descendencia por «demasiada edad».
Es más, tal y como apunta José Luis Ballesta, presidente de la Sociedad Española de Andrología, «cada vez estamos ante más casos de problemas reproductivos debido al incremento de la edad tanto de la madre como del padre». Pero la ciencia está poniendo a disposición de las parejas nuevos métodos que permiten saltarse la barrera cronológica. Desde la fecundación 'in vitro' (FIV), hasta la congelación de óvulos, pasando por las células madre. Ayer, el IVI anunció la puesta en marcha del primer banco de tejido ovárico nacional en el Hospital Peset de Valencia, lo que facilita no sólo que una mujer preserve su fertilidad, sino que muchas otras que tienen que someterse a tratamientos agresivos (como terapias contra el cáncer) que pueden dejarlas estériles conserven su opción de aumentar la familia. No obstante, esta semana dos artículos en sendas revistas científicas recuerdan los inconvenientes de prolongar sin límite la edad en la que se traen hijos al mundo.
'Avanzando en la edad materna: cuándo ser mayor es demasiado mayor.' Así titula Linda Heffner, del departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de Boston (EEUU) un artículo que recoge la última edición de la revista 'The New England Journal of Medicine'.
En él se refleja que el número de hijos por cada 1.000 mujeres de entre 35 y 39 años se ha incrementado en un 36% de 1991 a 2001 y en un 70% entre las de 40 y 44. Por otro lado, se enumeran las consecuencias que tiene en la fertilidad cumplir años y, finalmente, se recuerda que «la década entre los 25 y los 35 años es la ideal para ser madre».
Los motivos de esta recomendación: «Generalmente, la educación de la mujer se ha completado, ya ha logrado experiencia en su vida laboral y el embarazo es seguro», apunta Heffner.
Sin embargo, la Naturaleza 't'iene su propia 'explicación' por la que los embarazos deben darse en mujeres jóvenes. Todas nacen con 400.000 óvulos, aproximadamente y cada mes se pierde un porcentaje de ellos. Así, por poner un ejemplo, mientras que las féminas de entre 18 y 24 años poseen 200.000; las de entre 25 y 31 cuentan con 75.000, y cuando llegan a los 45, la 'reserva' sólo asciende a 10.000. «La capacidad de embarazo disminuye claramente con la edad. A partir de los 35 decrece significativamente», recuerda Roberto Matorras, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad y jefe de la Unidad de Reproducción del Hospital de Cruces de Bilbao.
El experto, coincidiendo con la especialista de Boston, insiste en que «en nuestro medio, el momento ideal de embarazo está entre los 25 y los 35 años». Sin embargo, las españolas casi no tienen hijos (una media de 1,2 por mujer, récord mundial de natalidad baja) y, cuando se deciden engendrarlos, es cada vez más cerca de la menopausia. De hecho, el 11% de las parejas tiene su primer vástago cumplidos los 35.
ELLOS
Pero a mayor retraso, menor oportunidad de embarazo: entre las parejas jóvenes con una fertilidad normal, las posibilidades de concebir son de hasta un 30% por cada mes que lo intentan. Por el contrario, cuando la mujer alcanza la treintena esta probabilidad desciende hasta un 10%-15% y, cerca de la cuarta década de la vida, el porcentaje es sólo del 5%. En España hay 800.000 parejas en edad fértil con problemas de esterilidad, un 25% más que hace una década.
Y no sólo el envejecimiento del sexo femenino es responsable de los problemas de reproducción, el masculino lleva su parte de 'carga.' «Cuanto mayor es la mujer menos fértil y, por tanto, necesita más espermatozoides para lograr un embarazo. Sin embargo, está demostrado que aunque la fertilidad del varón se prolonga más, pero a costa de que decrecen los espermatozoides y la movilidad y la calidad de los mismos», aclara el doctor Ballesta. De hecho, un estudio publicado en 'Human Reproduction' señala que cumplir años tiene un gran impacto en la movilidad de los espermatozoides, que se reduce un 0,7% al año.
Es decir, tal y como queda reflejado en el trabajo, entre los participantes con 22 años, sólo el 25% de los espermatozoides tenía una movilidad anormal, pero este porcentaje aumentaba al 40% a los de 30 años, mientras que para los de 40 y los de 60 se situaba en el 60% y el 85%, respectivamente.
«Este es uno de los motivos por los que en los bancos de semen se prefiere a donantes jóvenes», aclara el presidente de la Sociedad Española de Andrología. El paso del tiempo, y sus consecuencias, no es la única premisa que esgrimen los especialistas para apoyar gestaciones a edades más tempranas. Los factores de riesgo - fundamentalmente dos- son el otro pilar de su defensa. El primero de ellos es el número de abortos espontáneos. «Mientras que el porcentaje es del 10% cuando la futura madre tiene 20 años, esta cifra aumenta hasta cerca de un 90% en las de 45 o más», se aclara en el artículo del 'New England'. Una idea de la que también se hace eco el artículo especial, 'Fertilidad: fronteras de la reproducción' que recoge el último de 'Nature'.
El segundo motivo es que las probabilidades de aumento de anomalías cromosómicas. Para la doctora María Jesús Cancebo, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Guadalajara, «a las malformaciones en los fetos, como el síndrome de Down, cuya incidencia se va elevando con la edad, se suman las patologías propias del paso del tiempo, como la hipertensión, la diabetes o los miomas uterinos que pueden afectar a la madre.
Todo ello hace que, desde el punto de vista obstétrico, se defienda una maternidad entre los 20 y los 30 años, como mucho hasta los 35, pero la realidad es que atendemos cada vez a más mujeres mayores. Aunque en estos casos hay que actuar de forma distinta, y tratar de aplicar pruebas, como las de diagnóstico prenatal, las cosas no tienen porqué ir siempre mal. A estas mujeres las podemos ayudar».
El mismo mensaje envía José Manuel Bajo Arenas, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), al defender que «tan importante es recordar que la obligación y el papel de los médicos es advertir e informar de los riesgos de ser madre añosa, como ayudarlas con las nuevas técnicas a que se produzcan embarazos de fetos sanos».
LA ÚLTIMA OPCIÓN
Para las que deciden esperar hasta el final y ya están experimentando los fallos en su fertilidad, los métodos de reproducción asistida ofrecen una última alternativa.
Las interesadas tienen a su disposición 126 centros españoles (sólo 21 de ellos son públicos), pero tendrán que afrontar facturas que van desde 3.000 a 6.000 euros por cada ciclo terapéutico (para conseguir un embarazo se pueden emplear hasta seis de ellos) y, a lo peor, no ven cumplido su deseo.
Científicos de la Universidad de Tel Aviv (Israel), publicaron un estudio en 'Fertility and Sterility' con casi 400 mujeres de 41 años o más que trataban de quedarse embarazadas mediante el uso de FIV. Al cabo de cinco años de seguimiento, sólo un 5% logró ser madre. Otros inconvenientes son el riesgo de embarazo múltiple, de cesáreas o de niños de bajo peso, entre otros.
Agustín Ballesteros explica, en cambio, que las tasas de éxito de la FIV, «son similares a las que obtenemos si el embarazo fuera natural. En las de menos de 40 años estamos logrando un 50%, pero el porcentaje se reduce al 30% para las que sobrepasan esta edad». Una técnica que ayuda a elevar el éxito es el diagnóstico preimplantacional.
«A partir de los 40 años aconsejamos el análisis de los embriones antes de implantarlos porque así hay menos riesgo de anomalías y de aborto», insiste. De hecho, un estudio llevado a cabo por el IVI de Barcelona constata «la tasa de abortos fue de hasta un 40% entre las que no se sometieron al diagnóstico».
Además, y según este experto, esta técnica facilita una información muy importante, «porque podemos observar si merece la pena seguir transfiriendo embriones o si todos van a ser defectuosos, por lo que nos planteamos recurrir a otros métodos, como óvulos de donante».
En este sentido,Ballesta recuerda que si «se utiliza un óvulo de una mujer de 20 años, en una de 50 o 60 el riesgo de malformaciones es mínimo, pero surge el dilema de aplicarlo a mujeres mayores, que en lugar de madres van a ser abuelas.
Gráfico en PDF: Ser madre después de los 40
Óvulos, tejido ovárico, células madre...¿Hasta dónde?
A finales del pasado septiembre nacía en un hospital belga Tamara, una niña de 3,75 kilos cuya madre se convertió en la primera mujer del mundo en tener descendencia tras recibir un autotrasplante de tejido ovárico. Ouarda Touirat tenía 25 años cuando le diagnosticaron un linfoma de Hodking en estado muy avanzado. Los médicos decidieron, para conservar su capacidad reproductiva, extraer pequeñas muestras de tejido óvarico que, posteriormente fueron congeladas.
En 2002, cuando superó la enfermedad, recibió un implante del tejido congelado y 11 meses después tuvo a su hija.
Ahora, las españolas que deseen preservar su fertilidad, bien porque quieren postergar la edad de tener descendencia o bien, como Touirat, sufren una enfermedad que les puede dejar estériles ya pueden recurrir al primer banco de tejido ovárico que abre sus puertas dentro de nuestras fronteras.
Así lo anunció ayer Antonio Pellicer, co-director del IVI, durante la celebración del congreso de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia que se ha llevado a cabo esta semana en Barcelona.
Este especialista insistió en que el banco estará ubicado en el Hospital Peset de Valencia y que ofrece una esperanza a las mujeres que, por ejemplo, tengan cáncer. Recordó que se ha demostrado que el proceso de congelación y descongelación no afecta negativamente al tejido y que la mejor forma de mantener la función hormonal en la paciente y lograr un embarazo natural es mediante el trasplante de tejido ovárico.
La ciencia está abriendo cada vez más caminos para preservar la capacidad reproductiva de los seres humanos. En esta línea, una de las mayores esperanzas está depositada en las infinitas posibilidades que ofrecen las células madre.
De hecho, ya hay trabajos, como uno reciente publicado en 'Human Reproduction' en el que se ha demostrado en un grupo de ratones macho que el trasplante de células madre congeladas ayudó a recuperar la fertilidad. Aunque la técnica sólo se ha verificado en animales, los científicos esperan que pueda convertirse en una buena alternativa para algunos casos de esterilidad en humanos.
Asimismo, científicos de la Universidad de Pensilvania (EEUU) y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia han constatado ya, tal y como se recogía en mayo de 2003 en 'Science', que las células madre embrionarias pueden transformarse en óvulos. Mientras que estos hallazgos evolucionan hasta poder aplicarse a hombres y mujeres, el uso de óvulos congelados está permitiendo a muchas parejas tener descendencia.
Preserva tu fertilidad
La edad no es la única barrera que puede impedir a una mujer ser madre. Hay otros factores que se deben tener en cuenta si se desea preservar la fertilidad.
Tabaco. Fumar puede afectar seriamente la capacidad para engendrar hijos. El tabaco daña los ovarios y causa un rápido «agotamiento» de los óvulos. Además, eleva las probabilidades de aborto. En el varón, también afecta al número y a la movilidad de los espermatozoides.
Peso. Tal y como recoge la Sociedad Americana de Reproducción Humana, «más de un 20% de las mujeres tiene problemas de fertilidad como resultado de trastornos con el peso, que cuando se corrigen permiten embarazos de forma espontánea». De hecho, tanto el exceso como el defecto de kilos pueden provocar infertilidad.
Infecciones. Las enfermedades de transmisión sexual, como la clamidia, la gonorrea, el virus papiloma humano o el herpes, pueden causar enfermedad pélvica inflamatoria y esterilidad. Use el preservativo cuando no quiera quedarse embarazada.
Visitas al médico. Las consultas periódicas al ginecólogo pueden ayudar a prevenir o detectar problemas reproductivos, como la endometriosis, miomas u ovarios poliquísticos. Se debe acudir al especialista siempre que las menstruaciones sean irregulares y muy dolorosas.
Todos los especialistas consultados por SALUD coinciden en que, sin lugar a dudas, la edad idónea para tener descendencia se sitúa entre los 25 y los 35, incluso alguno de ellos adelanta esta fecha a entre los 20 y los 30. Cada nuevo cumpleaños tras la celebración de los 35 supone claramente menor tasa de fertilidad, más probabilidades de aborto espontáneo y de defectos congénitos en los bebés. Sin embargo, la tendencia a apurar el tiempo hasta poco antes de la 'fecha de caducidad' parece no tener vuelta atrás. «Cada año que pasa estamos observando un aumento en la edad de la futura madre, de hecho en nuestro centro [el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI)] el 30% de las que acuden en busca de terapia es mayor de 40 años», señala Agustín Ballesteros, director del IVI en Barcelona. Teresa, nombre ficticio de una mujer de 46 años que desea ocultar su identidad, ha relatado a este suplemento su experiencia y las razones que la llevaron a ser madre, por primera vez, hace cuatro años. «No tenía una situación económica estable, lo que me obligó a posponer mi maternidad. Me costó más de nueve meses quedarme embarazadas pero al final lo logré. Me encontraba bien de salud, pero tuve que someterme a una amniocentesis para descartar que el feto tuviera problemas. Ya no voy a tener otro. Si hubiera empezado antes, sí me habría gustado tener más descendencia». El caso de Teresa se asemeja al de otras muchas. Lo demuestran los datos de la Encuesta de Fecundidad de 1999 del Instituto Nacional de Estadística -realizada con 7.794 mujeres de entre 15 y 49- en la que un 9% reconoció no tener más descendencia por «demasiada edad».
Es más, tal y como apunta José Luis Ballesta, presidente de la Sociedad Española de Andrología, «cada vez estamos ante más casos de problemas reproductivos debido al incremento de la edad tanto de la madre como del padre». Pero la ciencia está poniendo a disposición de las parejas nuevos métodos que permiten saltarse la barrera cronológica. Desde la fecundación 'in vitro' (FIV), hasta la congelación de óvulos, pasando por las células madre. Ayer, el IVI anunció la puesta en marcha del primer banco de tejido ovárico nacional en el Hospital Peset de Valencia, lo que facilita no sólo que una mujer preserve su fertilidad, sino que muchas otras que tienen que someterse a tratamientos agresivos (como terapias contra el cáncer) que pueden dejarlas estériles conserven su opción de aumentar la familia. No obstante, esta semana dos artículos en sendas revistas científicas recuerdan los inconvenientes de prolongar sin límite la edad en la que se traen hijos al mundo.
'Avanzando en la edad materna: cuándo ser mayor es demasiado mayor.' Así titula Linda Heffner, del departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de Boston (EEUU) un artículo que recoge la última edición de la revista 'The New England Journal of Medicine'.
En él se refleja que el número de hijos por cada 1.000 mujeres de entre 35 y 39 años se ha incrementado en un 36% de 1991 a 2001 y en un 70% entre las de 40 y 44. Por otro lado, se enumeran las consecuencias que tiene en la fertilidad cumplir años y, finalmente, se recuerda que «la década entre los 25 y los 35 años es la ideal para ser madre».
Los motivos de esta recomendación: «Generalmente, la educación de la mujer se ha completado, ya ha logrado experiencia en su vida laboral y el embarazo es seguro», apunta Heffner.
Sin embargo, la Naturaleza 't'iene su propia 'explicación' por la que los embarazos deben darse en mujeres jóvenes. Todas nacen con 400.000 óvulos, aproximadamente y cada mes se pierde un porcentaje de ellos. Así, por poner un ejemplo, mientras que las féminas de entre 18 y 24 años poseen 200.000; las de entre 25 y 31 cuentan con 75.000, y cuando llegan a los 45, la 'reserva' sólo asciende a 10.000. «La capacidad de embarazo disminuye claramente con la edad. A partir de los 35 decrece significativamente», recuerda Roberto Matorras, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad y jefe de la Unidad de Reproducción del Hospital de Cruces de Bilbao.
El experto, coincidiendo con la especialista de Boston, insiste en que «en nuestro medio, el momento ideal de embarazo está entre los 25 y los 35 años». Sin embargo, las españolas casi no tienen hijos (una media de 1,2 por mujer, récord mundial de natalidad baja) y, cuando se deciden engendrarlos, es cada vez más cerca de la menopausia. De hecho, el 11% de las parejas tiene su primer vástago cumplidos los 35.
ELLOS
Pero a mayor retraso, menor oportunidad de embarazo: entre las parejas jóvenes con una fertilidad normal, las posibilidades de concebir son de hasta un 30% por cada mes que lo intentan. Por el contrario, cuando la mujer alcanza la treintena esta probabilidad desciende hasta un 10%-15% y, cerca de la cuarta década de la vida, el porcentaje es sólo del 5%. En España hay 800.000 parejas en edad fértil con problemas de esterilidad, un 25% más que hace una década.
Y no sólo el envejecimiento del sexo femenino es responsable de los problemas de reproducción, el masculino lleva su parte de 'carga.' «Cuanto mayor es la mujer menos fértil y, por tanto, necesita más espermatozoides para lograr un embarazo. Sin embargo, está demostrado que aunque la fertilidad del varón se prolonga más, pero a costa de que decrecen los espermatozoides y la movilidad y la calidad de los mismos», aclara el doctor Ballesta. De hecho, un estudio publicado en 'Human Reproduction' señala que cumplir años tiene un gran impacto en la movilidad de los espermatozoides, que se reduce un 0,7% al año.
Es decir, tal y como queda reflejado en el trabajo, entre los participantes con 22 años, sólo el 25% de los espermatozoides tenía una movilidad anormal, pero este porcentaje aumentaba al 40% a los de 30 años, mientras que para los de 40 y los de 60 se situaba en el 60% y el 85%, respectivamente.
«Este es uno de los motivos por los que en los bancos de semen se prefiere a donantes jóvenes», aclara el presidente de la Sociedad Española de Andrología. El paso del tiempo, y sus consecuencias, no es la única premisa que esgrimen los especialistas para apoyar gestaciones a edades más tempranas. Los factores de riesgo - fundamentalmente dos- son el otro pilar de su defensa. El primero de ellos es el número de abortos espontáneos. «Mientras que el porcentaje es del 10% cuando la futura madre tiene 20 años, esta cifra aumenta hasta cerca de un 90% en las de 45 o más», se aclara en el artículo del 'New England'. Una idea de la que también se hace eco el artículo especial, 'Fertilidad: fronteras de la reproducción' que recoge el último de 'Nature'.
El segundo motivo es que las probabilidades de aumento de anomalías cromosómicas. Para la doctora María Jesús Cancebo, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Guadalajara, «a las malformaciones en los fetos, como el síndrome de Down, cuya incidencia se va elevando con la edad, se suman las patologías propias del paso del tiempo, como la hipertensión, la diabetes o los miomas uterinos que pueden afectar a la madre.
Todo ello hace que, desde el punto de vista obstétrico, se defienda una maternidad entre los 20 y los 30 años, como mucho hasta los 35, pero la realidad es que atendemos cada vez a más mujeres mayores. Aunque en estos casos hay que actuar de forma distinta, y tratar de aplicar pruebas, como las de diagnóstico prenatal, las cosas no tienen porqué ir siempre mal. A estas mujeres las podemos ayudar».
El mismo mensaje envía José Manuel Bajo Arenas, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), al defender que «tan importante es recordar que la obligación y el papel de los médicos es advertir e informar de los riesgos de ser madre añosa, como ayudarlas con las nuevas técnicas a que se produzcan embarazos de fetos sanos».
LA ÚLTIMA OPCIÓN
Para las que deciden esperar hasta el final y ya están experimentando los fallos en su fertilidad, los métodos de reproducción asistida ofrecen una última alternativa.
Las interesadas tienen a su disposición 126 centros españoles (sólo 21 de ellos son públicos), pero tendrán que afrontar facturas que van desde 3.000 a 6.000 euros por cada ciclo terapéutico (para conseguir un embarazo se pueden emplear hasta seis de ellos) y, a lo peor, no ven cumplido su deseo.
Científicos de la Universidad de Tel Aviv (Israel), publicaron un estudio en 'Fertility and Sterility' con casi 400 mujeres de 41 años o más que trataban de quedarse embarazadas mediante el uso de FIV. Al cabo de cinco años de seguimiento, sólo un 5% logró ser madre. Otros inconvenientes son el riesgo de embarazo múltiple, de cesáreas o de niños de bajo peso, entre otros.
Agustín Ballesteros explica, en cambio, que las tasas de éxito de la FIV, «son similares a las que obtenemos si el embarazo fuera natural. En las de menos de 40 años estamos logrando un 50%, pero el porcentaje se reduce al 30% para las que sobrepasan esta edad». Una técnica que ayuda a elevar el éxito es el diagnóstico preimplantacional.
«A partir de los 40 años aconsejamos el análisis de los embriones antes de implantarlos porque así hay menos riesgo de anomalías y de aborto», insiste. De hecho, un estudio llevado a cabo por el IVI de Barcelona constata «la tasa de abortos fue de hasta un 40% entre las que no se sometieron al diagnóstico».
Además, y según este experto, esta técnica facilita una información muy importante, «porque podemos observar si merece la pena seguir transfiriendo embriones o si todos van a ser defectuosos, por lo que nos planteamos recurrir a otros métodos, como óvulos de donante».
En este sentido,Ballesta recuerda que si «se utiliza un óvulo de una mujer de 20 años, en una de 50 o 60 el riesgo de malformaciones es mínimo, pero surge el dilema de aplicarlo a mujeres mayores, que en lugar de madres van a ser abuelas.
Gráfico en PDF: Ser madre después de los 40
Óvulos, tejido ovárico, células madre...¿Hasta dónde?
A finales del pasado septiembre nacía en un hospital belga Tamara, una niña de 3,75 kilos cuya madre se convertió en la primera mujer del mundo en tener descendencia tras recibir un autotrasplante de tejido ovárico. Ouarda Touirat tenía 25 años cuando le diagnosticaron un linfoma de Hodking en estado muy avanzado. Los médicos decidieron, para conservar su capacidad reproductiva, extraer pequeñas muestras de tejido óvarico que, posteriormente fueron congeladas.
En 2002, cuando superó la enfermedad, recibió un implante del tejido congelado y 11 meses después tuvo a su hija.
Ahora, las españolas que deseen preservar su fertilidad, bien porque quieren postergar la edad de tener descendencia o bien, como Touirat, sufren una enfermedad que les puede dejar estériles ya pueden recurrir al primer banco de tejido ovárico que abre sus puertas dentro de nuestras fronteras.
Así lo anunció ayer Antonio Pellicer, co-director del IVI, durante la celebración del congreso de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia que se ha llevado a cabo esta semana en Barcelona.
Este especialista insistió en que el banco estará ubicado en el Hospital Peset de Valencia y que ofrece una esperanza a las mujeres que, por ejemplo, tengan cáncer. Recordó que se ha demostrado que el proceso de congelación y descongelación no afecta negativamente al tejido y que la mejor forma de mantener la función hormonal en la paciente y lograr un embarazo natural es mediante el trasplante de tejido ovárico.
La ciencia está abriendo cada vez más caminos para preservar la capacidad reproductiva de los seres humanos. En esta línea, una de las mayores esperanzas está depositada en las infinitas posibilidades que ofrecen las células madre.
De hecho, ya hay trabajos, como uno reciente publicado en 'Human Reproduction' en el que se ha demostrado en un grupo de ratones macho que el trasplante de células madre congeladas ayudó a recuperar la fertilidad. Aunque la técnica sólo se ha verificado en animales, los científicos esperan que pueda convertirse en una buena alternativa para algunos casos de esterilidad en humanos.
Asimismo, científicos de la Universidad de Pensilvania (EEUU) y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia han constatado ya, tal y como se recogía en mayo de 2003 en 'Science', que las células madre embrionarias pueden transformarse en óvulos. Mientras que estos hallazgos evolucionan hasta poder aplicarse a hombres y mujeres, el uso de óvulos congelados está permitiendo a muchas parejas tener descendencia.
Preserva tu fertilidad
La edad no es la única barrera que puede impedir a una mujer ser madre. Hay otros factores que se deben tener en cuenta si se desea preservar la fertilidad.
Tabaco. Fumar puede afectar seriamente la capacidad para engendrar hijos. El tabaco daña los ovarios y causa un rápido «agotamiento» de los óvulos. Además, eleva las probabilidades de aborto. En el varón, también afecta al número y a la movilidad de los espermatozoides.
Peso. Tal y como recoge la Sociedad Americana de Reproducción Humana, «más de un 20% de las mujeres tiene problemas de fertilidad como resultado de trastornos con el peso, que cuando se corrigen permiten embarazos de forma espontánea». De hecho, tanto el exceso como el defecto de kilos pueden provocar infertilidad.
Infecciones. Las enfermedades de transmisión sexual, como la clamidia, la gonorrea, el virus papiloma humano o el herpes, pueden causar enfermedad pélvica inflamatoria y esterilidad. Use el preservativo cuando no quiera quedarse embarazada.
Visitas al médico. Las consultas periódicas al ginecólogo pueden ayudar a prevenir o detectar problemas reproductivos, como la endometriosis, miomas u ovarios poliquísticos. Se debe acudir al especialista siempre que las menstruaciones sean irregulares y muy dolorosas.
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