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MARSEL & CO

LOS ETARRAS QUE ACABARON EN EL PSOE

Parece que entre los medios de la izquierda se ha extendido una fiebre obsesiva por descubrir “ultraderechistas” al lado del PP. Hasta el hecho del ejercicio profesional de la abogacía por parte de un hermano de Trillo es aprovechado para recordar su filiación “ultra”. ¿Estaremos ante una caza de brujas organizada desde Ferraz? No sería extraño.

Pero también puestos a sacar pasados del armario podemos hablar de esas “extrañas coincidencias” que han llevado a reconocidos totalitarios ultraizquierdistas e incluso a etarras a las filas del PSOE.

Recordemos en primer lugar al carnicero de Paracuellos, que milita entre algodones y mimos en el actual PSOE, pese a su turbio pasado al lado de Stalin y sus responsabilidades en la mayor matanza de la guerra civil española.

Otro ejemplo es el de Teo Uriarte. Hoy, a Eduardo "Teo" Uriarte, ex etarra de la primera hornada, ex procesado en Burgos, ex impulsor de Euskadiko Ezkerra, ex teniente de alcalde socialista de Bilbao, le siguen avergonzando cosas de aquellos 70, tal y como ha narrado en un libro autobiográfico. No quiere, ni mucho menos, que se considere a la ETA antifranquista como un movimiento heroico en contraposición con la sanguinaria ETA de la democracia: de ambas repudia el asesinato, la sacralización de la muerte. Al menos Uriarte se avergüenza de su pasado, pero podríamos hablar de otros, hoy militantes socialistas, que no han sido tan claros a la hora de repudiar su paso por la banda terrorista.

Sin embargo han sido aceptados dentro de la normalidad democrática, pese a ese horrible pasado violento, no lo olvidemos, unido a la tortura y al asesinato, no a la simple defensa de unas ideas. Teo Uriarte se ha convertido en un tipo normal, con su carnet del PSE, columnista de la edición vasca de El País, respetado ciudadano que desempeña sus tareas dentro de la gerencia de la Fundación para la Libertad, sin que desde ningún medio de esa “derecha cavernícola” se aproveche aquel terrible pasado para asociar la imagen del PSOE a la de unos asesinos o poner en duda su talante democrático actual.

Pero si la izquierda cerril quiere también abrir la veda de la caza de brujas, no nos callaremos, recordaremos, una por una, las lúgubres biografías de cuanto ex etarra haya acabado en las filas del PSOE y hablaremos de ciertas colaboraciones entre la banda y otros partidos de izquierda que hoy presumen de democráticos. Veremos relucir también entonces sorprendentes coincidencias, no en discursos antidemocráticos, que abundan en la izquierda española, sino en atroces actos de violencia.

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