ZAPATERO: EL DESASTRE POR MODELO
A juicio de Zapatero, "muchos de los objetivos y de las grandes aspiraciones" de la II República, a la que definió como un "período de sueños y lágrimas", están hoy en "plena vigencia" y con un "alto" grado de desarrollo. "Es un buen recordatorio para saber que la España de hoy mira a la España de la II República con reconocimiento y, sobre todo, con satisfacción y orgullo.
Conviene pues recordar que algunos de los más grandes intelectuales españoles de la época, más que orgullo, sintieron vergüenza, y más que satisfacción sintieron repulsión por aquella II República que ante todo fue un gran desastre para España y los españoles. Un desastre que Zapatero parece querer rememorar.
Pío Baroja:
“Cualquiera que observa la vida española podrá ver que los actuales desastres que se han abatido sobre el país tienen origen en ciertos tipos ambiciosos; oradores, profesores y periodistas mediocres, que, aprovechándose del ambiente, han acarreado en colaboración con una ilusa porción del pueblo, un movimiento que no han sido capaces de dirigir y que se les ha escapado de las manos. En cinco años de gobierno republicano todos estos vanos e ineptos pedantes han estado jugueteando con España hasta que la han arrojado en su presente tristísima condición” (1937).
Ortega y Gasset:
Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo (9-septiembre-1931).
Madariaga:
El alzamiento de 1934 fue imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida desde hacía ya tiempo. El argumento de que el señor Gil Robles intentaba destruir la constitución para instaurar el fascismo era la vez hipócrita y falso. Hipocrita porque todo el mundo sabía que los socialistas del señor Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a una rebelión contra la constitución de 1931, sin consideración alguna para lo que se proponía uno el señor Gil Robles; y por otra, a la vista de que el señor Companys y la generalidad entera violaron también la constitución. Con la rebelión de 1934 la izquierda española perdió toda sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936.
Unamuno:
Cada vez que oigo que hay que republicanizar algo me pongo a temblar, esperando alguna estupidez inmensa. Una injusticia no, sino estupidez. Alguna estupidez auténtica, y esencial, insustancial, y posterior al 14 de abril. El 14 de abril no lo produjeron semejantes estupideces. Entonces, los más le los que votaron la República ni sabían lo que era ni sabían lo que iba ser “esta” República. ¡Que si lo hubiesen sabido…¡ Y no se hable de ideología, que no hay tal. No es sino barbarie, zafiedad, suciedad, malos instintos y, lo que es para mí al menos peor, estupidez, estupidez y estupidez (3-julio-1936).
La misma que Zapatero nos pone por ejemplo.
Conviene pues recordar que algunos de los más grandes intelectuales españoles de la época, más que orgullo, sintieron vergüenza, y más que satisfacción sintieron repulsión por aquella II República que ante todo fue un gran desastre para España y los españoles. Un desastre que Zapatero parece querer rememorar. |
Conviene pues recordar que algunos de los más grandes intelectuales españoles de la época, más que orgullo, sintieron vergüenza, y más que satisfacción sintieron repulsión por aquella II República que ante todo fue un gran desastre para España y los españoles. Un desastre que Zapatero parece querer rememorar.
Pío Baroja:
“Cualquiera que observa la vida española podrá ver que los actuales desastres que se han abatido sobre el país tienen origen en ciertos tipos ambiciosos; oradores, profesores y periodistas mediocres, que, aprovechándose del ambiente, han acarreado en colaboración con una ilusa porción del pueblo, un movimiento que no han sido capaces de dirigir y que se les ha escapado de las manos. En cinco años de gobierno republicano todos estos vanos e ineptos pedantes han estado jugueteando con España hasta que la han arrojado en su presente tristísima condición” (1937).
Ortega y Gasset:
Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo (9-septiembre-1931).
Madariaga:
El alzamiento de 1934 fue imperdonable. La decisión presidencial de llamar al poder a la CEDA era inatacable, inevitable y hasta debida desde hacía ya tiempo. El argumento de que el señor Gil Robles intentaba destruir la constitución para instaurar el fascismo era la vez hipócrita y falso. Hipocrita porque todo el mundo sabía que los socialistas del señor Largo Caballero estaban arrastrando a los demás a una rebelión contra la constitución de 1931, sin consideración alguna para lo que se proponía uno el señor Gil Robles; y por otra, a la vista de que el señor Companys y la generalidad entera violaron también la constitución. Con la rebelión de 1934 la izquierda española perdió toda sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936.
Unamuno:
Cada vez que oigo que hay que republicanizar algo me pongo a temblar, esperando alguna estupidez inmensa. Una injusticia no, sino estupidez. Alguna estupidez auténtica, y esencial, insustancial, y posterior al 14 de abril. El 14 de abril no lo produjeron semejantes estupideces. Entonces, los más le los que votaron la República ni sabían lo que era ni sabían lo que iba ser “esta” República. ¡Que si lo hubiesen sabido…¡ Y no se hable de ideología, que no hay tal. No es sino barbarie, zafiedad, suciedad, malos instintos y, lo que es para mí al menos peor, estupidez, estupidez y estupidez (3-julio-1936).
La misma que Zapatero nos pone por ejemplo.
0 comentarios