ZP y su triste legión tebana (y 2). ¿Corrup-Chueca?
Los rumores y acusaciones silban por la plaza de Chueca como balas en un filme de John Wayne. En vísperas de la semana triunfal del Euro Pride 2007 (el Orgullo Gay paneuropeo se celebra este año en Madrid), las cosas están que arden. Falta mucho dinero, y nadie sabe dónde está ni cómo se repondrá. Un escalofrío me recorre el cuerpo: si esto ocurre con las cuentas del Orgullo, ¿qué será de nuestras pensiones en manos de los amigos de Míguel Sebas? |
Aunque difieran en las cifras y las culpas, todas las versiones coinciden en una cosa: apenas queda algo de los fondos donados por Gallardón para la organización de la gran fiesta. El resto se evaporó como el agua de lluvia tras una tormenta tropical. Algún empresario desesperado se apunta a la tesis del sabotaje pepero al Orgullo Gay, pero no parece que eso sea cierto.
Tanto El País como la gacetilla zerolista informaron del montante de la subvención, 100.000 euros, cuya mayor parte, ya digo, parece que se encuentra en paradero desconocido. Se rumorea que el alcalde se niega a tapar el agujero con una nueva remesa de fondos públicos, aunque hay quien dice que ya ha soltado otros 40.000 euros. Los críticos con el establishment gay claman por el fin del chiringuito y la constitución de una comisión de investigación.
"Los historiadores antiguos nos proporcionaban una deliciosa ficción en forma de hechos; el novelista moderno nos presenta hechos anodinos disfrazados de ficción", decía Oscar Wilde. El articulista es aún peor, pues presenta hechos y rumores extraordinarios de forma tediosa, cuando no ininteligible. De ser ciertos los comentarios que he recibido, Chueca estaría más cerca de Mondragón que de Nueva York gracias a un grupo de aprendices del joven Stalin que se dedican a recolectar el impuesto revolucionario rosa... con la anuencia del Ayuntamiento de Madrid.
Y yo que siempre pensé que el barrio era el reino del anarcocapitalismo. ¡Infeliz de mí!
Como en otras fiestas populares de Madrid, la del Orgullo Gay recibe una ayuda del Ayuntamiento, doblada este año por-lo-del-evento-europeo. Por si esto fuera poco, la Asociación de Empresarios Gays (Aegal), liderada, entre otros, por Alfonso Llopart, el fan de ZetaP de quien les hablé en mi crónica anterior, exige un pago por las barras que algunos bares de la zona colocan en las calles del barrio durante la semana del Orgullo. A la dueña de un garito de la zona le quisieron cobrar 790 euros. Por su parte, la Coordinadora Gay de Madrid (Cogam) se dedica a cobrar por las carrozas de la cabalgata a través de un ente denominado MADO. Los precios oscilan entre los 350 euros para los miembros de Aegal y los varios miles que se pide a gente de fuera.
El coste para la coordinadora es prácticamente cero, pues el Ayuntamiento corre con los gastos de organización y seguridad de la manifestación. Parece ser que todo esto es excepcional, pues lo que hace el Consistorio es aplicar al Orgullo Gay normas ad hoc que permiten a las organizaciones mencionadas sacar el mayor partido económico del asunto minimizando sus gastos.
En fin, que una cosa es privatizar las calles, como defienden algunos libertarios, y otra regalárselas a unos pocos representantes de sí mismos para que se marquen un pelotazo a costa del sufrido contribuyente y consumidor. ¿Cómo le llamarían a esto en Sicilia?
Aparte de los bares, conciertos y dance sessions improvisados, la Casa de Campo se convierte en el escenario de varias fiestas nocturnas, también subvencionadas por el Ayuntamiento, que tampoco cobra por el uso de suelo público, aunque para el asistente a la celebración la entrada no sea precisamente gratis. El año pasado, la de Shangay, la revista de Alfonso, costaba unos 15 euros, mientras que la grande, conocida como Infinitamente Gay –no se puede ser más cursi–, rondaba los 50. Según me cuentan, la desaparición de los fondos públicos pone en peligro todo esto. De momento, algunas actuaciones han sido canceladas y el número de bares callejeros en Chueca se ha visto reducido, a pesar de que este año se espera una afluencia masiva de público internacional.
En medio de todo este despropósito, fuentes de la Cogam responsabilizan a Aegal de la desaparición del dinero de todos –los madrileños, se entiende–, mientras que, según me dicen, Llopart y los suyos afirman que la culpa es del Ayuntamiento, que finalmente no habría suministrado los fondos prometidos.
De ahí surge la extraña versión que sostiene que el PP está saboteando la fiesta por motivos homófobos, fascistas e intolerantes. La misma historia de siempre que casi nadie en su sano juicio se creería. Gallardón será muchas cosas, menos ahorrativo o corrupto, y todos sabemos que a la hora de financiar progres, sean rama mari o Mario Gas & Family, los euros fluyen desde la Casa de la Villa que es un primor, oiga.
No voy a entrar en detalles sobre otros comentarios relativos a lo bien que viven algunos miembros liberados de la Coordinadora, con sus pisos y su inusitada prosperidad, pues carecen de oficio conocido o fortuna familiar. Como hasta la fecha no he sido invitado a pisar el mármol de Carrara de la salita de estar o del dormitorio de nadie y las enemistades entre distintos miembros del establishment gay son bien conocidas, no debo hacerme eco de estas cosas ni siquiera como rumor. Lo que sí me gustaría es que alguien aclarase todo este embrollo, porque todo suena muy mal, como de dejarlo a uno absolutamente patidifuso.
En resumen, que si tenían planeado pasar unos días de juerga y desenfreno en la Villa y Corte con motivo del Orgullo Gay, tal vez deberían pensárselo dos veces. Y en caso de hacerlo, yo que ustedes me preparaba una petaca, una tupermerienda y una buena selección musical en el iPod, no vaya a ser que al final falte de todo y uno tenga que montárselo por su cuenta.
Por si sirve de ayuda, les recomiendo pertrecharse de todo el equipo necesario en Godeamus (Marceliano Santa María, 6), el nuevo negocio de las hermanas Garrigues-Llopis, donde encontrarán un precioso surtido de servilletas de cóctel y todo tipo de utensilios para el picnic, la barbacoa y el botellón margoliano.
Aparte de eso, Francesca y sus hermanas han adquirido una maravillosa colección de electrodomésticos de cocina línea vintage que merecerían ser exhibidos en las salas pop art de los museos de arte contemporáneo (imperdonable que al menos la tostadora no figure en cualquier lista de bodas mínimamente elegante). Productos exclusivos y garantizados, como las ollas de acero hechas en Suiza y las magníficas sartenes wok, las mejores que haya visto. Un surtido que impresionaría a la mismísima Nigella Lawson, exigente crítico de restaurantes, directora del programa de cocina más elegante de la televisión mundial y reina del chic conservative británico. Y no me digan que las niñas bien no han pisado la cocina. No hay como tener un marido machista para que hasta la más pija aprenda a cocinar y fregar mejor que una asistenta ucraniana. Eso sí, siempre con clase y distinción.
Como contrapunto a los elementos de la flora y fauna mariprogre reseñados aquí en las últimas semanas, la próxima les hablaré de los libero-gays, hombres y mujeres dedicados a deconstruir el lenguaje de la tribu y a derribar las falsas dicotomías de los heterófobos. Gay Right, ¿la alternativa?
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