¿A qué le tiene miedo Zapatero?
Juan Cruz Osta(PD).- Sabedor de que todavía puede sacar partido al manido "talante", Zapatero no tiene miedo a los debates televisivos. ¿De qué tiene miedo el presidente? Cuando las encuestas sitúan a los candidatos en igualdad de condiciones en la salida electoral, lo que de verdad asusta a los socialistas es la abstención. Para movilizar el voto de los más radicales y de los desencantados, el PSOE tiene otra vez preparada la estrategia: Vuelve la ultraderecha. El gancho: la no inclusión en las listas de Gallardón.
La cuestión es movilizar el voto abstencionista joven, siempre más afín a los postulados socialistas. Cuando las encuestas no dan como dice José Blanco que dan, el PSOE ha comenzado a preparar la estrategia para tratar de volcar la balanza de su lado. Y la consigna es clara: hay que volver a azuzar el mensaje de que el PP es radical, y asociarlo a los sectores que los jóvenes, piensan estos analistas, consideran más reaccionarios, como es la Iglesia Católica.
La no inclusión de Ruiz-Gallardón ha sido la excusa perfecta. El Partido Socialista y todas sus terminales mediáticas están descargando toda la artillería. A siete semanas de las elecciones generales, van a gastar todos los cartuchos en situar la imagen del Partido Popular en el extremo de la derecha ideológica.
Se trata de movilizar a los siete millones de indecisos sacando de nuevo a pasaer al dóderman. Y es oficial. Ferraz, con la mente de Pepiño Blanco al rojo vivo, ha publicado una guía de funcionamiento interno para que los candidatos echen mano de ella durante la campaña, que se avecina morrocotuda.
La Guía de Campaña, pone todo el énfasis en la necesidad de movilizar el voto de los ciudadanos. Los socialistas siguen convencidos de que una alta participación les asegura la continuidad en La Moncloa.
Según este documento, al que ha tenido acceso Periodista Digital, la mayor tendencia a la dispersión del voto que padecen los socialistas en contraste con el voto más concentrado y más proclive a la participación de los populares, "nos obliga a atraer a los muchos indecisos y captar el voto de los dos millones de jóvenes que acuden por primera vez a las urnas serán".
Piensan los analistas socialistas que el PP tratará de basarse en la estrategia de la baja participación y en "que se confirmen sus augurios de crisis económica o, al menos, que se extienda entre la población el miedo a la crisis, aunque no responda a la situación real".
El PSOE vuelve así, para llevar gente a las urnas, a tratar de asociar al Partido Popular con la derecha más rancia y reaccionaria. Lo importante es "vender" a Rajoy, aprovechando la disputa con Gallardón, con las posiciones más radicales.
"Rajoy ha provocado una auténtica involución política del Partido Popular hacia posiciones cada vez más radicalizadas y cada vez más próximas a la extrema derecha. Ha hecho y dicho cosas que no podrían ser suscritas por ningún gobernante conservador europeo. Ha abandonado por completo el espacio de la moderación, el llamado espacio del centro".
PIZARRO, OBJETIVO PRIORITARIO
Pero no sólo Rajoy. La euforia desatada en las filas del Partido Popular por el fichaje de Manuel Pizarro, justo cuando la economía parece resentirse, ha puesto de los nervios a los cabezapensantes del PSOE. La estrategia es clara: desacreditar a Manuel Pizarro.
Este fin de semana, una tropa de dirigentes socialistas y de miembros del Gobierno han descargado la escopeta contra el turolense, agarrándose a los sueldos millonarios que ha obtenido mientras ha trabajado para la empresa privada.
Mientras Pepiño Blanco ha puesto a todo su equipo a buscar los trapos de Pizarro, en busca de alguna mancha,la consigna que hay que repetir es:
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