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Sífilis, la infección que volvió en el siglo XXI

Dos espermatozoides infectados con la bacteria 'Treponema pallidum'. (Foto: Dennis Kunkel) Durante siglos, fue uno de los males más temidos. Por su culpa murieron Hernán Cortés, Schubert, Baudelaire o Al Capone, entre otros muchos miles. Pero desde hace décadas, la sífilis se consideraba un problema minoritario en Occidente. Estábamos equivocados. Según un estudio que se publica esta semana en la revista 'The Lancet', la enfermedad ha resurgido con fuerza en Europa y Estados Unidos, pillando por sorpresa a los profesionales de la sanidad, que pocas veces piensan en el trastorno al ver a un paciente en su consulta.

¿La causa de este incremento? Principalmente, el aumento de comportamientos de riesgo en las relaciones sexuales. "En los ochenta y noventa, personas como Rod Hudson confesaron que tenían sida y la gente reaccionó, comenzó a tener contactos sexuales con seguridad. Hoy se ha perdido el miedo y ha disminuido el uso del preservativo, sobre todo en el sexo oral", explica Lola Bou, miembro de la Academia española de Dermatología y Venereología.

La incidencia de la enfermedad en nuestro país ha crecido en un 500% desde finales de la década de los noventa, según indica el Grupo Español para la Investigación de Enfermedades de Transmisión Sexual. Sus datos muestran que, mientras que en 1996 se registraron 682 nuevos casos, las cifras alcanzaron los 1.156 en 2004 y los 1.711 en 2006.

En Dinamarca, tal como muestra la investigación estadounidense, los diagnósticos aumentaron en un 50% entre 1999 y 2002; mientras que en Bélgica el incremento fue más de tres veces superior en ese periodo. Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda también registraron un importante repunte.

"Ha aumentado mucho, como lo ha hecho la clamidia o el virus del papiloma humano", apunta Fernando Vázquez, portavoz de este grupo y jefe del servicio de Microbiología del Hospital Monte Naranco de Oviedo. "El incremento tan acusado en nuestro país no significa que el trastorno esté peor controlado aquí; sino todo lo contrario. Aquí el número de casos se conoce porque está controlado", remarca.

En el trabajo estadounidense, los autores señalan que este aumento se ha producido principalmente entre el colectivo de varones gays sexualmente activos, las personas marginadas socialmente y con escaso acceso a los servicios sanitarios. Sin embargo, los expertos españoles consultados coinciden en señalar que "cualquiera que no tome precauciones está en riesgo".

La investigación también señala la importancia de la interacción entra la sífilis y la infección por VIH. Ambos trastornos pueden adquirirse a través de prácticas sexuales de riesgo, y su concomitancia puede agravar la situación del paciente. "En estos pacientes con sida hay que hacer un seguimiento más cercano. Eso sí, generalmente responden bien al tratamiento con penicilina, el que se usa con la mayoría de estos enfermos", explica Vázquez.

La sífilis, una enfermedad que en la actualidad no es mortal, se produce por una bacteria, la 'Treponema pallidum', que se adquiere por contacto sexual directo. Tras el contagio, el trastorno se manifiesta en un primer momento como una lesión indolora (chancro sifilítico) en genitales, boca o labios, aunque los primeros síntomas pueden tardar en aparecer.

"En esta primera fase, la enfermedad apenas se diagnostica porque la gente no suele acudir al médico", explica Bou.

Después, en un segundo estadio, la sífilis puede presentar múltiples síntomas: irritación en la piel –sobre todo en las palmas de las manos y en las plantas de los pies-, caída del cabello, manchas, dolor de cabeza, fiebre, inflamación de los ganglios...

Y, precisamente, esta gran variedad de sintomatología puede despistar a un profesional que no está acostumbrado a pensar en la sífilis a la hora de realizar un diagnóstico. "Ante la mínima sospecha hay que pedir estudios microbiológicos, pero muchas veces, como los síntomas son similares a los de otras afecciones esto no se hace", explica José Ignacio Martínez Salamanca, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Universitario Puerta de Hierro. "Quizás habría que establecer nuevos protocolos en atención primaria para estar más alerta", remarca este experto

Los autores de la investigación publicada en 'The Lancet' reclaman justamente la evaluación e incorporación de nuevas herramientas de diagnóstico, intervenciones preventivas y una vigilancia y monitorización de la enfermedad para volver a minimizar su incidencia mundial.

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