Discapacidad y fórmula 1
Una triste noticia traían estas mismas páginas el pasado jueves. Se trataba de un minusválido por lesión cerebral, Sebastián, que se veía viviendo en la calle al recibir el alta en el Hospital General y no poderle encontrar plaza en alguna residencia de Castellón.
¿Suena raro, verdad? ¿Cómo puede ser que no haya una plaza, una sola, para un ciudadano con discapacidad en Castellón? ¿No estamos en el paraíso terrenal del bienestar y la democracia? Sí, sí... ahí estamos; que lo digan, si no, los 82 millones de euros gastados ya en la construcción del circuito de F1 por las calles de Valencia. En menos de un año, tendremos circuito. Por aquel tiempo, más o menos, anunciaba el conseller Cotino que iba a construir unas residencias para personas con discapacidad; no sé cuántas en cada una de las tres provincias.
Pero para eso ni hay dinero ni, seguramente, lo habrá hasta pocos meses de las próximas elecciones autonómicas, en que de nuevo se hablará de construir residencias y casas accesibles. Mientras tanto, ni Sebastián, el chico discapacitado del General, ni cualquier otro vecino o vecina de Castellón tienen una sola plaza para ser atendidos en una residencia. Pero eso no es problemático, lo intolerable era que no tuviésemos en esta Comunitat de los perros atados con longanizas un circuito urbano como Dios manda; porque hay que saber que Dios mandó que Camps crease el circuito de F1 y se gastase en él "lo que hiciese falta", igual que con el viaje del Papa. Sebastián no importa, los otros tampoco. No hay residencia, no hay piso adaptado para acogerlo, pero sí que hay circuito de F1, para que Sebastián y todos los discapacitados que no tienen residencia o casa accesible puedan acudir a ver a Fernando Alonso, a Hamilton y a los Ferrari y los Renault a la capital del Turia.
¿Será por dinero? ¡Quiá!... Van 82 y otros tantos hasta el verano. ¡Lo que haga falta! Ya se lo dijo Camps al yerno de Aznar: "Tranquilo, que en un año tendrás circuito urbano, aunque se jodan la dependencia y la discapacidad".
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