La negación de lo evidente.
Zapatero ha estado negando de forma obstinada la realidad de una crisis económica que empieza a manifestarse con toda su crudeza. ¿Se ha tratado de un engaño deliberado a los españoles o es un problema de incompetencia del Gobierno para prever la evolución de nuestra economía?.
Personalmente me inclino por la primera opción, pero sea cual sea la respuesta que usted elija, nada exime al Gobierno socialista de su enorme responsabilidad por no haber previsto esta crisis y no haber adoptado a tiempo las medidas necesarias para contrarrestar los efectos más desastrosos sobre nuestra economía. La crisis actual es en buena medida resultado de la falta de previsión y de la incapacidad de este Gobierno para hacerle frente.
A pesar de la obstinación de Zapatero por negar la realidad, hoy pocos españoles tienen dudas sobre la verdadera dimensión de la crisis económica que padecemos. Una inflación por encima del cinco por ciento significa que cada día es más caro llenar la cesta de la compra o el depósito del coche. Para empeorar las cosas, la hipoteca, que para muchas familias supone la mitad de sus ingresos, crece de forma inexorable habiéndose duplicado prácticamente la cuota mensual en los últimos cuatro años. Todo esto significa que cada vez es mayor el número de familias que viven angustiadas para poder llegar a fin de mes.
El parón económico -España ha frenado en seco su crecimiento- está provocando como efecto más indeseable un aumento espectacular del paro. Hay ya casi 2,5 millones de parados en nuestro país, 200.000 más de los que heredó Zapatero, y cada días se suman tres mil más a esa lista de la desesperación. Las propias previsiones del ministro de Trabajo apuntan a que de aquí a un año podría haber en España un millón más de parados. No hay política más antisocial que aquella que destruye empleo.
Zapatero, que durante demasiado tiempo ha estado intentando engañar a los españoles negando la evidencia de esta crisis, añade ahora dos nuevas mentiras a su amplio repertorio al señalar que la culpa es exclusivamente de factores externos, como la subida del petróleo o de los tipos de interés, y que España está, gracias a él, mejor preparada que ningún otro país para hacer frente a esta crisis. Los datos comparativos con las principales economías europeas ponen al descubierto esta doble mentira.
La realidad es que España ha pasado con el Gobierno socialista de estar a la cabeza del crecimiento en Europa a situarse en la cola. Alemania creció un 1,5 por ciento en el primer semestre de este año, Francia un 0,6 por ciento, pero España lo hizo tan sólo un 0,3. Además, nuestra tasa de paro creció en los últimos meses más que en ningún otro país europeo. El paro femenino español es el doble al de la media de la Unión Europea. Y el diferencial de inflación respecto a la zona Euro ha crecido hasta superar un punto de diferencia.
El precio del petróleo ha crecido igual para todos los países europeos y los tipos de interés son los mismos para todos, pero hay países que gracias a las políticas económicas de sus gobiernos están sabiendo amortiguar los efectos de la crisis. Zapatero, por el contrario, se ha convertido con su falta de previsión, con sus mentiras y con su incapacidad para adoptar las medidas necesarias, en el principal factor de riesgo para nuestra economía.
Una vez que la crisis ha estallado en toda su crudeza es mucho más difícil contrarrestar sus efectos. En todo caso, las recetas a aplicar son justamente las contrarias de las que Zapatero está proponiendo. Hay que reducir los impuestos en vez de aumentar la presión fiscal, hay que reducir gasto en vez de crear nuevos ministerios al servicio de la frivolidad de alguna "miembra" del Gobierno, hay que favorecer el crédito a las empresas, hay que luchar contra la inflación en vez de castigar aún más a las familias como ha hecho el ministro Sebastián con la última subida de las tarifas eléctricas, y hay que recuperar la confianza de los actores económicos que se encuentra por los suelos. En todo caso, será difícil que podamos salir de esta crisis mientras Zapatero no salga previamente de La Moncloa.
Personalmente me inclino por la primera opción, pero sea cual sea la respuesta que usted elija, nada exime al Gobierno socialista de su enorme responsabilidad por no haber previsto esta crisis y no haber adoptado a tiempo las medidas necesarias para contrarrestar los efectos más desastrosos sobre nuestra economía. La crisis actual es en buena medida resultado de la falta de previsión y de la incapacidad de este Gobierno para hacerle frente.
A pesar de la obstinación de Zapatero por negar la realidad, hoy pocos españoles tienen dudas sobre la verdadera dimensión de la crisis económica que padecemos. Una inflación por encima del cinco por ciento significa que cada día es más caro llenar la cesta de la compra o el depósito del coche. Para empeorar las cosas, la hipoteca, que para muchas familias supone la mitad de sus ingresos, crece de forma inexorable habiéndose duplicado prácticamente la cuota mensual en los últimos cuatro años. Todo esto significa que cada vez es mayor el número de familias que viven angustiadas para poder llegar a fin de mes.
El parón económico -España ha frenado en seco su crecimiento- está provocando como efecto más indeseable un aumento espectacular del paro. Hay ya casi 2,5 millones de parados en nuestro país, 200.000 más de los que heredó Zapatero, y cada días se suman tres mil más a esa lista de la desesperación. Las propias previsiones del ministro de Trabajo apuntan a que de aquí a un año podría haber en España un millón más de parados. No hay política más antisocial que aquella que destruye empleo.
Zapatero, que durante demasiado tiempo ha estado intentando engañar a los españoles negando la evidencia de esta crisis, añade ahora dos nuevas mentiras a su amplio repertorio al señalar que la culpa es exclusivamente de factores externos, como la subida del petróleo o de los tipos de interés, y que España está, gracias a él, mejor preparada que ningún otro país para hacer frente a esta crisis. Los datos comparativos con las principales economías europeas ponen al descubierto esta doble mentira.
La realidad es que España ha pasado con el Gobierno socialista de estar a la cabeza del crecimiento en Europa a situarse en la cola. Alemania creció un 1,5 por ciento en el primer semestre de este año, Francia un 0,6 por ciento, pero España lo hizo tan sólo un 0,3. Además, nuestra tasa de paro creció en los últimos meses más que en ningún otro país europeo. El paro femenino español es el doble al de la media de la Unión Europea. Y el diferencial de inflación respecto a la zona Euro ha crecido hasta superar un punto de diferencia.
El precio del petróleo ha crecido igual para todos los países europeos y los tipos de interés son los mismos para todos, pero hay países que gracias a las políticas económicas de sus gobiernos están sabiendo amortiguar los efectos de la crisis. Zapatero, por el contrario, se ha convertido con su falta de previsión, con sus mentiras y con su incapacidad para adoptar las medidas necesarias, en el principal factor de riesgo para nuestra economía.
Una vez que la crisis ha estallado en toda su crudeza es mucho más difícil contrarrestar sus efectos. En todo caso, las recetas a aplicar son justamente las contrarias de las que Zapatero está proponiendo. Hay que reducir los impuestos en vez de aumentar la presión fiscal, hay que reducir gasto en vez de crear nuevos ministerios al servicio de la frivolidad de alguna "miembra" del Gobierno, hay que favorecer el crédito a las empresas, hay que luchar contra la inflación en vez de castigar aún más a las familias como ha hecho el ministro Sebastián con la última subida de las tarifas eléctricas, y hay que recuperar la confianza de los actores económicos que se encuentra por los suelos. En todo caso, será difícil que podamos salir de esta crisis mientras Zapatero no salga previamente de La Moncloa.
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