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MARSEL & CO

Los microbicidas, todavía un sueño por cumplir

Miles de personas se manifiestan en México contra la discriminación. (Foto: Alex Cruz | EFE) Si hay una espinita que tienen clavada los investigadores especializados en el VIH y que duele a cada nuevo paso que dan es la del fracaso de los microbicidas, unos productos de aplicación vaginal destinados a evitar o, al menos, reducir el riesgo de infección en las mujeres y que hasta la fecha sólo han dado quebraderos de cabeza a los científicos, pues ninguno ha demostrado eficacia en los ensayos. Sin embargo los expertos no se rinden y, sin contar aún con un producto útil pero con lo aprendido tras tantos desengaños, se han lanzado a la investigación de los microbicidas de segunda generación, cuya base son los fármacos antirretrovirales.

¿Por qué siguen insistiendo? Lo explican en la XVII Conferencia Mundial del Sida los miembros de International Partnership of Microbicides (IPM). "Porque las mujeres son hasta tres veces más vulnerables que los hombres ante la infección por VIH por razones biológicas, económicas y sociales. Y porque en este contexto, los microbicidas representan un capítulo fundamental de una respuesta integral al virus del sida". Para concienciar a todos de la necesidad de contar con los microbicidas, la organización repartirá a lo largo de la semana 3.000 folletos con toda la información sobre la marcha de las investigaciones.

Pero hay algunas personas a las que no hace falta convencer, porque están entregados a la causa. Es el caso de Stephen Lewis, que durante muchos años estuvo de enviado especial de Naciones Unidas para luchar contra el VIH en África y que, aunque ya no ocupa este cargo, sigue empeñado en hacer todo lo posible por frenar la epidemia. Y, tras haber visto el efecto de la enfermedad en el continente más afectado y cómo cada vez son más las mujeres que se infectan, cree que es fundamental confiar en el poder de los microbicidas.

Estos productos de segunda generación se diferencian de los anteriores en el compuesto que utilizan como base, los antirretrovirales, mientras que los primeros estudiados empleaban otras sustancias químicas como el sulfato de celulosa. "La eficacia de los candidatos basados en los medicamentos antisida se espera mayor que la de los demás productos, pero hay que dejar claro que no se está hablando de protección total, sino de eficacia parcial", indican desde IPM.

Otra de las ventajas es que podrían aplicarse independientemente del momento del coito. "No sería necesario aplicarlo antes de cada relación sexual, sino que podría ser suficiente con un uso diario o en el caso de que se aplique mediante anillos vaginales la protección duraría todo un mes".

Sin embargo, la nueva esperanza de los científicos no está exenta de riesgos. La que más preocupa es que al usar antirretrovirales puedan aparecer resistencias. Hay dos preguntas que International Partnership of Microbicides cree que no se pueden obviar. La primera es que "si una mujer está expuesta a una cepa del VIH resistente al fármaco utilizado en el microbicida que emplea, ¿seguirá teniendo eficacia en la prevención de la infección?" y la segunda: "Si una mujer usa un microbicida de segunda generación sin saber que es seropositiva, ¿su virus desarrollará resistencias al fármaco utilizado en el producto? Si es así ¿podrá esta persona beneficiarse de un tratamiento posterior que contenga el mismo fármaco?" Dos dilemas para los que aún no hay respuestas, pero que quizás pueda aclarar alguno de los más de 50 componentes que en la actualidad están en fase preclínica o uno de los 12 candidatos que ya han pasado a los ensayos clínicos.

Además, y dejando a un margen el problema de los precios y las licencias, ya que los antirretrovirales pertenecen a laboratorios farmacéuticos a los que es necesario pagar simplemente por investigar con ellos, quedan otras cuestiones por resolver, como por ejemplo elegir el mejor método de aplicación: en gel, en anillo vaginal, diafragmas, cápsulas... y ver si también es eficaz al aplicarse por vía rectal. Porque de una cosa sí están seguros en IPM: "si algún día se consigue comercializar un microbicida vaginal, es muy probable que se acabe utilizando también para las relaciones anales (una práctica que no es sólo homosexual) y, sin embargo, el ano y el recto son muy distintos de la vagina, por lo que la eficacia debe probarse para los dos casos".

En cualquier caso no se sabrá nada hasta 2010, fecha prevista para que se hagan públicos los primeros resultados de una investigación con estos microbicidas de segunda generación. Justo a tiempo para la siguiente Conferencia Mundial del Sida, que se celebrará ese año en Viena.

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