Doce personas mueren cada día en Europa esperando un órgano
Cerca de una docena de enfermos fallecen cada día en Europa a la espera de un órgano que podría salvar su vida, una cifra que se podría reducir con más información pública, según las principales organizaciones de pacientes y trasplantados. Muchas familias niegan la donación porque desconocían la voluntad del fallecidoCon motivo del Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos que se celebra este miércoles, la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH) colocará mesas informativas en toda España para sensibilizar al mayor número de personas posible e informarles de las necesidades de los enfermos que viven a la espera de un órgano. Dejar claro que somos donantes La figura del "buen samaritano" permite donar un riñón sin saber a quiénLa mayor parte de este tipo de trasplantes proceden de mujeres (66,7%) y el 57,1% de los receptores son hombres, principalmente hijos del donante (45%), cónyuges (31%), hermanos (16%) y padres del donante (4%).
Según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), España, el país con mayor tasa de donantes del mundo, es además el único lugar en el que, año a año, aumenta el número de personas que ceden sus órganos a un enfermo. Durante el año pasado 1.605 donantes hicieron posibles 4.028 trasplantes en España, casi la mitad de ellos de riñón.
El modelo español de trasplantes es, de hecho, tan exitoso que hace escasos días la Unión Europea aprobó una directiva basada en el sistema español y que, según la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, salvará 20.000 vidas al año en Europa.
Según datos de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades Renales (ALCER), el diecisiete por ciento de las familias acaba negándose a que los órganos del fallecido sean donados porque desconocían su voluntad.
Por ello, esta federación pide a las familias que mantengan "una comunicación fluida" porque "en demasiadas ocasiones los familiares de un fallecido desconocían su voluntad sobre si quería o no donar sus órganos", algo que puede ralentizar la burocracia necesaria en un trasplante y que, por tanto, "puede traducirse en una pérdida de vidas".
Para evitar confusiones, la tarjeta de donante es el documento más claro que certifica que el fallecido deseaba ser donante y que permite a los profesionales sanitarios extraer los órganos. Todas estas asociaciones explicarán a los ciudadanos que también se puede ser donante en vida, algo que hasta ahora se ha utilizado poco pero que ha ido en aumento en los últimos años.
Según datos de ALCER, en 1991 se hicieron dieciséis trasplantes de este tipo y en 2009 el número de intervenciones llegó a las 235, el diez por ciento del total de trasplantes, frente al 36,3%o de los que se hacen en Gran Bretaña.
Además, desde el pasado marzo, está autorizada en España la figura del "buen samaritano", como se denomina a aquellas personas que se ofrecen a donar un órgano en vida, habitualmente un riñón, sin importarles a quién va destinado.
Antes de aceptar a un candidato en esta modalidad de donación se hace una evaluación psicológica profunda para constatar que no sufre ningún desequilibrio emocional y un examen físico para determinar si su estado de salud es idóneo.
Además, durante todo el proceso se debe mantener el anonimato entre donante y receptor, que será el paciente que requiera el órgano con más urgencia (casi siempre un riñón) de todos los enfermos que engrosan las listas de espera en España.
El envejecimiento de los donantes fallecidos, como consecuencia del descenso de los accidentes de tráfico, hace que sea necesario y urgente incrementar las donaciones en vivo.
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