Dos guardias civiles asesinados cuando intentaban detener a un coche sospechoso
Los dos agentes fallecidos, Juan Antonio Palmero de 29 años y José Antonio Vidal de 31, que pertenecían al Destacamento de Calahorra, se dirigían a efectuar un servicio de escolta a un transporte especial de palas eólicas
AGENCIAS
Los agentes de Tráfico de la Guardia Civil Juan Antonio Palmero Benítez, de 29 años, y José Antonio Vidal Fernández, de 31, fueron asesinados ayer en Castejón (Navarra) al intentar dar el alto a un turismo que había cometido una infracción y ser ametrallados por sus ocupantes. Aunque la Guardia Civil continúa la investigación de los hechos, sin descartar ninguna hipótesis, fuentes oficiales apuntaron a la delincuencia organizada como la más posible.
El suceso tuvo lugar sobre las 18:00 horas cuando los guardias civiles, adscritos al Destacamento de Calahorra (La Rioja), se dirigían por la carretera nacional N-113, Pamplona-Madrid, a efectuar un servicio de escolta a un transporte especial de palas de un generador eólico que hacía el recorrido entre Soria y La Rioja.
En concreto, Palmero -nacido en Cádiz pero criado en Málaga, casado y sin hijos- y Vidal -nacido en Oviedo, soltero e hijo de un guardia civil- procedían al relevo de una pareja del Destacamento de Tudela (Navarra), que efectuaba la escolta, cuando, a la altura del kilómetro 78, entre Castejón y el paraje de Los Abetos, intentaron dar el alto a un turismo que, al parecer, había cometido una infracción de tráfico, informó la delegación del Gobierno en Navarra.
Dichas fuentes agregaron que al acercarse los dos agentes en su coche patrulla al vehículo perseguido y situarse en paralelo a éste, un todoterreno marca «Suzuki» de color verde, fueron ametrallados por sus ocupantes que posteriormente se dieron a la fuga.
Como consecuencia del tiroteo, que se produjo en la circunvalación de Castejón, dirección Pamplona, uno de los agentes resultó muerto en el acto y el otro, según la información facilitada por fuentes sanitarias, falleció en el lugar de los hechos mientras se le practicaban sin éxito maniobras de reanimación.
Un agricultor de una finca cercana fue el primero en asistir a los dos agentes de la Guardia Civil, según indicó uno de los trabajadores de una empresa situada en las inmediaciones. «El agricultor ha intentado hacerles un masaje cardiaco y de respiración, pero no había nada que hacer. Hemos permanecido allí unos minutos hasta que han llegado las ambulancias y también lo han intentado, pero nada», afirmó.
Después de que el juez ordenara el levantamiento de los cadáveres, que presentaban diversos impactos de bala cada uno de ellos, éstos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Navarra, en Pamplona, desde donde, tras la práctica de las autopsias, serán conducidos hoy a la Sala de Cultura de Calahorra, donde se instalará la capilla ardiente.
En el lugar de los hechos, que fue acordonado por las Fuerzas de Seguridad del Estado, se encontraron hasta 23 casquillos de munición marca «Geco», la cual, según fuentes de la investigación, es de procedencia alemana y poco utilizada en España, aunque «bastante fácil de conseguir».
Inmediatamente después de los hechos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado establecieron diversos controles en dirección a Pamplona por ser ésta la ciudad hacia la que huyeron los autores de los asesinatos.
El delegado del Gobierno en Navarra, Vicente Ripa, se trasladó hasta Castejón para interesarse por lo sucedido, al igual que otras personalidades.
AGENCIAS
Los agentes de Tráfico de la Guardia Civil Juan Antonio Palmero Benítez, de 29 años, y José Antonio Vidal Fernández, de 31, fueron asesinados ayer en Castejón (Navarra) al intentar dar el alto a un turismo que había cometido una infracción y ser ametrallados por sus ocupantes. Aunque la Guardia Civil continúa la investigación de los hechos, sin descartar ninguna hipótesis, fuentes oficiales apuntaron a la delincuencia organizada como la más posible.
El suceso tuvo lugar sobre las 18:00 horas cuando los guardias civiles, adscritos al Destacamento de Calahorra (La Rioja), se dirigían por la carretera nacional N-113, Pamplona-Madrid, a efectuar un servicio de escolta a un transporte especial de palas de un generador eólico que hacía el recorrido entre Soria y La Rioja.
En concreto, Palmero -nacido en Cádiz pero criado en Málaga, casado y sin hijos- y Vidal -nacido en Oviedo, soltero e hijo de un guardia civil- procedían al relevo de una pareja del Destacamento de Tudela (Navarra), que efectuaba la escolta, cuando, a la altura del kilómetro 78, entre Castejón y el paraje de Los Abetos, intentaron dar el alto a un turismo que, al parecer, había cometido una infracción de tráfico, informó la delegación del Gobierno en Navarra.
Dichas fuentes agregaron que al acercarse los dos agentes en su coche patrulla al vehículo perseguido y situarse en paralelo a éste, un todoterreno marca «Suzuki» de color verde, fueron ametrallados por sus ocupantes que posteriormente se dieron a la fuga.
Como consecuencia del tiroteo, que se produjo en la circunvalación de Castejón, dirección Pamplona, uno de los agentes resultó muerto en el acto y el otro, según la información facilitada por fuentes sanitarias, falleció en el lugar de los hechos mientras se le practicaban sin éxito maniobras de reanimación.
Un agricultor de una finca cercana fue el primero en asistir a los dos agentes de la Guardia Civil, según indicó uno de los trabajadores de una empresa situada en las inmediaciones. «El agricultor ha intentado hacerles un masaje cardiaco y de respiración, pero no había nada que hacer. Hemos permanecido allí unos minutos hasta que han llegado las ambulancias y también lo han intentado, pero nada», afirmó.
Después de que el juez ordenara el levantamiento de los cadáveres, que presentaban diversos impactos de bala cada uno de ellos, éstos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Navarra, en Pamplona, desde donde, tras la práctica de las autopsias, serán conducidos hoy a la Sala de Cultura de Calahorra, donde se instalará la capilla ardiente.
En el lugar de los hechos, que fue acordonado por las Fuerzas de Seguridad del Estado, se encontraron hasta 23 casquillos de munición marca «Geco», la cual, según fuentes de la investigación, es de procedencia alemana y poco utilizada en España, aunque «bastante fácil de conseguir».
Inmediatamente después de los hechos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado establecieron diversos controles en dirección a Pamplona por ser ésta la ciudad hacia la que huyeron los autores de los asesinatos.
El delegado del Gobierno en Navarra, Vicente Ripa, se trasladó hasta Castejón para interesarse por lo sucedido, al igual que otras personalidades.
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