Pan y Guindas mira de reojo al arroyo pese a las medidas adoptadas
Desvío. Para el Ayuntamiento, el nuevo emisario servirá para evitar futuras inundaciones como las ocurridas en 1997
Oscar Navarro
ÓSCAR HERRERO / PALENCIA
El consistorio de Villalobón es reacio a la posibilidad de hacer una balsa de laminación en sus terrenos, mientras que el de Palencia defiende la obra realizada y descarta otras.
El próximo jueves se cumplen siete años de lo que fue uno de lo momentos más trágicos de la historia reciente de la capital, y más concretamente del popular barrio de Pan y Guindas. El 15 de julio de 1997 una tormenta de agua descargó sobre el sur de la provincia alrededor de 80 litros por metro cuadrado que se fueron a concentrar en esta zona de la capital traídos por el arroyo de Villalobón.
Dos metros de agua en algunas áreas del barrio, casas anegadas, cinco garajes reventados por la presión del líquido e infinidad de vehículos que durante varios días no funcionaron, fueron las consecuencias de aquella hora de lluvia intensa y de aquella noche bajo la oscuridad de las velas (no había electricidad, ni teléfono).
Tras aquella inundación se intentaron poner soluciones, que han tardado en llegar casi siete años.
Hace poco más de dos meses el alcalde de la capital inauguró esa solución en forma de desvío y entubamiento del cauce del arroyo a su paso por la capital hasta su desembocadura en el Carrión, al sur de la ciudad.
Cámara de Comercio. Sin embargo, esta medida no ha sido acogida con el mismo afán y alegría por todos colectivos de la capital. Los últimos en dar su visión de esta obra, aprovechando para incidir en el «error de optar por el soterramiento del tren» han sido los comerciantes y empresarios a través de un comunicado en el que hacían ver lo insuficiente de la obra del desvío del arroyo de Villalobón.
Es más, Vicente Villagrá, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Palencia y representante de este organismo, aseguró a este periódico que con el último entubamiento del arroyo se ha optado por la salida «más cara y errónea de las posibles».
La explicación a todo esto es que según Villagrá, «en 1997 hubo un pico de caudal cercano a los 50 metros cúbicos por segundo, mientras que las posibilidades del actual encauzamiento se reducen a sólo 18,2».
Un caudal éste que se alcanza uniendo los dos entubamientos existentes en la actualidad; el nuevo y el antiguo, que pasa por debajo de los barrios de Pan y Guindas, Campo de la Juventud y El Carmen.
El presidente de la Cámara dejó ver la que considera mejor opción para evitar que de nuevo se repitan las inundaciones de 1997. «Desde que ocurrió aquello, tanto nosotros como la Confederación Hidrográfica del Duero habíamos visto en la construcción de una balsa de laminación la solución a todos los problemas. ¿Qué es una balsa de laminación?, un campo abierto a los laterales del arroyo para que en el caso de que venga una riada se pueda inundar de forma controlada y dar salida al agua por otro lugar que no sea el natural».
Balsa de Laminación. Pero esa opción no fue la tomada por el Ayuntamiento capitalino, ya que según Villagrá «los dos grupos de izquierdas, PSOE e IU, se opusieron a dicha medida, esperando que Villalobón fuera quien tomase la iniciativa», apuntó.
Pero en Villalobón no se lo plantean, por muy recomendable que fuera para impermeabilizar la capital del arroyo que lleva el nombre de su villa. «Nosotros, los problemas que teníamos ya los hemos solucionado. Cuando pasó aquello a nosotros nos afectó ya que por varios puentes no pasaba el agua por debajo. Hicimos las modificaciones necesarias en ellos y ya está», declara Gonzalo Mota, alcalde de Villalobón.
«Si Palencia necesita una balsa de laminación que no esperen que la vayamos a hacer nosotros. Tendrá que hacerla quien tiene el problema», ataja Mota.
En cualquier caso el Ayuntamiento de Palencia no se plantea por el momento nada de eso y da por zanjado el tema con la construcción del desvío del arroyo. «No, nada de una balsa de laminación. Eso va en contra de lo que hemos pensado desde un principio. Nuestra idea es, cuando llegue una riada, dar salida al agua de la forma más rápida. Con una balsa lo que se conseguiría es almacenarlo en un perdido», expresa el concejal de Obras de la capital, Jesús Merino.
«Si quisiéramos construir una balsa de ese tipo tendríamos que buscar un terreno, hacer grandes desmontes y no tenemos pensado por el momento nada de eso. El tubo del desvío es suficiente».
Los ecos de la riada
Fue poco más de unas horas, pero según el por entonces presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Pan y Guindas, Isidoro García, fueron unas horas muy angustiosas. Reconoce la lucha que el barrio tuvo que soportar contra el agua y contra los políticos del Ayuntamiento de la capital. «Entonces se olvidaron de nosotros. Los cuerpos de seguridad de la capital trabajaron a destajo dentro de sus posibilidades. No teníamos ninguna queja de Bomberos, Protección Civil o de la Policía local. Trabajaron hasta el límite que marcaba la tragedia. Nuestra queja fue para el Ayuntamiento de entonces, que pareció querer olvidarse de nosotros. Como no había pasado ninguna desgracia personal era sólo el barrio de Pan y guindas, cuando la que había sufrido las inundaciones había sido la ciudad de Palencia», explica Isidoro García, quien en la actualidad es vicepresidente de la Asociación de Vecinos de esta barriada. Pero con el cambio en el color político del Ayuntamiento, y siete años después de que ocurriera aquello, algunos problemas del barrio provocados por la riada siguen sin solución. Son pequeños detalles como «no haber pintado una zona en la que todavía se pueden ver las marcas que dejó el agua. En la plaza de Lima, en unas columnas todavía se ve hasta dónde llegó el agua», precisa García con cierta indignación.
Las declaraciones:
Ana San Emeterio
Pta. AAvv Pan y Guindas
«El nuevo emisario es una solución parcial»
Para la actual presidenta de la Asociación de Vecinos del Barrio de Pan y Guindas, afortunadamente ya se ha cumplido una de las promesas que se hizo al barrio cuando el agua anegó toda esta parte de la ciudad, tanto el polígono residencial como el industrial.
«Por fin, el arroyo está desviado y no pasa por debajo de las casas. Sin embargo, el barrio no puede estar seguro ya que el nuevo entronque del cauce y su desviación puede ser sólo una solución parcial», asegura San Emeterio.
A tenor de las palabras de la presidenta, una riada como la de aquel 15 de julio de 1997 en el arroyo de Villalobón, «no se podría parar con nada, ni siquiera con la actual posibilidad de dar paso a todo el agua que caería por el nuevo entronque y por el viejo», asegura San Emeterio.
Soluciones. «Lo único que se conseguiría sería que el agua no llegara a tomar tanta altura como entonces, pero estoy segura de que algo de agua llegaría al barrio si llueve todo lo que llovió aquel día».
Sin embargo, ante la posibilidad de encontrar alguna solución definitiva frente a las precipitaciones del cielo, Ana San Emeterio asegura que poco se puede hacer. «Aquella vez veía cómo llegaba el agua desde las montañas. Eso no lo para nada. Lo único que nos queda es esperar que no vuelva a llover tanto. Haber puesto unos tubos más grandes en el nuevo emisario hubiera ayudado a que la llegada del agua al barrio fuera menor, pero creo que los actuales son lo suficientemente grandes».
Oscar Navarro
ÓSCAR HERRERO / PALENCIA
El consistorio de Villalobón es reacio a la posibilidad de hacer una balsa de laminación en sus terrenos, mientras que el de Palencia defiende la obra realizada y descarta otras.
El próximo jueves se cumplen siete años de lo que fue uno de lo momentos más trágicos de la historia reciente de la capital, y más concretamente del popular barrio de Pan y Guindas. El 15 de julio de 1997 una tormenta de agua descargó sobre el sur de la provincia alrededor de 80 litros por metro cuadrado que se fueron a concentrar en esta zona de la capital traídos por el arroyo de Villalobón.
Dos metros de agua en algunas áreas del barrio, casas anegadas, cinco garajes reventados por la presión del líquido e infinidad de vehículos que durante varios días no funcionaron, fueron las consecuencias de aquella hora de lluvia intensa y de aquella noche bajo la oscuridad de las velas (no había electricidad, ni teléfono).
Tras aquella inundación se intentaron poner soluciones, que han tardado en llegar casi siete años.
Hace poco más de dos meses el alcalde de la capital inauguró esa solución en forma de desvío y entubamiento del cauce del arroyo a su paso por la capital hasta su desembocadura en el Carrión, al sur de la ciudad.
Cámara de Comercio. Sin embargo, esta medida no ha sido acogida con el mismo afán y alegría por todos colectivos de la capital. Los últimos en dar su visión de esta obra, aprovechando para incidir en el «error de optar por el soterramiento del tren» han sido los comerciantes y empresarios a través de un comunicado en el que hacían ver lo insuficiente de la obra del desvío del arroyo de Villalobón.
Es más, Vicente Villagrá, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Palencia y representante de este organismo, aseguró a este periódico que con el último entubamiento del arroyo se ha optado por la salida «más cara y errónea de las posibles».
La explicación a todo esto es que según Villagrá, «en 1997 hubo un pico de caudal cercano a los 50 metros cúbicos por segundo, mientras que las posibilidades del actual encauzamiento se reducen a sólo 18,2».
Un caudal éste que se alcanza uniendo los dos entubamientos existentes en la actualidad; el nuevo y el antiguo, que pasa por debajo de los barrios de Pan y Guindas, Campo de la Juventud y El Carmen.
El presidente de la Cámara dejó ver la que considera mejor opción para evitar que de nuevo se repitan las inundaciones de 1997. «Desde que ocurrió aquello, tanto nosotros como la Confederación Hidrográfica del Duero habíamos visto en la construcción de una balsa de laminación la solución a todos los problemas. ¿Qué es una balsa de laminación?, un campo abierto a los laterales del arroyo para que en el caso de que venga una riada se pueda inundar de forma controlada y dar salida al agua por otro lugar que no sea el natural».
Balsa de Laminación. Pero esa opción no fue la tomada por el Ayuntamiento capitalino, ya que según Villagrá «los dos grupos de izquierdas, PSOE e IU, se opusieron a dicha medida, esperando que Villalobón fuera quien tomase la iniciativa», apuntó.
Pero en Villalobón no se lo plantean, por muy recomendable que fuera para impermeabilizar la capital del arroyo que lleva el nombre de su villa. «Nosotros, los problemas que teníamos ya los hemos solucionado. Cuando pasó aquello a nosotros nos afectó ya que por varios puentes no pasaba el agua por debajo. Hicimos las modificaciones necesarias en ellos y ya está», declara Gonzalo Mota, alcalde de Villalobón.
«Si Palencia necesita una balsa de laminación que no esperen que la vayamos a hacer nosotros. Tendrá que hacerla quien tiene el problema», ataja Mota.
En cualquier caso el Ayuntamiento de Palencia no se plantea por el momento nada de eso y da por zanjado el tema con la construcción del desvío del arroyo. «No, nada de una balsa de laminación. Eso va en contra de lo que hemos pensado desde un principio. Nuestra idea es, cuando llegue una riada, dar salida al agua de la forma más rápida. Con una balsa lo que se conseguiría es almacenarlo en un perdido», expresa el concejal de Obras de la capital, Jesús Merino.
«Si quisiéramos construir una balsa de ese tipo tendríamos que buscar un terreno, hacer grandes desmontes y no tenemos pensado por el momento nada de eso. El tubo del desvío es suficiente».
Los ecos de la riada
Fue poco más de unas horas, pero según el por entonces presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Pan y Guindas, Isidoro García, fueron unas horas muy angustiosas. Reconoce la lucha que el barrio tuvo que soportar contra el agua y contra los políticos del Ayuntamiento de la capital. «Entonces se olvidaron de nosotros. Los cuerpos de seguridad de la capital trabajaron a destajo dentro de sus posibilidades. No teníamos ninguna queja de Bomberos, Protección Civil o de la Policía local. Trabajaron hasta el límite que marcaba la tragedia. Nuestra queja fue para el Ayuntamiento de entonces, que pareció querer olvidarse de nosotros. Como no había pasado ninguna desgracia personal era sólo el barrio de Pan y guindas, cuando la que había sufrido las inundaciones había sido la ciudad de Palencia», explica Isidoro García, quien en la actualidad es vicepresidente de la Asociación de Vecinos de esta barriada. Pero con el cambio en el color político del Ayuntamiento, y siete años después de que ocurriera aquello, algunos problemas del barrio provocados por la riada siguen sin solución. Son pequeños detalles como «no haber pintado una zona en la que todavía se pueden ver las marcas que dejó el agua. En la plaza de Lima, en unas columnas todavía se ve hasta dónde llegó el agua», precisa García con cierta indignación.
Las declaraciones:
Ana San Emeterio
Pta. AAvv Pan y Guindas
«El nuevo emisario es una solución parcial»
Para la actual presidenta de la Asociación de Vecinos del Barrio de Pan y Guindas, afortunadamente ya se ha cumplido una de las promesas que se hizo al barrio cuando el agua anegó toda esta parte de la ciudad, tanto el polígono residencial como el industrial.
«Por fin, el arroyo está desviado y no pasa por debajo de las casas. Sin embargo, el barrio no puede estar seguro ya que el nuevo entronque del cauce y su desviación puede ser sólo una solución parcial», asegura San Emeterio.
A tenor de las palabras de la presidenta, una riada como la de aquel 15 de julio de 1997 en el arroyo de Villalobón, «no se podría parar con nada, ni siquiera con la actual posibilidad de dar paso a todo el agua que caería por el nuevo entronque y por el viejo», asegura San Emeterio.
Soluciones. «Lo único que se conseguiría sería que el agua no llegara a tomar tanta altura como entonces, pero estoy segura de que algo de agua llegaría al barrio si llueve todo lo que llovió aquel día».
Sin embargo, ante la posibilidad de encontrar alguna solución definitiva frente a las precipitaciones del cielo, Ana San Emeterio asegura que poco se puede hacer. «Aquella vez veía cómo llegaba el agua desde las montañas. Eso no lo para nada. Lo único que nos queda es esperar que no vuelva a llover tanto. Haber puesto unos tubos más grandes en el nuevo emisario hubiera ayudado a que la llegada del agua al barrio fuera menor, pero creo que los actuales son lo suficientemente grandes».
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