Imaginación contra el dolor
Recrear en la mente fantasías agradables parece calmar a los niños que se acaban de someter a una intervención quirúrgica. Según acaba de revelar un estudio que publica el último número de la revista 'Pain', esta terapia conductual hace que los pequeños sufran menos dolor y ansiedad.
Lo cierto es que la medicina ha utilizado la imaginería o visualización (que es como se llama esta técnica) durante centurias. Ya en los siglos XIII y XIV, los monjes tibetanos imaginaban que Buda podía curar enfermedades.
En la década de 1970, la terapia se hizo popular como apoyo a los enfermos de cáncer, que debían imaginar a un comecocos devorando sus células cancerosas, al igual que hacía en el videojuego 'PacMan'.
Actualmente se utiliza además para la depresión, las fobias, para aumentar la motivación o relajarse e, incluso, para dejar de fumar. En general, consiste en recrear en la mente un lugar tranquilo e imaginar que uno mismo está en ese paraje.
En el presente estudio los críos (36 pequeños que iban a someterse a una cirugía ambulatoria para extirparse las amígdalas, vegetaciones o ambas) escucharon, unas horas después de operarse, una grabación relajante (con música, técnicas respiratorias?) donde se sugería que imaginasen un parque. Asimismo, se instó a sus padres a que empleasen esta cinta en casa, además de darles analgésicos.
Otros 37 chavales intervenidos tuvieron únicamente los cuidados convencionales (grupo control).
Resultados
Se observó que los pequeños del primer colectivo sufrían menos dolor sensorial (un 28% menos), ansiedad (10,5%) y dolor emocional (es decir, los sentimientos desagradables al experimentar las molestias: un 8,5%) en el hospital.
Sin embargo, la terapia no parecía tener tantos efectos cuando el pequeño ya estaba en su propia casa, lo que los autores atribuyen a que los niveles de dolor y ansiedad que se experimentan en el hogar son, de por sí, bastante bajos.
Tampoco la cantidad de calmantes que tuvieron que consumir difería entre los grupos, ni en el hospital ni en casa. "Por tanto, los médicos y los padres deben administrar los analgésicos adecuados junto con intervenciones no farmacológicas como la imaginería", concluyen los autores, que consideran que debería estudiarse la técnica en otras cirugías pediátricas y en niños con dolor crónico.
Lo cierto es que la medicina ha utilizado la imaginería o visualización (que es como se llama esta técnica) durante centurias. Ya en los siglos XIII y XIV, los monjes tibetanos imaginaban que Buda podía curar enfermedades.
En la década de 1970, la terapia se hizo popular como apoyo a los enfermos de cáncer, que debían imaginar a un comecocos devorando sus células cancerosas, al igual que hacía en el videojuego 'PacMan'.
Actualmente se utiliza además para la depresión, las fobias, para aumentar la motivación o relajarse e, incluso, para dejar de fumar. En general, consiste en recrear en la mente un lugar tranquilo e imaginar que uno mismo está en ese paraje.
En el presente estudio los críos (36 pequeños que iban a someterse a una cirugía ambulatoria para extirparse las amígdalas, vegetaciones o ambas) escucharon, unas horas después de operarse, una grabación relajante (con música, técnicas respiratorias?) donde se sugería que imaginasen un parque. Asimismo, se instó a sus padres a que empleasen esta cinta en casa, además de darles analgésicos.
Otros 37 chavales intervenidos tuvieron únicamente los cuidados convencionales (grupo control).
Resultados
Se observó que los pequeños del primer colectivo sufrían menos dolor sensorial (un 28% menos), ansiedad (10,5%) y dolor emocional (es decir, los sentimientos desagradables al experimentar las molestias: un 8,5%) en el hospital.
Sin embargo, la terapia no parecía tener tantos efectos cuando el pequeño ya estaba en su propia casa, lo que los autores atribuyen a que los niveles de dolor y ansiedad que se experimentan en el hogar son, de por sí, bastante bajos.
Tampoco la cantidad de calmantes que tuvieron que consumir difería entre los grupos, ni en el hospital ni en casa. "Por tanto, los médicos y los padres deben administrar los analgésicos adecuados junto con intervenciones no farmacológicas como la imaginería", concluyen los autores, que consideran que debería estudiarse la técnica en otras cirugías pediátricas y en niños con dolor crónico.
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