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MARSEL & CO

Supuestos secretos religiosos ocultos en obras de arte

Asistimos estos días al lanzamiento de Ángeles y demonios, la nueva novela de Dan Brown, un fenómeno comercial dentro del mundo literario que alcanza casi niveles de histeria colectiva, con reserva previa de ejemplares y un ambiente de expectación que raramente acompaña a los libros. La nueva novela del autor de El código da Vinci se ha convertido ya, antes de ser leída, en un evento sociológico que se acercará, no importa los errores e imposturas que contenga, a las anteriores marcas de ventas y que tiene asegurada una muy rentable polémica sobre sus planteamientos. El fenómeno se extiende a otras muchas novelas, verdaderos thriller históricos y religiosos, que encabezan las listas de libros más vendidos.

Es curioso que en un mundo en el que la enseñanza de la religión es inexistente, minoritarias las prácticas religiosas, nulas las vocaciones eclesiásticas, desasistida la afluencia a las iglesias y consagrado el laicismo como categoría constitucional, los lectores se lancen ávidos sobre supuestos secretos religiosos escondidos en obras de arte, sobre los vestigios vivos de los caballeros Templarios o la Orden de Sión, sobre María Magdalena como presunta esposa de Jesús y madre de una hija común, sobre las antiguas sectas aún en pie de guerra contra la Iglesia, sobre la autenticidad de la Sábana Santa, sobre la naturaleza solamente humana de Cristo según el arrianismo, sobre ángeles y demonios, sobre la religión obstruyendo los caminos de la ciencia, o sobre el viaje de Dante al infierno. Son, en general, libros escritos con una sabia dosificación del suspense, con todos los ingredientes para convertirse en éxitos de venta, y desarrollados con una hábil, engañosa y maliciosa erudición plagada de trampas. Son recursos literarios legítimos en obras –no lo olvidemos– de ficción, no de investigación histórica ni religiosa, con un efecto fulminante sobre ese sector comercial que son superventas.

El éxito de estas novelas concuerda mal con la ignorancia religiosa en la sociedad. El rechazo de la asignatura de religión por parte de los planes de educación priva a los alumnos de los conocimientos y las claves necesarias para comprender el arte y su historia, de comprender las relaciones entre los pueblos, de explicar las culturas o de entender gran parte de la Historia. Desconocer el Nuevo y el Viejo Testamento es dejar incapacitado al individuo para explicarse la civilización occidental en la que vive, así como ignorar la historia del islam es impedir la comprensión de las tensiones que vivimos. No podríamos explicarnos el Egipto de los faraones sin conocer sus dioses y su religión, ni entenderíamos la situación en el Oriente Medio sin tener conocimiento de la fidelidad del pueblo judío a la tierra prometida por Yavé a Moisés, ni nos explicaríamos ninguna de las culturas superiores sin conocer sus mitos religiosos. Un asomo de erudición religiosa, aunque con truco, explica el éxito actual de un tipo de novelas.

2 comentarios

Anónimo -

totalmente de acuerdo;con unas salvedades, los colegios concertados,religiosos casi todos,llevan su moral,su adoctrinamiento,y la defensa del hecho religioso propio mas alla de lo academico ,suelen mostrar las virtudes y no los defectos que los tiene de una religion alienante falta de tolerancia y misericordia dogmatica y excluyente.Por cierto me manifiesto catolico pero no ciego ni falto de raciocinio.Si a la asignatura de religion, religiones, pero de verdad creen que es necesaria desde tan corta edad, y tantos años repitiendo una salmodia univoca, si eso no es adoctrinamiento ¿como se puede calificar?

credito -

La ignorancia no favorece la tolerancia

Si toda religión tiene sus fundamentalistas -cosa muy discutible-, también el laicismo tiene los suyos.

En España están bien representados por la CEAPA (confederación laica de padres de alumnos) que cuando oyen hablar de religión en la escuela desenfundan. Han estado en pie de guerra ante la creación en el currículo en el que se contemple el "hecho religioso" en dos modalidades alternativas, a elección de los padres: la clásica asignatura de Religión o bien un estudio no confesional del hecho religioso.

Cualquiera diría que hoy existe una presión religiosa en la escuela, cuando lo que destaca a todas luces es el desconocimiento religioso, incluso entre alumnos que han estudiado religión.

Y ahora que en España hay mayor presencia de otras religiones no cristianas es necesario que todos sepamos algo más del hecho religioso. Tal vez la CEAPA piensa que la ignorancia favorece la tolerancia. Pero más bien, la ignorancia, suele ser el caldo de cultivo del recelo y del enfrentamiento.

Carlos Menéndez
http://www.creditomagazine.es