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MARSEL & CO

Analfabetos sexuales

Analfabetos sexuales Si haces el amor por primera vez no puedes quedarte embarazada. Tampoco si estás con la regla. Cuando te masturbas salen granos... La mayoría de los adolescentes españoles, según rezan las encuestas, asegura que está bien informado sobre temas relacionados con la sexualidad, pero una cosa es lo que saben y, otra, lo que creen saber. Algo está fallando: 18.000 embarazos cada año en menores de 19 años, un aborto y un alumbramiento cada día entre adolescentes y uno de cada tres jóvenes de 18 a 29 años que declara que en sus últimas tres relaciones sexuales no ha usado el preservativo. Al analfabetismo en temas de sexo, y a sus tremendas consecuencias, sólo hay una forma de plantarle cara: con educación. Todos, médicos, profesores, padres y alumnos están de acuerdo: la formación en sexualidad debería estar en los programas escolares. Existe una asignatura transversal que versa sobre este tema, pero todos, de nuevo, critican que se está impartiendo mal y que en muchos centros ni siquiera está presente. Ninguno de los expertos consultados por SALUD ha dudado en afirmar que la gran asignatura pendiente de nuestro país es la educación sexual. No es sólo sentido común. Un estudio reciente, elaborado por la ONG británica Population Concern, determinaba que la formación deficiente en temas de sexo produce unos 75 millones de embarazos no deseados al año, de los cuáles 45 millones son interrumpidos. Y España es ya, después de Reino Unido, el primer país de Europa donde más gestaciones no queridas se producen (18.000 al año), de los que cerca de la mitad (7.000) acaban en abortos voluntarios, según un trabajo presentado el pasado mes de julio por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Más argumentos: el estudio Ipertim, en el que participaron 126 jóvenes españoles con verrugas genitales causadas por el Virus del Papiloma Humano (VPH), demostró que las intervenciones educativas específicas pueden ayudar a reducir las recidivas por este tipo de infección, una de las que más ha aumentado en este sector de la población.

VIRGINIDAD. La mitad de los adolescentes de entre 17 y 19 años de todos los países occidentales ha tenido una relación sexual. La edad del primer encuentro a ha ido descendiendo de forma constante en las últimas décadas. Al principio de siglo, la iniciación en el sexo solía producirse alrededor de los 20 años. Ahora y, según datos del 2000 del Instituto Nacional de Juventud Española (INJUVE), como media, los chicos pierden la virginidad a los 17 y las chicas a los 18. Los más precoces se incian a los 15.

Las razones de la precocidad cada vez mayor en la inauguración de la vida sexual hay que buscarlas tanto en la liberación sexual que se produjo en los años 60 y 70, y que trajo de la mano una mayor tolerancia hacia el sexo prematrimonial (lo que ha permitido que los jóvenes se sientan más libres para practicarlo) y la disponibilidad de contraceptivos seguros y eficaces. Pero ninguno de estos cambios se ha visto acompañado por una mayor formación de los adolescentes en materia de sexo. No han faltado buenas intenciones para intentar modificar este panorama, pero todavía se está lejos de que estos virtuosos propósitos se conviertan en realidad. Antonio Merino, de la Asociación de Educación para la Salud (ADEPS), creada dentro del departamento de Medicina Preventiva del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, justifica esta aseveración. «En los 90 se introdujo dentro de la LOGSE una nueva asignatura llamada Educación para la Salud en Primaria (6 a 11 años) y Sencudaria (12 a 16), en la cual se abarcan temas que van desde la alimentación; la higiene y también la educación sexual. Pero la introducción de esta materia está en manos de los colegios y de los profesores. Éstos últimos no están preparados para impartir educación sexual. Es más, se sabe que las clases de formación en esta materia que se dan están mal orientadas».

RESPONSABILIDAD. De la misma opinión se muestra el sexólogo Alberto Jiménez, del Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid. «El concepto teórico de dar formación en sexualidad está muy bien y es importante, pero cuando se dice que impartir este tipo de asignatura es una resposabilidad de todos y no se establece un programa para hacerlo ni se forma a los docentes es como decir que no es responsabilidad de nadie. Es muy necesario hacer educación sexual pero recordando que la sexualidad no es sólo reproducción».

Precisamente, por este motivo, porque formar en sexualidad no es ilustrar únicamente en el sistema reproductor humano, todos los colectivos consultados (enfermería, médicos, profesores y padres) defienden la necesidad de preparar a los maestros para que puedan afrontar este nuevo reto. Porque, tal y como razona José Luis Doval Conde, presidente de la Sociedad Española de Contracepción, «la formación en temas de sexo no es una clase de zoología, ni consiste únicamente en decirle a una jóven cómo evitar un embarazo».
De hecho, varios estudios han demostrado que las personas que alcanzan la edad adulta formadas adecuadamente en sexualidad son más seguras, más respestuosas, tienen menos conflictos emocionales, ejercen su sexualidad sin sentimientos de culpa y no realizan prácticas de riesgo. Es más, la educación sexual permite avanzar en la lucha contra la discriminación y la desigualdad.

La excelencia, por tanto, en la educación es una prioridad si se persigue, además, que cumpla con su finalidad. Mari Cruz Molina, de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona, explica que «al igual que nos hemos dado cuenta de que la formación en temas de sexo no debe quedar relegada a acciones puntuales, ya que fracasan y pierden el interés del alumno, la calidad de la educación es primordial para la evolución de otros aspectos, como la emotividad, la comunicación, la orientación sexual, los afectos, entre otros».

Para ilustrar sus palabras esta profesora recuerda que las charlas impartidas en colegios con motivo, por ejemplo del Día Mundial de Sida, «acababan sin despertar el interés, los propios estudiantes nos decían, ‘otra vez eso... ya me lo sé’. Hay un rechazo hacia estas actuaciones puntuales. Por tanto, es fundamental no limitarse a hablar de sexo relacionado con riesgo, como sucede ahora. Hay que educarlos desde la infancia, con una actitud positiva y contextualizar, cuando son adolescentes, los conceptos de riesgo. Pero, sobre todo, hay que ser constante a la hora de impartir estas materias».

Constancia y casi obligatoriedad exigen también los afectados más directamente relacionados con los problemas de los adolescentes: sus padres. Lola Abelló, presidenta de la Confederación Estatal de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), defiende el acuerdo entre los progenitores respecto a que la educación sexual de los menores sea una tarea compartida por ellos y por los profesores. «Antes había padres que no querían que se impartiera esta materia en las aulas, pero poco a poco las cosas han ido cambiando y se han dado cuenta de que los niños no son como los de hace 20 años, tienen otras curiosidades reciben más información de otros medios y ellos, muchas veces, no saben cómo afrontar los interrogantes que les plantean».

Tal y como se recoge en una encuesta con padres de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, el 40% reconoce no saber manejar los conflictos de convivencia familiar y cerca de una tercera parte dice sentirse incapaz de educar bien a sus hijos. Para ayudar a resolver las dificultades que tienen en esta formación, el 59,6% de los padres cree que los profesores deberían educar mejor y el 49% dice que los medios de comunicación tendrían que ser más formativos.

Abelló explica que la buena voluntad de ciertos centros y del profesorado está motivando que «ya existan algunos colegios en los que dentro de la asignatura de Naturales se imparte, durante cuatro meses, formación en educación sexual, con un éxito muy grande entre los alumnos y los padres». No obstante, el reconocimiento merecido a este logro no nubla el hecho de que denuncie «que sigue siendo una asignatura pendiente». Cree que uno de los aspectos más positivos es la introducción de la escuela de padres en los propios centros educativos, «ya que les permite aprender a saber cómo deben hablar a sus hijos y reduce los conflictos».

Para la presidenta de la CEAPA, parte del interés depositado en esta materia se debe a que «estamos preocupados por el número elevado de embarazos no deseados entre las menores y la prevención es el arma más eficaz contra ellos. Creemos, además, que la formación en sexualidad debe empezar pronto, cuando los menores tienen cuatro años. Hoy en día, las niñas tienen la menstruación cada vez más pronto y si queremos prepararlas para que entiendan este momento y pregunten sus dudas e inquietudes tenemos que dirigirnos a ellas antes».
Uno de los puntos más problemáticos para expandir la formación en materia de sexo es quién debería llevarla a cabo. Sin embargo, a la vez que los propios docentes piden que se les impartan cursos sobre la materia, el personal sanitario está deseoso de traspasar las puertas de los centros médicos y llegar hasta las aulas.

Así lo manifiesta María José García, secretaria general de comunicación del Sindicato de Enfermería (SATSE), que defiende la obligatoriedad de la asignatura de Educación para la Salud. A modo de ejemplo basta recordar que esta medida ha servido para que, en Holanda, por citar un único aspecto, el número de embarazos no deseados entre menores se reduzca a uno por cada 1.000 adolescentes, la menor tasa de Europa.
«Nosotros defendemos», apunta García «que el personal sanitario esté en colegios e institutos. La mejor forma de prevenir enfermedades es enseñando hábitos de vida saludables y para ello debemos llegar hasta las aulas. Cataluña es pioneraTiene un progama para implantar de aquí al 2008 a profesionales sanitarios en los colegios con 1,8 millones de euros de presupuesto».

Gráfico en PDF: Prácticas sexuales de los adolescentes y jóvenes españoles

CENTROS DE ANTICONCEPCIÓN
La falta de recursos para atender a los jóvenes

El paso dado a principios de mes por la Generalitat de Cataluña de distribuir gratuitamente y sin receta en centros de atención primaria, urgencias y centros de salud reproductiva la píldora del día después ha sido acogida como una de las mejores noticias que se han producido en el camino de la reducción de los embarazos no deseados y abortos. Las malas nuevas vienen de la mano de un estudio realizado para elaborar la Guía Sex Joven que se presentó en Madrid la semana pasada. El manual, disponible en Internet (www.fpfe.org/guiasexjoven), ha sido realizado por la Federación de Planificación Familiar de españa (EPFE) y recoge por primera vez los recursos para jóvenes en materia de sexualidad y anticoncepción dentro de la red pública española o en establecimientos pertenecientes a ONG con financiación pública. En el informe se demuestra que sólo existen 167 centros, de los cuales un tercio cumplen las características que propone la Organización Mundial de la Salud. Además, y respecto al tipo de recursos que se ofrecen, en el 91% de los casos se atiende a los jóvenes una tarde o una mañana a la semana. Para Alberto Jiménez, del Centro Joven de Sexualidad y Anticoncepción de Madrid, la falta de recursos es palpable. «Un ejemplo es el de la píldora del día después. La verdad es que no se está dando. Hasta aquí llegan jóvenes desde Guadalajara, por ejemplo, que han pasado antes por cinco sitios o más y que al final les han derivado hasta nosotros. Somos una institución privada pero hay centros públicos que cierran en verano y que, directamente, desvían sus llamadas de teléfono a nuestro número». A los escasos recursos hay que añadir ahora el cierre en los meses de noviembre y diciembre del Centro Joven de Madrid, «no tenemos dinero para finalizar el año», aclara Jiménez. Desde 1991 hasta 1999, han antendido a más de 66.000 jóvenes.
INFECCIONES SEXUALES
En sus mentes sólo está la palabra sida... ¿Y las otras?

Saben muy bien lo que significa la palabra sida, pero desconocen que existen otras muchas Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) que se pueden contraer y que, en el caso de las mujeres, elevan el riesgo de padecer grandes trastornos como enfermedad pélvica inflamatoria e, incluso, infertilidad. Y lo que es peor, ignoran que no saben nada en materia de sexo. De hecho, el 73% de los jóvenes se considera bien informado en temas relacionados con la sexualidad.

Aún así un 76% de los que mantienen relaciones con penetración considera que está tomando las medidas necesarias para evitar un embarazo no deseado o una enfermedad de transmisión sexual, pero cuando se analizan sus hábitos sexuales, sólo un 50% usa de forma constante el preservativo. Juan Ballesteros, Centro Sanitario Sandoval de Madrid, reconoce que la infección por el virus del papiloma humano y el herpes genital son las ETS más comunes entre los adolescentes.

«Lo más preocupante en este sector de la población es que están más desprotegidos que los adultos. No acuden a las consultas cuando tienen molestias y sus problemas pueden complicarse más a menudo», dice. Otros especialistas consultados por SALUD insisten en el aumento de las infecciones sexuales por clamida y gonorrea en todos los países occidentales entre los más jóvenes, tal y como se desprende del siguiente dato: cerca de un 25% de las mujeres jóvenes sexualmente activas tiene alguna ETS una cifra que en España puede estar entre el 10% y el 20%, sobre todo si se incluyen las infecciones fúngicas que padece un 75% de las féminas al menos una vez en la vida. Los programas educativos en las escuelas de Holanda han servido para que uno de cada cuatro adolescentes use la píldora y el preservativo en su primera relación sexual y pueden evitar estos problemas.
Actitudes, demandas y comportamientos

El 25% de los adolescentes españoles de entre 15 y 17 años mantiene actividad sexual. Dos tercios de los que tienen relaciones íntimas lo hacen con una sóla persona, pero un 35% practica con más de una pareja. Precisamente es en este grupo donde más embarazos no deseados se producen. De hecho, se sabe que uno de cada tres adolescentes no usa preservativo en sus relaciones con penetración. Llegar hasta ellos, para intentar que modifiquen sus hábitos es díficil.

Sus principales fuentes de información son, por este orden, los amigos, los medios de comunicación (televisión y radio) y, por último, los padres. Sin embargo, esfuerzos como los llevados a cabo desde el Programa de Agentes Jóvenes en Educación Para la Salud (PAJEPS), dan sus frutos. Ana Martín, de 25 años, psicóloga que lleva los temas de sexualidad dentro de esta institución afirma que los adolescentes «están deseando recibir información sobre sexualidad y te preguntan sin cesar cosas cuando hablas con ellos. Creo que es muy positivo que personas que ven como cercanas, por la edad, les manden estos mensajes porque creen que están ante iguales». Ana es una más de los 460 jóvenes profesionales de varios ámbitos que se dedican a impartir cursos, seminarios, entre otras actividades, en colegios e institutos para favorecer la cultura de la salud.

Para esta voluntaria, como para Antonio Merino, de ADEPS, lo que está cada vez más claro es que los «jóvenes no tienen una percepción del riesgo real, que se traduce no sólo en la no utilización del preservativo, sino, además, en otros ámbitos como las drogas, el alcohol, la conducción. Para hacer frente a ésto se debe realizar formación continuada. La asignatura de Educación para la Salud tiene que ser obligatoria porque está claro que los mensajes que estamos lanzando a los jóvenes no les llegan».

Fracasos

En este sentido, tanto Martín como Merino hacen especial hincapié en el fracaso que han tenido las campañas contra la droga o las de consumo de alcohol y tráfico. «Somos el país de Europa donde más cocaína se consume y todos los fines de semana se mata un número muy elevado de jóvenes en las carreteras. Algo no se está haciendo bien. De hecho, creemos que la cadena de salud está fallando y, además, del elevado número de abortos, tenemos que decir que se están detectando casos de sifilis entre este sector de la población», aclara Merino.

Defienden que para modificar comportamientos no se debe llegar al jóven con «bombardeo continuo de consejos por muy atractivos que se crean que son o con mensajes cohercitivos y restrictivos».

En este sentido, y tal y como expuso Jany Rademakers, del Instituto de Investigación Sexológica de Holanda, los intentos de mantener «una actitud liberal hacia la sexualidad del adolescente tiene un efecto positivo sobre su salud sexual, porque facilita la disponibilidad de los servicios de contracepción y programas de educación en temas de sexo. Por lo tanto, este tipo de actitud lleva al uso más efectivo de la contracepción, a menos embarazos adolescentes y a menos abortos, tal y como ha sucedido en este país». El ejemplo de Holanda no es el único. Suecia, una de las primeras naciones en las que se introdujo la educación en las escuelas, tiene una incidencia de VIH baja entre los adolescentes, los niveles de clamidia están reduciéndose y la gonorrea casi no existe.

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