Así veo yo mi dolor
El año pasado Victoria lo veía todo negro. Así fue como esta paciente, que lleva tres años con un cáncer de mama, representó su dolor cuando su médico le propuso que participase en el concurso de dibujo que organizaba el servicio de oncología de su hospital, el Gregorio Marañón de Madrid.
El pasado viernes 23, médicos y pacientes se reunieron para entregar los premios de este año, dentro de las celebraciones del Día sin Dolor. Victoria ha vuelto a quedar entre los ganadores.
Además de ella, otros 28 enfermos de cáncer personas que están ingresadas o que acuden al hospital a recibir su tratamiento- han participado este año en el concurso, que va por su segunda edición. Para conmemorar este día se han colocado en el centro madrileño carteles de celebración y, además, médicos y pacientes adornan sus solapas con una pequeña chapa sonriente.
La iniciativa pretende, además de permitir al paciente expresarse, llamar la atención sobre este problema. "Se habla de quimioterápicos, de los transplantes de médula pero no de algo más sórdido, más crónico, más triste, como es el dolor", dice Yolanda Escobar, médico adjunto del Gregorio Marañón.
Sin embargo, se calcula que hasta el 70% de los pacientes oncológicos lo padece. Además "si no hay dolor físico, siempre hay dolor moral, porque la situación es muy dura y angustiosa. De hecho, los dibujos reflejan dolor físico y otras veces sentimientos: depresión, angustia, soledad o aislamiento", precisa Escobar.
Así le ha sucedido a Manuel, de 39 años, su dolor no ha sido algo físico, sino "una sensación de miedo", cuando hace unos meses le diagnosticaron un tumor de testículo. Manuel ha dibujado una máquina tragaperras, en la que a uno le puede tocar el dolor, la alegría
Deficiencias
Lo cierto es que, aunque 'toque' dolor, éste puede controlarse en más del 90% de las ocasiones, aunque los estudios muestran que todavía existen deficiencias en su tratamiento. Un trabajo publicado en la revista 'The Lancet' en 2001, y realizado entre enfermos terminales, revelaba que, aunque más de la mitad de los participantes con cáncer sufría un dolor medio o grave, sólo un tercio de ellos había solicitado alguna terapia adicional para paliarlo.
La principal causa de este rechazo (en el 40% de los casos) era el miedo a que el tratamiento les crease adicción. Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EEUU, este temor -tanto por parte de los pacientes como de los propios médicos- es una de las barreras que impiden un control eficaz del dolor oncológico.
"Los médicos deberían comunicar de modo más eficaz que la adicción a los opiáceos empleados para paliar el dolor es un mito y desechar una creencia que supone un obstáculo para una analgesia adecuada", comenta el estudio de 'The Lancet'.
El NCI cita además otros problemas, como unos conocimientos inadecuados sobre cómo controlar el dolor o una evaluación inadecuada del mismo.
Mejorando
Precisamente, con el objetivo de mejorar esta situación, en nuestro país nació hace casi un lustro el Proyecto Algos (dolor, en griego), al que actualmente pertenecen un tercio de los hospitales españoles con servicio de oncología médica. Todos ellos celebran una vez al año su Día sin Dolor.
"Es posible que todavía no lo estemos haciendo lo bastante bien, pero ha cambiado mucho. Ahora mismo los oncólogos nos preocupamos del tratamiento de soporte del paciente: de los síntomas, de las molestias, de las complicaciones La calidad de vida prevalece sobre lo demás", dice Escobar, que es miembro del proyecto. "Lo estamos haciendo mejor, aunque el camino es muy largo", añade.
También el paciente parece estar cambiando. Durante mucho tiempo, el enfermo había asumido que, en cierto modo, el dolor que sufría era 'normal', pero "afortunadamente, ahora, le cuesta mucho menos verbalizarlo. Hemos aprendido a preguntarle cada día, a medir su dolor, a insistirle. Tratamos de llegar a un entendimiento para que no sólo nos explique qué tiene, sino cuánto", añade la oncóloga.
Victoria señala que no tiene ningún problema en hablarle a su médico sobre sus dolores. "Es como si te empezasen a clavar agujas y a morder, como una boca cuando te muerde de verdad", comenta. Así, este año ha decidido dibujar a la popular muñeca coreana Pucca con lágrimas negras, grandes alfileres y cangrejos mordiéndole.
El pasado viernes 23, médicos y pacientes se reunieron para entregar los premios de este año, dentro de las celebraciones del Día sin Dolor. Victoria ha vuelto a quedar entre los ganadores.
Además de ella, otros 28 enfermos de cáncer personas que están ingresadas o que acuden al hospital a recibir su tratamiento- han participado este año en el concurso, que va por su segunda edición. Para conmemorar este día se han colocado en el centro madrileño carteles de celebración y, además, médicos y pacientes adornan sus solapas con una pequeña chapa sonriente.
La iniciativa pretende, además de permitir al paciente expresarse, llamar la atención sobre este problema. "Se habla de quimioterápicos, de los transplantes de médula pero no de algo más sórdido, más crónico, más triste, como es el dolor", dice Yolanda Escobar, médico adjunto del Gregorio Marañón.
Sin embargo, se calcula que hasta el 70% de los pacientes oncológicos lo padece. Además "si no hay dolor físico, siempre hay dolor moral, porque la situación es muy dura y angustiosa. De hecho, los dibujos reflejan dolor físico y otras veces sentimientos: depresión, angustia, soledad o aislamiento", precisa Escobar.
Así le ha sucedido a Manuel, de 39 años, su dolor no ha sido algo físico, sino "una sensación de miedo", cuando hace unos meses le diagnosticaron un tumor de testículo. Manuel ha dibujado una máquina tragaperras, en la que a uno le puede tocar el dolor, la alegría
Deficiencias
Lo cierto es que, aunque 'toque' dolor, éste puede controlarse en más del 90% de las ocasiones, aunque los estudios muestran que todavía existen deficiencias en su tratamiento. Un trabajo publicado en la revista 'The Lancet' en 2001, y realizado entre enfermos terminales, revelaba que, aunque más de la mitad de los participantes con cáncer sufría un dolor medio o grave, sólo un tercio de ellos había solicitado alguna terapia adicional para paliarlo.
La principal causa de este rechazo (en el 40% de los casos) era el miedo a que el tratamiento les crease adicción. Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EEUU, este temor -tanto por parte de los pacientes como de los propios médicos- es una de las barreras que impiden un control eficaz del dolor oncológico.
"Los médicos deberían comunicar de modo más eficaz que la adicción a los opiáceos empleados para paliar el dolor es un mito y desechar una creencia que supone un obstáculo para una analgesia adecuada", comenta el estudio de 'The Lancet'.
El NCI cita además otros problemas, como unos conocimientos inadecuados sobre cómo controlar el dolor o una evaluación inadecuada del mismo.
Mejorando
Precisamente, con el objetivo de mejorar esta situación, en nuestro país nació hace casi un lustro el Proyecto Algos (dolor, en griego), al que actualmente pertenecen un tercio de los hospitales españoles con servicio de oncología médica. Todos ellos celebran una vez al año su Día sin Dolor.
"Es posible que todavía no lo estemos haciendo lo bastante bien, pero ha cambiado mucho. Ahora mismo los oncólogos nos preocupamos del tratamiento de soporte del paciente: de los síntomas, de las molestias, de las complicaciones La calidad de vida prevalece sobre lo demás", dice Escobar, que es miembro del proyecto. "Lo estamos haciendo mejor, aunque el camino es muy largo", añade.
También el paciente parece estar cambiando. Durante mucho tiempo, el enfermo había asumido que, en cierto modo, el dolor que sufría era 'normal', pero "afortunadamente, ahora, le cuesta mucho menos verbalizarlo. Hemos aprendido a preguntarle cada día, a medir su dolor, a insistirle. Tratamos de llegar a un entendimiento para que no sólo nos explique qué tiene, sino cuánto", añade la oncóloga.
Victoria señala que no tiene ningún problema en hablarle a su médico sobre sus dolores. "Es como si te empezasen a clavar agujas y a morder, como una boca cuando te muerde de verdad", comenta. Así, este año ha decidido dibujar a la popular muñeca coreana Pucca con lágrimas negras, grandes alfileres y cangrejos mordiéndole.
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