Cuando pregunté de qué se reían mientras hablaban del asesinato de mi hijo y 191 personas más, buscaba la mirada del PP
¿Qué es lo primero que ha pensado esta mañana al despertar?
Lo único que sentí es la liberación de la misión cumplida. Hemos hablado las víctimas y hemos dicho aquello que llevamos sufriendo durante nueve meses.
¿Cambió algo con respecto al miércoles?
Estoy cansada... He sufrido un gran nivel de estrés porque yo no soy una profesional de esto. Al documento que leí ayer solamente le puse voz: lo habíamos redactado aquí, todos juntos, durante muchas horas.
¿Es consciente de que hizo sentir vergüenza a muchos?
Las víctimas no queremos dar pena, sino lecciones de dignidad haciendo soportar la mirada de una madre a quien abandonó la comisión, a quien no levantó los ojos para mirarme... Ni siquiera me cuestiono su actitud, es la misma que han mantenido durante nueve meses. Sólo les hemos servido para la palmadita en la espalda y lanzarse, bajo sus banderas partidarias, a nuestros muertos y heridos. Ni siquiera creo que ellos tuvieran la capacidad de sentir vergüenza.
Cuando levantaba la mirada del papel, que se sabía casi de memoria, ¿intentaba buscar los ojos de alguien?
Cuando pregunté de qué se reían, qué jaleaban, qué vitoreaban mientras hablaban del asesinato de mi hijo y 191 personas más, buscaba la mirada del Partido Popular.
¿Se la devolvieron?
Los señores Zaplana y Martínez Pujalte siguieron leyendo la prensa, ignorando que yo estaba sentada en la tribuna.
¿Se sintió ofendida?
No. El daño que se me puede hacer en esta vida me lo hicieron el 11 de marzo. No me hace daño quien quiere, sino quien puede. Tenía muchos corazones abrazándome cuando comparecí.
¿Sintió, al contrario, alguna mirada especialmente desarmada o tierna?
No recuerdo todos los nombres... Pero había una señora, tras el señor Rubalcaba, que lloraba con hipo. Los periodistas lloraban. Jordi Jané, de CiU, me miró por momentos con cara emocionada. El señor Llamazares se tapaba la cara con la mano, abrumado quizá por mis palabras. Hubo corazones cálidos allí dentro.
¿Esperaba algo más del PP que el saludo y el pésame de la diputada Alicia Castro?
No. Ni yo ni esta asociación. Cuando uno está asentado en la verdad absoluta es difícil que esperemos algo más. Como regalo, siendo muy espléndidos, de la comparecencia del señor Aznar recibimos la afirmación de que el 11 de marzo fue su peor día político, pero fue el peor día de nuestras vidas, porque quien sufrió esa fecha fuimos nosotros.
Alguien ha comentado, y perdón por la brutalidad de la frase, que Aznar hubiera debido mancharse la camisa de sangre al lado de los familiares de los muertos y heridos.
Tengo que reconocer que estuve seis días y seis noches sin que me dieran el cadáver de mi hijo. Sólo tengo retazos y flases de esos momentos. No sé qué hizo Aznar. Sabemos que hubo una gran manifestación por la Constitución, pero las víctimas tuvimos la desgracia de no vivir esos días... De vivirlos en el dolor, la amargura y la ansiedad en el pabellón de la muerte del Ifema, en la más absoluta incredulidad, sin saber qué nos había pasado.
¿Fue la comparecencia del ex presidente Aznar el momento más duro de estos meses?
No esperábamos que entonara ningún mea culpa ni nos llamó la atención nada de lo que dijo. A ratos daban ganas de entrar a darle el pésame, porque daba la sensación de que las condolencias debieran ser para el señor Acebes y el señor Aznar.
Usted pidió a los miembros de la comisión un segundo de clarividencia. ¿Qué debería contener ese instante?
Sólo con mirarnos a los ojos debería bastarles. Hemos pasado muchos meses con más ganas de irnos que de quedarnos, porque el dolor era tan desgarrador que no merecía la pena seguir adelante. En ese segundo de clarividencia les pedía que se pusiesen del lado de acá, que pensaran como padres despidiéndose de su niño, como yo hice de mi niño chico, con un beso y pensaran que llevo nueve meses esperándole.
¿La entendieron?
Ellos son meras marionetas que van a defender al jefe de turno con las directrices de turno. Son los partidos políticos quienes mandan y ordenan. Todo eso que conté en la comisión se lo quería contar a los ciudadanos. A los políticos les dije que algunos fuimos tan dignos que incluso en esas condiciones votamos el día 14. Tenían que escucharme porque son mi Parlamento.
Su discurso mereció que los grupos parlamentarios se disculpasen unánimente. ¿Cree que va a cambiar el juego?
La sociedad se lo va a exigir. Les pido que estén a la altura de la sociedad española, que, como ha demostrado, no quiere violencia ni guerras. Sus señorías no se representan a ellos mismos y a sus partidos, sino a nosotros y, por lo tanto, tendrán que dar respuesta y rendir cuentas ante la sociedad. Tengo el móvil colapsado de mensajes de personas que me dicen que escucharon en el Parlamento lo que ellos quisieran decir.
¿Es consciente de que su mensaje puede ser interpretado por algunos como una especie de ya está bien de lío, pasemos página?
No creo. De lo que estamos hartos es de homenajes que no hemos querido, que no hemos solicitado. Se acerca el aniversario de los atentados y queríamos decirles que dejen de utilizarnos para ponerse medallas, hacerse fotos y colgarse lazos negros, porque nos han tenido abandonados nueve meses y cinco días.
Es decir, les pide dimensión humana, les recuerda que son personas.
Queda mucha luz fuera de aquella cámara. No fui a la comisión a hacer una andanada contra la política, sino contra el uso partidario del dolor. Fuera hay muchos abrazos, besos y amor. Sólo ellos han olvidado nuestro dolor para arrojárselo los unos a los otros a ver quién se ponía la medalla del triunfo o a quién acusaban de la derrota electoral.
¿Cómo les ha tratado la Casa Real?
En los primeros días nos envió un mensaje de condolencia a todas las familias de los fallecidos. Creo que la Casa Real se ha sentido cercana a nosotros en cualquier momento en que haya estado presente.
¿Incluso durante la boda del Príncipe?
Sufrimos sobremanera el famoso bosque de los ausentes, que dolía hasta en el alma. Hasta el nombre nos dolía. Creo que ellos no tuvieron la culpa de que se hiciera ese mausoleo que nadie pidió. Probablemente no sepamos nunca dónde están aquellos árboles, pero tampoco los queremos. Me parece que a la Casa Real le dieron todo el protocolo hecho, porque, de otro modo, hubieran tenido, al menos, la delicadeza de aminorar la marcha del coche de los novios ante esos 192 arbolitos.
En algunos mentideros dicen de usted que está manchada para hablar porque es afiliada a CC OO y militante de IU. Se le ha llegado a acusar públicamente de antisistema y radical.
A quien dice eso de mí le digo que hace muchos años de la muerte de Franco, que tengo todas mis libertades constitucionales, porque yo sí voté por la Constitución, reconocidas. Estoy orgullosa de mi militancia sindical y de haber defendido los derechos de los trabajadores en un lugar tan complicado como el Ministerio de Defensa. A esos señores que hablan de mí les diría que pregunten al estamento militar sobre mi dignidad y mis recorridos sindical, personal y laboral. Recibirían una lección, porque gente absolutamente lejana a mi ideología, a eso que llaman ideología, me han mandado las cartas más tiernas de condolencia que he recibido nunca. Ese general con el que me he peleado por tal o cual negociación laboral me ha escrito diciendo que quiere volver a ver a la Pilar luchadora y sonriente, que al final de la discusión se tomaba una cerveza, porque lo personal y lo laboral no tienen nada que ver.
También insinúan que en la asociación hubo un golpe de mano para imponerla como portavoz.
Hay gente que no conoce lo que es una organización democrática. En el seno de la asociación había dos formas de entender sus fines, porque algunos queríamos abrirla a afectados de todo el Corredor del Henares, Parla, Guadalajara... El órgano colegiado decayó por esta división y se nombró una gestora de once miembros, entre ellos la anterior presidenta, Clara Escribano. Reunidos por unanimidad deciden que yo sea la portavoz, con lo cual golpes de mano, ninguno. La gestora ha cerrado el censo electoral de socios a fecha de aquella asamblea. Los nuevos socios no tendrán derecho de voto, para que nadie pueda acusarnos de engrosar los censos para tal o cual fin. Quienes hablan de golpes de mano lo hacen porque ellos aún no han condenado algunos golpes de estado.
¿Cómo se financia la asociación?
No hay cuotas de socios. Sólo hemos recibido donaciones de particulares. Todo ha sido muy nuevo, estamos aterrizando y desbordados. No queremos dinero, porque el dinero no abraza, sino dignidad para nuestros heridos.
¿Ha hablado ya con Gregorio Peces-Barba?
No, aún no.
¿Qué opinión le merece su nombramiento como Alto Comisionado para la Atención a las Víctimas del Terrorismo?
Cuando el presidente Zapatero me llamó tras la intervención en la comisión no me dijo nada sobre el nombramiento. Peces-Barba me parece una persona de un gran prestigio profesional, tiene mi admiración personal. Fue presidente de la cámara, es rector de una universidad y fue padre de la Constitución. Me parece que si puede haber un hombre bueno que aglutine a las distintas administraciones, probablemente el señor Zapatero haya acertado con la elección.
¿Llega tarde la creación del Alto Comisionado?
Llega.
¿Le basta?
Sí, porque, a pesar del calvario que hemos pasado los familiares de las víctimas, de ventanilla en ventanilla, de administración en administración, entregando los papeles más dolorosos de nuestra vida, cartas de defunción que eran como sentencias de muerte, ahora estamos en un momento en que están saliendo de los hospitales los grandes heridos, gente que va a quedar con gravísimas minusvalías, y sería inhumano que les hicieran pasar por el mismo camino. ¿Debía haber llegado antes el Alto Comisionado? Probablemente, pero si las cosas llegan, son bienvenidas.
¿Se atrevería a enunciar un mensaje para uno de los presuntos autores de la matanza?
Le diría que incluso una vida tan vil, tan rastrera y mala como la suya merece vivirse. Tendrá que pagar con todo el peso de la ley por haberme asesinado a mi hijo, pero nunca me va encontrar en el bando podrido de los asesinos, donde sólo cabe gente con corazones muertos. No existe otro paraíso, aunque uno beba agua bendita, que el que podamos construir aquí, donde estamos. Que no se confunda, que aunque se convierta en mártir no va a ir a ningún paraíso con muchas mujeres porque se lo haya prometido su dios.
¿Están personados en la causa judicial por los atentados?
La asociación no está personada aún. Yo sí lo estoy a nivel personal desde que la Audiencia Nacional me comunicó la apertura de la causa penal por el asesinato de mi hijo. Quiero pedir actuaciones al Fiscal General y mis abogados ya están trabajando en ellas.
¿Qué actuaciones?
Queremos convertir algunas responsabilidades políticas en responsabilidades penales.
¿Va a ir a por quien estaba en el poder?
Voy a ir a por aquellos que teniendo avisos o indicios no contrataron traductores de árabe mientras los terroristas estaban dando las últimas órdenes para asesinar a mi niño, que destruyeron cintas grabadas en árabe, que las guardaron en cajones... No nos conformamos con la destitución del jefe de la Guardia Civil de Gijón. El señor Bolinaga era una pieza de un ajedrez que tenía por encima un montón de cargos políticos, policiales, de todo tipo, que tendrán que rendir cuentas.
Está usted de baja laboral desde los atentados, ¿cómo se siente?
Estoy en terapia psicológica y con tratamiento farmacológico, como todas las víctimas. Gracias a los viles que colgaron en Internet las fotos de nuestros fallecidos, sufrimos una recaída psiquiátrica prácticamente todos. Por eso insistimos tanto en el tratamiento de las imágenes. Algunos podrían estar incurriendo en un delito de salud pública.
¿Qué ilusiones ha perdido?
Casi todas. La alegría, los sueños y las esperanzas de mi hijo. En tres años tendría que haber recogido su título universitario y he tenido que ir yo a que me dieran una medalla y un título póstumo.
¿Le quedan sueños?
No sueño nunca. Las noches son de no existir. Deben ser así, de desconexión de la angustia y la pena, porque si no descansara habría acabado volviéndome loca.
¿La asaltó ese miedo alguna vez?
Estoy loca de dolor. Debo descansar para que el agotamiento mental no me domine y para eso necesito los tratamientos psiquiátricos. Perder un hijo en estas circunstancias es lo más parecido a la propia muerte.
¿Pensó alguna vez en compartir el destino fatal de su hijo?
Muchas veces he pensado que no vale la pena vivir, pero al segundo siguiente miro a los ojos de mi otro hijo y eso me da las fuerzas que me faltan para seguir pidiendo justicia, justicia hasta las últimas consecuencias. Además, a los malditos asesinos que brindaron el día 11 por haber arrebatado la vida de mi hijo nunca les daré el placer de que me arrebaten también la mía.
------------------------------------------------------------------------
Relacionado:
BIOGRAFÍA
Pilar Manjón Gutiérrez nació en Cáceres en 1958 y hoy vive en el distrito madrileño de Vallecas Villa. Está separada de su marido y es madre de otro hijo, mayor que Daniel el que perdió el 11-M, de 23 años. Sindicalista de CC OO, forma parte del personal laboral del Ministerio de Defensa.
DANIEL IRÁ A GRECIA
Daniel Paz Manjón, que murió en El Pozo el 11-M, cumpliría el domingo 21 años. Sus cenizas están en poder de Pilar, su madre, la cacereña nacida en 1958 que abofeteó a la clase política española el martes con un discurso que debería ser considerado de lectura obligatoria para los aspirantes a representantes del pueblo.
Veinte kilos más delgada a fuerza de sufrimiento, siempre de negro (no es luto, es mi grito silencioso contra la guerra), necesitada de chocolatinas para combatir los bajones de glucosa y de abrazos para superar la zozobra del alma, Pilar todavía tiene en casa las cenizas de Daniel. No había encontrado un lugar para ventearlas, porque no hay ningún sitio en el mundo lo suficientemente bonito para mi niño, pero ahora sabe su desino: Grecia, el país mítico y blanco del que estaba enamorado el muchacho.
Daniel tenía un hermano del alma negro, árabe y musulmán. Se llama Camacho Mami, tiene 23 años y vive en los campamentos saharahuis de Tinduf, en el sur argelino. Vivió muchos veranos en España, acogido por la familia, y era el confidente y mejor amigo del chico muerto. Cada quince días llama por teléfono a Pilar, para quien el corazón del mundo es uno solo: Mi hijo era tan inocente como los que caen en Palestina o Faluya.
Lo único que sentí es la liberación de la misión cumplida. Hemos hablado las víctimas y hemos dicho aquello que llevamos sufriendo durante nueve meses.
¿Cambió algo con respecto al miércoles?
Estoy cansada... He sufrido un gran nivel de estrés porque yo no soy una profesional de esto. Al documento que leí ayer solamente le puse voz: lo habíamos redactado aquí, todos juntos, durante muchas horas.
¿Es consciente de que hizo sentir vergüenza a muchos?
Las víctimas no queremos dar pena, sino lecciones de dignidad haciendo soportar la mirada de una madre a quien abandonó la comisión, a quien no levantó los ojos para mirarme... Ni siquiera me cuestiono su actitud, es la misma que han mantenido durante nueve meses. Sólo les hemos servido para la palmadita en la espalda y lanzarse, bajo sus banderas partidarias, a nuestros muertos y heridos. Ni siquiera creo que ellos tuvieran la capacidad de sentir vergüenza.
Cuando levantaba la mirada del papel, que se sabía casi de memoria, ¿intentaba buscar los ojos de alguien?
Cuando pregunté de qué se reían, qué jaleaban, qué vitoreaban mientras hablaban del asesinato de mi hijo y 191 personas más, buscaba la mirada del Partido Popular.
¿Se la devolvieron?
Los señores Zaplana y Martínez Pujalte siguieron leyendo la prensa, ignorando que yo estaba sentada en la tribuna.
¿Se sintió ofendida?
No. El daño que se me puede hacer en esta vida me lo hicieron el 11 de marzo. No me hace daño quien quiere, sino quien puede. Tenía muchos corazones abrazándome cuando comparecí.
¿Sintió, al contrario, alguna mirada especialmente desarmada o tierna?
No recuerdo todos los nombres... Pero había una señora, tras el señor Rubalcaba, que lloraba con hipo. Los periodistas lloraban. Jordi Jané, de CiU, me miró por momentos con cara emocionada. El señor Llamazares se tapaba la cara con la mano, abrumado quizá por mis palabras. Hubo corazones cálidos allí dentro.
¿Esperaba algo más del PP que el saludo y el pésame de la diputada Alicia Castro?
No. Ni yo ni esta asociación. Cuando uno está asentado en la verdad absoluta es difícil que esperemos algo más. Como regalo, siendo muy espléndidos, de la comparecencia del señor Aznar recibimos la afirmación de que el 11 de marzo fue su peor día político, pero fue el peor día de nuestras vidas, porque quien sufrió esa fecha fuimos nosotros.
Alguien ha comentado, y perdón por la brutalidad de la frase, que Aznar hubiera debido mancharse la camisa de sangre al lado de los familiares de los muertos y heridos.
Tengo que reconocer que estuve seis días y seis noches sin que me dieran el cadáver de mi hijo. Sólo tengo retazos y flases de esos momentos. No sé qué hizo Aznar. Sabemos que hubo una gran manifestación por la Constitución, pero las víctimas tuvimos la desgracia de no vivir esos días... De vivirlos en el dolor, la amargura y la ansiedad en el pabellón de la muerte del Ifema, en la más absoluta incredulidad, sin saber qué nos había pasado.
¿Fue la comparecencia del ex presidente Aznar el momento más duro de estos meses?
No esperábamos que entonara ningún mea culpa ni nos llamó la atención nada de lo que dijo. A ratos daban ganas de entrar a darle el pésame, porque daba la sensación de que las condolencias debieran ser para el señor Acebes y el señor Aznar.
Usted pidió a los miembros de la comisión un segundo de clarividencia. ¿Qué debería contener ese instante?
Sólo con mirarnos a los ojos debería bastarles. Hemos pasado muchos meses con más ganas de irnos que de quedarnos, porque el dolor era tan desgarrador que no merecía la pena seguir adelante. En ese segundo de clarividencia les pedía que se pusiesen del lado de acá, que pensaran como padres despidiéndose de su niño, como yo hice de mi niño chico, con un beso y pensaran que llevo nueve meses esperándole.
¿La entendieron?
Ellos son meras marionetas que van a defender al jefe de turno con las directrices de turno. Son los partidos políticos quienes mandan y ordenan. Todo eso que conté en la comisión se lo quería contar a los ciudadanos. A los políticos les dije que algunos fuimos tan dignos que incluso en esas condiciones votamos el día 14. Tenían que escucharme porque son mi Parlamento.
Su discurso mereció que los grupos parlamentarios se disculpasen unánimente. ¿Cree que va a cambiar el juego?
La sociedad se lo va a exigir. Les pido que estén a la altura de la sociedad española, que, como ha demostrado, no quiere violencia ni guerras. Sus señorías no se representan a ellos mismos y a sus partidos, sino a nosotros y, por lo tanto, tendrán que dar respuesta y rendir cuentas ante la sociedad. Tengo el móvil colapsado de mensajes de personas que me dicen que escucharon en el Parlamento lo que ellos quisieran decir.
¿Es consciente de que su mensaje puede ser interpretado por algunos como una especie de ya está bien de lío, pasemos página?
No creo. De lo que estamos hartos es de homenajes que no hemos querido, que no hemos solicitado. Se acerca el aniversario de los atentados y queríamos decirles que dejen de utilizarnos para ponerse medallas, hacerse fotos y colgarse lazos negros, porque nos han tenido abandonados nueve meses y cinco días.
Es decir, les pide dimensión humana, les recuerda que son personas.
Queda mucha luz fuera de aquella cámara. No fui a la comisión a hacer una andanada contra la política, sino contra el uso partidario del dolor. Fuera hay muchos abrazos, besos y amor. Sólo ellos han olvidado nuestro dolor para arrojárselo los unos a los otros a ver quién se ponía la medalla del triunfo o a quién acusaban de la derrota electoral.
¿Cómo les ha tratado la Casa Real?
En los primeros días nos envió un mensaje de condolencia a todas las familias de los fallecidos. Creo que la Casa Real se ha sentido cercana a nosotros en cualquier momento en que haya estado presente.
¿Incluso durante la boda del Príncipe?
Sufrimos sobremanera el famoso bosque de los ausentes, que dolía hasta en el alma. Hasta el nombre nos dolía. Creo que ellos no tuvieron la culpa de que se hiciera ese mausoleo que nadie pidió. Probablemente no sepamos nunca dónde están aquellos árboles, pero tampoco los queremos. Me parece que a la Casa Real le dieron todo el protocolo hecho, porque, de otro modo, hubieran tenido, al menos, la delicadeza de aminorar la marcha del coche de los novios ante esos 192 arbolitos.
En algunos mentideros dicen de usted que está manchada para hablar porque es afiliada a CC OO y militante de IU. Se le ha llegado a acusar públicamente de antisistema y radical.
A quien dice eso de mí le digo que hace muchos años de la muerte de Franco, que tengo todas mis libertades constitucionales, porque yo sí voté por la Constitución, reconocidas. Estoy orgullosa de mi militancia sindical y de haber defendido los derechos de los trabajadores en un lugar tan complicado como el Ministerio de Defensa. A esos señores que hablan de mí les diría que pregunten al estamento militar sobre mi dignidad y mis recorridos sindical, personal y laboral. Recibirían una lección, porque gente absolutamente lejana a mi ideología, a eso que llaman ideología, me han mandado las cartas más tiernas de condolencia que he recibido nunca. Ese general con el que me he peleado por tal o cual negociación laboral me ha escrito diciendo que quiere volver a ver a la Pilar luchadora y sonriente, que al final de la discusión se tomaba una cerveza, porque lo personal y lo laboral no tienen nada que ver.
También insinúan que en la asociación hubo un golpe de mano para imponerla como portavoz.
Hay gente que no conoce lo que es una organización democrática. En el seno de la asociación había dos formas de entender sus fines, porque algunos queríamos abrirla a afectados de todo el Corredor del Henares, Parla, Guadalajara... El órgano colegiado decayó por esta división y se nombró una gestora de once miembros, entre ellos la anterior presidenta, Clara Escribano. Reunidos por unanimidad deciden que yo sea la portavoz, con lo cual golpes de mano, ninguno. La gestora ha cerrado el censo electoral de socios a fecha de aquella asamblea. Los nuevos socios no tendrán derecho de voto, para que nadie pueda acusarnos de engrosar los censos para tal o cual fin. Quienes hablan de golpes de mano lo hacen porque ellos aún no han condenado algunos golpes de estado.
¿Cómo se financia la asociación?
No hay cuotas de socios. Sólo hemos recibido donaciones de particulares. Todo ha sido muy nuevo, estamos aterrizando y desbordados. No queremos dinero, porque el dinero no abraza, sino dignidad para nuestros heridos.
¿Ha hablado ya con Gregorio Peces-Barba?
No, aún no.
¿Qué opinión le merece su nombramiento como Alto Comisionado para la Atención a las Víctimas del Terrorismo?
Cuando el presidente Zapatero me llamó tras la intervención en la comisión no me dijo nada sobre el nombramiento. Peces-Barba me parece una persona de un gran prestigio profesional, tiene mi admiración personal. Fue presidente de la cámara, es rector de una universidad y fue padre de la Constitución. Me parece que si puede haber un hombre bueno que aglutine a las distintas administraciones, probablemente el señor Zapatero haya acertado con la elección.
¿Llega tarde la creación del Alto Comisionado?
Llega.
¿Le basta?
Sí, porque, a pesar del calvario que hemos pasado los familiares de las víctimas, de ventanilla en ventanilla, de administración en administración, entregando los papeles más dolorosos de nuestra vida, cartas de defunción que eran como sentencias de muerte, ahora estamos en un momento en que están saliendo de los hospitales los grandes heridos, gente que va a quedar con gravísimas minusvalías, y sería inhumano que les hicieran pasar por el mismo camino. ¿Debía haber llegado antes el Alto Comisionado? Probablemente, pero si las cosas llegan, son bienvenidas.
¿Se atrevería a enunciar un mensaje para uno de los presuntos autores de la matanza?
Le diría que incluso una vida tan vil, tan rastrera y mala como la suya merece vivirse. Tendrá que pagar con todo el peso de la ley por haberme asesinado a mi hijo, pero nunca me va encontrar en el bando podrido de los asesinos, donde sólo cabe gente con corazones muertos. No existe otro paraíso, aunque uno beba agua bendita, que el que podamos construir aquí, donde estamos. Que no se confunda, que aunque se convierta en mártir no va a ir a ningún paraíso con muchas mujeres porque se lo haya prometido su dios.
¿Están personados en la causa judicial por los atentados?
La asociación no está personada aún. Yo sí lo estoy a nivel personal desde que la Audiencia Nacional me comunicó la apertura de la causa penal por el asesinato de mi hijo. Quiero pedir actuaciones al Fiscal General y mis abogados ya están trabajando en ellas.
¿Qué actuaciones?
Queremos convertir algunas responsabilidades políticas en responsabilidades penales.
¿Va a ir a por quien estaba en el poder?
Voy a ir a por aquellos que teniendo avisos o indicios no contrataron traductores de árabe mientras los terroristas estaban dando las últimas órdenes para asesinar a mi niño, que destruyeron cintas grabadas en árabe, que las guardaron en cajones... No nos conformamos con la destitución del jefe de la Guardia Civil de Gijón. El señor Bolinaga era una pieza de un ajedrez que tenía por encima un montón de cargos políticos, policiales, de todo tipo, que tendrán que rendir cuentas.
Está usted de baja laboral desde los atentados, ¿cómo se siente?
Estoy en terapia psicológica y con tratamiento farmacológico, como todas las víctimas. Gracias a los viles que colgaron en Internet las fotos de nuestros fallecidos, sufrimos una recaída psiquiátrica prácticamente todos. Por eso insistimos tanto en el tratamiento de las imágenes. Algunos podrían estar incurriendo en un delito de salud pública.
¿Qué ilusiones ha perdido?
Casi todas. La alegría, los sueños y las esperanzas de mi hijo. En tres años tendría que haber recogido su título universitario y he tenido que ir yo a que me dieran una medalla y un título póstumo.
¿Le quedan sueños?
No sueño nunca. Las noches son de no existir. Deben ser así, de desconexión de la angustia y la pena, porque si no descansara habría acabado volviéndome loca.
¿La asaltó ese miedo alguna vez?
Estoy loca de dolor. Debo descansar para que el agotamiento mental no me domine y para eso necesito los tratamientos psiquiátricos. Perder un hijo en estas circunstancias es lo más parecido a la propia muerte.
¿Pensó alguna vez en compartir el destino fatal de su hijo?
Muchas veces he pensado que no vale la pena vivir, pero al segundo siguiente miro a los ojos de mi otro hijo y eso me da las fuerzas que me faltan para seguir pidiendo justicia, justicia hasta las últimas consecuencias. Además, a los malditos asesinos que brindaron el día 11 por haber arrebatado la vida de mi hijo nunca les daré el placer de que me arrebaten también la mía.
------------------------------------------------------------------------
Relacionado:
BIOGRAFÍA
Pilar Manjón Gutiérrez nació en Cáceres en 1958 y hoy vive en el distrito madrileño de Vallecas Villa. Está separada de su marido y es madre de otro hijo, mayor que Daniel el que perdió el 11-M, de 23 años. Sindicalista de CC OO, forma parte del personal laboral del Ministerio de Defensa.
DANIEL IRÁ A GRECIA
Daniel Paz Manjón, que murió en El Pozo el 11-M, cumpliría el domingo 21 años. Sus cenizas están en poder de Pilar, su madre, la cacereña nacida en 1958 que abofeteó a la clase política española el martes con un discurso que debería ser considerado de lectura obligatoria para los aspirantes a representantes del pueblo.
Veinte kilos más delgada a fuerza de sufrimiento, siempre de negro (no es luto, es mi grito silencioso contra la guerra), necesitada de chocolatinas para combatir los bajones de glucosa y de abrazos para superar la zozobra del alma, Pilar todavía tiene en casa las cenizas de Daniel. No había encontrado un lugar para ventearlas, porque no hay ningún sitio en el mundo lo suficientemente bonito para mi niño, pero ahora sabe su desino: Grecia, el país mítico y blanco del que estaba enamorado el muchacho.
Daniel tenía un hermano del alma negro, árabe y musulmán. Se llama Camacho Mami, tiene 23 años y vive en los campamentos saharahuis de Tinduf, en el sur argelino. Vivió muchos veranos en España, acogido por la familia, y era el confidente y mejor amigo del chico muerto. Cada quince días llama por teléfono a Pilar, para quien el corazón del mundo es uno solo: Mi hijo era tan inocente como los que caen en Palestina o Faluya.
0 comentarios