El Madrid recupera la autoestima en seis minutos
Ojalá todos los partidos duraran seis minutos. En ese tiempo no hay lugar para la especulación, para jugar al escondite. A eso se dedicó la Real y lo pagó ante un Madrid revolucionado, capaz de crear más ocasiones de gol en cuatro minutos que en otros encuentros que duran hora y media. Atrincherado el rival, tuvo que ser Guti quien habilitara a Ronaldo para romper la defensa vasca. Labaka le hizo penalti y Zidane no falló.
La Real sacó de centro y el balón ya nunca le duró más de 20 segundos en su poder. Beckham, Guti y Raúl, omnipresentes, ocuparon la zona ancha del campo para evitar lo que quería Amorrortu, defenderse, sí, pero en el campo del Madrid.
Primero Beckham, luego Raúl, en dos ocasiones, y por último Morientes, el único que remató a puerta, advirtieron a Riesgo y el resto de su equipo de las intenciones de un conjunto herido, que creyó desde el principio en la posibilidad de marcar un gol.
Y éste llegó cuando Guti, maestro, trazó una diagonal de más de 40 metos que dejó a Ronaldo de cara a la portería rival. El joven Labaka, víctima de una bicicleta perfecta del brasileño, sólo encontró una pierna en su intento de despejar la pelota. Penalti que, ausente Figo, Zidane se encargó de transformar ajustado al palo, lejos del alcance del portero.
Ese gol vale tres puntos, vale un puesto en la Liga de Campeones y vale para soñar con que 10 puntos, los que ahora le saca el Barcelona, se pueden recuperar. Pero sobre todo sirve para creer en el nuevo técnico, valiente su planteamiento inicial, que una vez marcado el gol sacó del campo a Ronaldo por Pavón y a Raúl por Solari. Y también para que el grupo recobre la autoestima perdida y la ilusión por un nuevo proyecto que, aunque comienza en enero y no en junio, aún está a tiempo de producir algo positivo. La siguiente prueba, en el Calderón.
FICHA TÉCNICA
La Real sacó de centro y el balón ya nunca le duró más de 20 segundos en su poder. Beckham, Guti y Raúl, omnipresentes, ocuparon la zona ancha del campo para evitar lo que quería Amorrortu, defenderse, sí, pero en el campo del Madrid.
Primero Beckham, luego Raúl, en dos ocasiones, y por último Morientes, el único que remató a puerta, advirtieron a Riesgo y el resto de su equipo de las intenciones de un conjunto herido, que creyó desde el principio en la posibilidad de marcar un gol.
Y éste llegó cuando Guti, maestro, trazó una diagonal de más de 40 metos que dejó a Ronaldo de cara a la portería rival. El joven Labaka, víctima de una bicicleta perfecta del brasileño, sólo encontró una pierna en su intento de despejar la pelota. Penalti que, ausente Figo, Zidane se encargó de transformar ajustado al palo, lejos del alcance del portero.
Ese gol vale tres puntos, vale un puesto en la Liga de Campeones y vale para soñar con que 10 puntos, los que ahora le saca el Barcelona, se pueden recuperar. Pero sobre todo sirve para creer en el nuevo técnico, valiente su planteamiento inicial, que una vez marcado el gol sacó del campo a Ronaldo por Pavón y a Raúl por Solari. Y también para que el grupo recobre la autoestima perdida y la ilusión por un nuevo proyecto que, aunque comienza en enero y no en junio, aún está a tiempo de producir algo positivo. La siguiente prueba, en el Calderón.
FICHA TÉCNICA
0 comentarios