Las descargas por 'e-mail', lo último en tecnología P2P
Primero llegó Napster, una de las revoluciones de Internet, que enseñó con éxito cómo descargar contenidos en masa. Y los usuarios le cogieron tanto gusto que, cuando aquél 'desapareció' entre juicios y millones de dólares, no pudieron despegarse de las redes P2P y se pasaron a alternativas como KaZaA o eMule. El último en incorporarse a la larga lista de herederos es Peer2Mail, un sencillo pero potente programa que combina el concepto original con otro aún más extendido: el 'e-mail'.
Luis Tejero. Navegante (El Mundo.es)
Creado por el programador israelí Ran Geva, Peer2Mail (P2M) es producto de la evolución de una serie de herramientas que comenzó en URLBlaze y que ha concluido, al menos de momento, en esta combinación de 'peer to peer' y correo electrónico llamada a hacerse un hueco entre los 'gigantes' de las descargas desde un punto de vista diferente.
"Tan fácil como enviar un 'e-mail'", asegura su eslogan. Y es así: quien sepa acceder a una cuenta de correo puede utilizar P2M sin dificultades para 'bajarse' a su ordenador el material en el que esté interesado, con el ojo puesto únicamente en la mayor o menor velocidad que alcance su conexión.
Y siempre que alguien lo haya 'subido' previamente a la Red, claro. Porque la piedra angular de P2M, como la de todos los demás sistemas P2P, está en compartir. Si uno, dos, 10 o 200 usuarios quieren descargar una copia de 'Matrix', un parche de seguridad para Windows XP o lo último de U2, es necesario que otra persona los haya colocado antes en una cuenta gratuita de 'e-mail'.
Impulsado por la guerra del correo
En este punto entra en juego la reciente carrera entre los principales servicios de correo en Internet, que arrancó por sorpresa de la mano de Google y ha acabado resultando en una importante ampliación de la capacidad de almacenamiento de todos ellos.
Es precisamente gracias a este "renovarse o morir" como P2M ha aprovechado las posibilidades que ofrece la competencia y se ha convertido en una alternativa a los sistemas tradicionales, cuyos envíos generalmente no se realizan desde un servidor hacia varios clientes, sino entre los propios clientes de forma individual.
En resumen, según explica su creador, P2M divide el archivo que se desea almacenar o compartir, lo comprime y lo envía en pequeños ficheros a una cuenta de correo creada por el usuario en Gmail, Walla!, Spymac, XasaMail, etc. Una vez que el programa los ha 'subido' todos, cualquier persona que disponga de la clave de acceso puede descargarlos y unirlos de nuevo en un archivo idéntico al original.
¿Los inconvenientes? En principio, ninguno. Sin embargo, dado que estos proveedores de 1 o 2 Gb de correo electrónico no conciben sus productos como una red P2P, sino como un servicio de mensajes a cambio de publicidad, no sería de extrañar que, tarde o temprano, alguno de ellos introdujera restricciones frente a este tipo de avances.
Google, por ejemplo, ya deja ver en las condiciones de uso de Gmail que está prohibido transferir contenidos protegidos por las leyes de propiedad intelectual, violar los derechos de otros o fomentar actividades ilegales.
En función de quién interprete normas como éstas, P2M tendrá más o menos posibilidades de continuar con su exitosa expansión por la Red y de seguir generando a su alrededor decenas de comunidades 'on line' dedicadas a su difusión. Mientras tanto, larga vida al nuevo Napster.
Posibles barreras
Luis Tejero. Navegante (El Mundo.es)
Creado por el programador israelí Ran Geva, Peer2Mail (P2M) es producto de la evolución de una serie de herramientas que comenzó en URLBlaze y que ha concluido, al menos de momento, en esta combinación de 'peer to peer' y correo electrónico llamada a hacerse un hueco entre los 'gigantes' de las descargas desde un punto de vista diferente.
"Tan fácil como enviar un 'e-mail'", asegura su eslogan. Y es así: quien sepa acceder a una cuenta de correo puede utilizar P2M sin dificultades para 'bajarse' a su ordenador el material en el que esté interesado, con el ojo puesto únicamente en la mayor o menor velocidad que alcance su conexión.
Y siempre que alguien lo haya 'subido' previamente a la Red, claro. Porque la piedra angular de P2M, como la de todos los demás sistemas P2P, está en compartir. Si uno, dos, 10 o 200 usuarios quieren descargar una copia de 'Matrix', un parche de seguridad para Windows XP o lo último de U2, es necesario que otra persona los haya colocado antes en una cuenta gratuita de 'e-mail'.
Impulsado por la guerra del correo
En este punto entra en juego la reciente carrera entre los principales servicios de correo en Internet, que arrancó por sorpresa de la mano de Google y ha acabado resultando en una importante ampliación de la capacidad de almacenamiento de todos ellos.
Es precisamente gracias a este "renovarse o morir" como P2M ha aprovechado las posibilidades que ofrece la competencia y se ha convertido en una alternativa a los sistemas tradicionales, cuyos envíos generalmente no se realizan desde un servidor hacia varios clientes, sino entre los propios clientes de forma individual.
En resumen, según explica su creador, P2M divide el archivo que se desea almacenar o compartir, lo comprime y lo envía en pequeños ficheros a una cuenta de correo creada por el usuario en Gmail, Walla!, Spymac, XasaMail, etc. Una vez que el programa los ha 'subido' todos, cualquier persona que disponga de la clave de acceso puede descargarlos y unirlos de nuevo en un archivo idéntico al original.
¿Los inconvenientes? En principio, ninguno. Sin embargo, dado que estos proveedores de 1 o 2 Gb de correo electrónico no conciben sus productos como una red P2P, sino como un servicio de mensajes a cambio de publicidad, no sería de extrañar que, tarde o temprano, alguno de ellos introdujera restricciones frente a este tipo de avances.
Google, por ejemplo, ya deja ver en las condiciones de uso de Gmail que está prohibido transferir contenidos protegidos por las leyes de propiedad intelectual, violar los derechos de otros o fomentar actividades ilegales.
En función de quién interprete normas como éstas, P2M tendrá más o menos posibilidades de continuar con su exitosa expansión por la Red y de seguir generando a su alrededor decenas de comunidades 'on line' dedicadas a su difusión. Mientras tanto, larga vida al nuevo Napster.
Posibles barreras
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