Políticos sin escrúpulos
El espectáculo que está dando la oposición al gobierno de la Comunidad de Madrid, con motivo del 'affaire' del Hospital de Leganés, es bochornoso. En lugar de serenarse, ayudar a investigar a fondo algo que -con los datos que ya han salido a la luz- tiene muy mala pinta, y admitir que un cargo concedido a dedo en su día, con el dedo se cese, dan la sensación de que han 'mordido presa' y que insistiendo en los ataques acabarán con ella en poco tiempo. Piden vehementemente la dimisión del consejero madrileño y que se restituya de inmediato al coordinador, ahora en entredicho, del Servicio de Urgencias. También aprovechan para mezclar la sanidad pública con la privada, amenazando con que ésta última va a reemplazar a la primera. Tienen también un gran aparato mediático que les ayuda a conseguir el objetivo. Todo vale si con ello se puede deteriorar al contrario. No importa lo más mínimo que el arma con la que combatir sea la sanidad. Quizá es que en política los escrúpulos sobran, incluso cuando se trata de asuntos tan delicados como lo es éste.
PROFESIÓN.
Por otra parte, tampoco se comprende la reacción airada de un porcentaje de los profesionales que, muchos de ellos sin saber realmente qué es lo que ha sucedido, ataca la decisión de la administración. Se han oído pocas voces autorizadas pidiendo la verdad. Tanto corporativismo trasnochado acabará siendo a medio plazo un 'boomerang' de efectos muy dañinos para una profesión que hoy más que nunca necesita el respeto y la admiración de toda la sociedad. Leyendo los informes que ha elaborado la Comisión de Mortalidad del hospital, cualquiera con algo de experiencia en la atención de pacientes muy graves, incluso terminales, se da cuenta de que puede estar delante de un problema muy serio. Es algo que va más allá de las palabras paliativos, sedar o bien morir. Llegados a este extremo, el único remedio es intentar como sea conseguir que prevalezca la verdad. Y a toda costa.
PROFESIÓN.
Por otra parte, tampoco se comprende la reacción airada de un porcentaje de los profesionales que, muchos de ellos sin saber realmente qué es lo que ha sucedido, ataca la decisión de la administración. Se han oído pocas voces autorizadas pidiendo la verdad. Tanto corporativismo trasnochado acabará siendo a medio plazo un 'boomerang' de efectos muy dañinos para una profesión que hoy más que nunca necesita el respeto y la admiración de toda la sociedad. Leyendo los informes que ha elaborado la Comisión de Mortalidad del hospital, cualquiera con algo de experiencia en la atención de pacientes muy graves, incluso terminales, se da cuenta de que puede estar delante de un problema muy serio. Es algo que va más allá de las palabras paliativos, sedar o bien morir. Llegados a este extremo, el único remedio es intentar como sea conseguir que prevalezca la verdad. Y a toda costa.
0 comentarios