EL SINDICALISTA CÁNDIDO MÉNDEZ EXPLOTA A SU COMPAÑERA EN CASA
El secretario general de la UGT apoya la política paritaria y feminista de Rodríguez de boquilla. Ha reconocido que él en su casa “no da un palo al agua” y ha justificado su comportamiento machista como consecuencia de su edad.
No hay como ser progre para pasar por la vida con un rostro como el dique de un pantano. Eres un policía moral pero nadie te chista. Se puede pegar a la esposa, como Jesús Eguiguren, y no pasa nada; se puede ser niño mimado del franquismo, como Juan Luis Cebrián, y convertirse en ideólogo del PSOE; y cuántos dicen defender a los obreros cuando son millonarios.
El último del que hemos conocido sus contradicciones es el sindicalista Cándido Méndez, secretario general de la UGT, la central vinculada el PSOE. En una entrevista en el diario ‘El Mundo’ (17-6-2006) le preguntaba la periodista “Mucho hablar de conciliación e igualdad ¡y no da un palo al agua en casa!”.
Méndez contestó lo siguiente: “Lo tengo que reconocer: no hago nada en casa; es una contradicción que procuro llevar con dignidad (sic). Y casi no intento cambiar, porque, en este caso, me pesa la conciencia, pero más la edad”. El compañero Cándido tiene la provecta edad de 54 años. Que limpie y cocine la mujer, que para eso está.
¿Qué le parecería que un empresario le dijese que no está de acuerdo con los sindicatos aunque es demócrata, que se trata de una contradicción que procura llevar “con dignidad” y que es demasiado mayor para cambiar?
La excusa de la edad ya la usó el sindicalista socialista hace tres años. El 30 de marzo de 2003, el diario ‘El País’ publicó otra entrevista con Mendez, en la que, aparte de arremeter contra Aznar por la guerra de Irak, vuelve a reconocer que no ayuda en casa. Guarda sus energías para ver películas en blanco y negro, hacer senderismo y hablar con la gente; hacer las camas o la compra, no.
He aquí a uno de los pilares del régimen de paz, talante y ciudadanía de Rodríguez.
¿Quién trabajará en casa: su compañera o la rumana?
El último del que hemos conocido sus contradicciones es el sindicalista Cándido Méndez, secretario general de la UGT, la central vinculada el PSOE. En una entrevista en el diario ‘El Mundo’ (17-6-2006) le preguntaba la periodista “Mucho hablar de conciliación e igualdad ¡y no da un palo al agua en casa!”.
Méndez contestó lo siguiente: “Lo tengo que reconocer: no hago nada en casa; es una contradicción que procuro llevar con dignidad (sic). Y casi no intento cambiar, porque, en este caso, me pesa la conciencia, pero más la edad”. El compañero Cándido tiene la provecta edad de 54 años. Que limpie y cocine la mujer, que para eso está.
¿Qué le parecería que un empresario le dijese que no está de acuerdo con los sindicatos aunque es demócrata, que se trata de una contradicción que procura llevar “con dignidad” y que es demasiado mayor para cambiar?
La excusa de la edad ya la usó el sindicalista socialista hace tres años. El 30 de marzo de 2003, el diario ‘El País’ publicó otra entrevista con Mendez, en la que, aparte de arremeter contra Aznar por la guerra de Irak, vuelve a reconocer que no ayuda en casa. Guarda sus energías para ver películas en blanco y negro, hacer senderismo y hablar con la gente; hacer las camas o la compra, no.
He aquí a uno de los pilares del régimen de paz, talante y ciudadanía de Rodríguez.
¿Quién trabajará en casa: su compañera o la rumana?
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