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MARSEL & CO

ZAPATERO SALTA SIN RED

Espoleado por su “éxito” con el Estatuto de Cataluña, el pretendido maquiavelismo de Zapatero se dispone a mover ficha en lo que, contrariamente a lo que piensa la mayoría del pueblo español, denomina conflicto en Euskal Herría y que, como tal, requiere un proceso de paz.
“   Así, Batasuna pone sobre la mesa dos condiciones de difícil cumplimiento: la anexión de Navarra y del país vasco francés. Propone asimismo la parada de la “represión” en seco y que les pongan el bozal a los jueces y acabará pidiendo la liberación de los presos hasta llegar a un punto en que, sintiéndose engañados por el noviazgo PSOE / PNV, ETA vuelva a matar amparándose en la traición de un polichinela al que unas explosiones fatídicas catapultaron hasta la Moncloa.   ”


En Cataluña fue capaz de apadrinar un gobierno tripartito que consiguió un proyecto de Estatuto apoyado por el 90 % del Parlament, órgano soberano del pueblo catalán que, por el contrario, solo lo respaldó con el 35 % de los votos en la ilegal consulta popular que se celebró el 18 de Junio. Mientras tanto, ZP engañó a ERC, pactó con CiU a espaldas de Maragall, dinamitó el Govern, se cargó al President y presenta a Montilla, como reedición del fracasado “trimonio”, para garantizar la llegada de Mas a la Generalidad y el desembarco de Durán en la cancillería de Exteriores de la nación española.

Satisfecho de su hazaña tras haber aislado al PP con el pacto del Tinell, la segunda entrega de su novela retoma el guión inacabado del plan Ibarreche. En primer lugar accede a caminar por los parámetros que marcase Otegui en Anoeta y crea dos mesas de negociación: una entre todos los partidos del espectro político, incluida la ilegalizada Batasuna, y otra entre el Gobierno y ETA, el brazo asesino contra los españoles que no pretendían sino vivir en paz y libertad.

Evidentemente, aunque aún no lo tenemos claro, un partido como el PP, tan amante de la legalidad más escrupulosa, no aceptará sentarse a dialogar con un partido ilegalizado, portavoz político de una banda terrorista. No hará falta pues un excluyente pacto “a la catalana” porque los populares se eliminarán solos.

Dada esta premisa, Zapatero comenzará a prometer a Batasuna / ETA lo necesario y en las dosis precisas como para alargarlo en el tiempo lo suficiente hasta que vaya consumiendo su mandato de cuatro años. Mientras tanto, y a espaldas de estos, negociará con el PNV un acuerdo de mínimos que garantice la aprobación en la Cortes de un plan Ibarreche que, tras el visto bueno de las Cortes españolas, se ratifique en un nuevo e ilegal referéndum convocado, en esta ocasión, por el propio lehendakari garantizándole, otra vez, una larga estancia en el Gobierno vasco oponiéndole en las elecciones a un desdibujado Pachi López y una vez limpiado el PSE de gente como Rosa Díez o Gotzone Mora.

Pero esta vez, Zapatero ha saltado sin red. No era, efectivamente, momento de dar un respiro a ETA puesto que la acción policial y judicial la había reducido a mínimos, incluyendo la ilegalización de su brazo político a pesar de la trampa saducea que ZP había aceptado con el PCTV. ETA no confía en Zapatero porque piensa que sus objetivos no son la solución “a un conflicto armado que requiere de un proceso de paz” sino ganar las próximas elecciones, debilitar al PP y avanzar en la reforma de “su” Estado aunque no se sepa muy bien en qué dirección va este proyecto.

ETA no va a permitir que el PNV aparezca, al modo que lo ha hecho CiU, como triunfador en cuanto a la consecución de los anhelos de la mayoría de la sociedad vasca como, previsiblemente, se vendería la historia. Para ellos y para su brazo político, la situación de “solución al conflicto” se produce gracias a casi cuarenta años de muertos, extorsiones y violencia y no a la política trazada desde Ajuria Enea. Por eso, el “alto el fuego permanente” no es sino una nueva tregua trampa para rearmarse y reorganizar sus maltrechas redes de extorsión sabedores que la solución que ellos buscan no va a salir de esta farsa teatral.

Así, Batasuna pone sobre la mesa dos condiciones de difícil cumplimiento: la anexión de Navarra y del país vasco francés. Propone asimismo la parada de la “represión” en seco y que les pongan el bozal a los jueces y acabará pidiendo la liberación de los presos hasta llegar a un punto en que, sintiéndose engañados por el noviazgo PSOE / PNV, ETA vuelva a matar amparándose en la traición de un polichinela al que unas explosiones fatídicas catapultaron hasta la Moncloa.

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