Telefónica, Vodafone, Orange y Ono se asocian frente a los operadores sin red
Las grandes compañías de telecomunicaciones con infraestructuturas propias ultiman la creación de un ‘lobby’ para defender sus intereses ante los inminentes cambios regulatorios que acechan al sector.
26-05-2007 - I. del Castillo / J. Montalvo / Expansión Telefónica, Vodafone, Orange y Ono, las cuatro principales operadoras de telecomunicaciones de España, ultiman los detalles de la creación de una asociación que defienda sus intereses ante los futuros cambios regulatorios que se están debatiendo en España y en todo el mundo.
La nueva asociación nace de la constatación de que los operadores de telecomunicaciones que han desplegado infraestructuras con inversiones multimillonarias tienen, cada vez más, problemas similares. Las compañías que impulsan el acuerdo tienen abierta la posibilidad de incluir a otras compañías con red propia.
Al comienzo de la apertura del sector de las telecomunicaciones en España, en 1994, con la entrada del segundo operador móvil, Airtel –predecesor de la actual Vodafone España– el sector se dividió en dos: Telefónica por un lado y el resto de los operadores por otro. Por eso, todos los rivales de Telefónica se agruparon alrededor de Astel, la asociación de los operadores alternativos al ex monopolio.
Fuertes inversiones
Sin embargo, con el paso de los años, tanto los otros dos operadores de telefonía móvil –Vodafone y Orange, la antigua Amena– como Ono, han ido invirtiendo cantidades multimillonarias para la construcción de sus propias infraestructuras. Durante los últimos años, Telefónica y Vodafone han invertido alrededor de 700 millones de euros anuales y Orange ha anunciado un ritmo de unos 500 millones durante los próximos años.
Algo parecido ha ocurrido con la actual Ono, fruto de la compra, por parte de la compañía de cable que preside Eugenio Galdón, de su rival Auna Cable. Ambos grupos han invertido cerca de 8.000 millones de euros en la creación de la principal infraestructura fija de telecomunicaciones alternativa a la de Telefónica.
Cuanta más inversión propia se ha realizado en una red, más interés hay en usar la infraestructura como arma competitiva y de diferenciación frente a los rivales, lo que lleva a pretender usarla en exclusiva. En todo el mundo se han establecido dos bandos cada vez más diferenciados: las compañías que han invertido masivamente en construir una red propia, que quieren utilizarla según sus propios criterios, y los grupos que, sin haber invertido en su propia infraestructura, quieren tener acceso a las redes de sus rivales en las mejores condiciones posibles argumentando que su actuación aumenta los niveles de competencia.
Debate
En el reciente debate sobre la entrada de nuevos operadores móviles virtuales (OMV) en el mercado español -grupos que alquilan los recursos de los tres operadores con redes propias- Movistar, Vodafone y Orange mantenían la misma postura y los mismos intereses, contrarios a la pretensión de la CMT de imponer esta figura. Sin embargo, su falta de coordinación –”cada uno hacia la guerra por su cuenta” reconoce un directivo del sector- restó eficacia a la actuación de los tres operadores de telefonía móvil.
De hecho, la resolución del regulador que fuerza la entrada de los operadores móviles virtuales en España está recurrida por los tres grupos, aunque a diferentes niveles jurídicos, sin una estrategia coordinada. Otro de los graves problemas que aquejan a los tres grupos de telecomunicaciones móviles por igual es la actuación irresponsable de muchos ayuntamientos por su resistencia a autorizar la instalación de antenas de telefonía móvil o incluso por apoyar la retirada de los emplazamientos móviles ya existentes, ante la inquietud de una parte de la población sobre los hipotéticos riesgos para la salud que supone la actividad de las antenas.
Presidencia
Fuentes conocedoras del proceso han señalado a EXPANSIÓN que ya existe un consenso entre los cuatro operadores para designar a la persona que ocupará la presidencia de la asociación. Se trata de Miguel Ángel Canalejo, ex consejero delegado de Alcatel en España, actual presidente de Nazca y uno de los directivos más respetados del sector.
En los próximos meses, el sector de las telecomunicaciones se enfrenta a varias decisiones regulatorias de gran calado estratégico. Las dos principales son la regulación que soportarán las redes de nueva generación, que tienen que permitir velocidades de hasta cien megas por segundo, y el debate sobre la separación en dos de los operadores incumbentes, los antiguos monopolios públicos.
En estos dos debates se enfrentan las posiciones de los operadores con redes propias frente a los que quieren tener acceso a las redes de sus rivales gracias a la regulación.
La nueva asociación nace de la constatación de que los operadores de telecomunicaciones que han desplegado infraestructuras con inversiones multimillonarias tienen, cada vez más, problemas similares. Las compañías que impulsan el acuerdo tienen abierta la posibilidad de incluir a otras compañías con red propia.
Al comienzo de la apertura del sector de las telecomunicaciones en España, en 1994, con la entrada del segundo operador móvil, Airtel –predecesor de la actual Vodafone España– el sector se dividió en dos: Telefónica por un lado y el resto de los operadores por otro. Por eso, todos los rivales de Telefónica se agruparon alrededor de Astel, la asociación de los operadores alternativos al ex monopolio.
Fuertes inversiones
Sin embargo, con el paso de los años, tanto los otros dos operadores de telefonía móvil –Vodafone y Orange, la antigua Amena– como Ono, han ido invirtiendo cantidades multimillonarias para la construcción de sus propias infraestructuras. Durante los últimos años, Telefónica y Vodafone han invertido alrededor de 700 millones de euros anuales y Orange ha anunciado un ritmo de unos 500 millones durante los próximos años.
Algo parecido ha ocurrido con la actual Ono, fruto de la compra, por parte de la compañía de cable que preside Eugenio Galdón, de su rival Auna Cable. Ambos grupos han invertido cerca de 8.000 millones de euros en la creación de la principal infraestructura fija de telecomunicaciones alternativa a la de Telefónica.
Cuanta más inversión propia se ha realizado en una red, más interés hay en usar la infraestructura como arma competitiva y de diferenciación frente a los rivales, lo que lleva a pretender usarla en exclusiva. En todo el mundo se han establecido dos bandos cada vez más diferenciados: las compañías que han invertido masivamente en construir una red propia, que quieren utilizarla según sus propios criterios, y los grupos que, sin haber invertido en su propia infraestructura, quieren tener acceso a las redes de sus rivales en las mejores condiciones posibles argumentando que su actuación aumenta los niveles de competencia.
Debate
En el reciente debate sobre la entrada de nuevos operadores móviles virtuales (OMV) en el mercado español -grupos que alquilan los recursos de los tres operadores con redes propias- Movistar, Vodafone y Orange mantenían la misma postura y los mismos intereses, contrarios a la pretensión de la CMT de imponer esta figura. Sin embargo, su falta de coordinación –”cada uno hacia la guerra por su cuenta” reconoce un directivo del sector- restó eficacia a la actuación de los tres operadores de telefonía móvil.
De hecho, la resolución del regulador que fuerza la entrada de los operadores móviles virtuales en España está recurrida por los tres grupos, aunque a diferentes niveles jurídicos, sin una estrategia coordinada. Otro de los graves problemas que aquejan a los tres grupos de telecomunicaciones móviles por igual es la actuación irresponsable de muchos ayuntamientos por su resistencia a autorizar la instalación de antenas de telefonía móvil o incluso por apoyar la retirada de los emplazamientos móviles ya existentes, ante la inquietud de una parte de la población sobre los hipotéticos riesgos para la salud que supone la actividad de las antenas.
Presidencia
Fuentes conocedoras del proceso han señalado a EXPANSIÓN que ya existe un consenso entre los cuatro operadores para designar a la persona que ocupará la presidencia de la asociación. Se trata de Miguel Ángel Canalejo, ex consejero delegado de Alcatel en España, actual presidente de Nazca y uno de los directivos más respetados del sector.
En los próximos meses, el sector de las telecomunicaciones se enfrenta a varias decisiones regulatorias de gran calado estratégico. Las dos principales son la regulación que soportarán las redes de nueva generación, que tienen que permitir velocidades de hasta cien megas por segundo, y el debate sobre la separación en dos de los operadores incumbentes, los antiguos monopolios públicos.
En estos dos debates se enfrentan las posiciones de los operadores con redes propias frente a los que quieren tener acceso a las redes de sus rivales gracias a la regulación.
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