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MARSEL & CO

Un líder con conocimiento de causa

Imagen de Jorge Saavedra. (Foto: The Lancet) Homosexual confeso y seropositivo, además de médico, en un país predominantemente católico y donde la homofobia y la cultura machista aún están presentes. Así retrata la prestigiosa revista médica 'The Lancet' al mexicano Jorge Saavedra, protagonista de una vida que haría las delicias de cualquier serie de televisión.

Saavedra es un líder y activista contra el sida que rompe moldes. Director del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH en México, ha demostrado que no tiene miedo al 'que dirán'. Fue el responsable de lanzar la política de su país destinada a conseguir el acceso universal al tratamiento para los pacientes con VIH – que en la actualidad cubre a 47.000 infectados-; fundó la primera clínica especializada en VIH de México, que ahora es la más grande del país; e ideó en 2005 la primera campaña mexicana antihomofobia para combatir el estigma y la discriminación que sufren los gays, una iniciativa que estuvo rodeada de polémica.

Nacido en Naco (México), Saavedra estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de su país y después realizó un máster en la Universidad de Harvard. Comenzó trabajando en temas relacionados con la pobreza pero un hecho cambió su vida y sus prioridades. En 1985 dio positivo en las pruebas del sida y estuvo bien durante una década, hasta que en 1995 enfermó mucho. "Mi familia creyó que me iba a morir. Perdí 40 kilos, era un verdadero esqueleto incapaz de ducharme solo. Mi madre tenía que cuidar de mi", declara en 'The Lancet'. Pero empezó el tratamiento antirretroviral y aquel cóctel de pastillas le salvó la vida. "Desde ese momento decidí dedicarme a luchar contra el VIH y a salvar la vida de otras personas", reconoce.

En 1997 se unió al Programa Nacional del Sida y, animado por su pareja de entonces, también activista, decidió dar un paso adelante y hablar públicamente de su orientación sexual y de su infección. Ni más ni menos que en la televisión, para que todo el mundo se enterara. "Fue muy difícil, pero tenía que mostrar a la gente que gracias a los antirretrovirales estaba vivo y me había convertido en una persona activa, con ganas de hacer cosas", explica.

No fue la única barrera que derribó. Aún hoy sigue siendo el único director de los programas nacionales de sida que vive con VIH y fue el primer hombre homosexual, al menos declarado, en ocupar un puesto dentro del Gobierno Mexicano. "Jorge es una de las personas más comprometidas con las que he trabajado. Estoy profundamente impresionado por su firme decisión de marcar la diferencia en la lucha contra el sida", dice de él su amigo Julio Frenk, ministro de salud mexicano entre 2000 y 2006.

Una mezcla perfecta de motivación y conocimientos, lo único que frustra a este líder comprometido es la sugerencia y los comentarios que le acusan de centrarse en campañas destinadas a los homosexuales sólo porque es gay. "A las personas que piensan eso les digo que miren los números de la epidemia en México. La población con más riesgo de contraer el VIH son los hombres entre 25 y 40 años que tienen sexo con otros", se defiende. De hecho, este es el tema de su intervención en la XVII Conferencia Mundial del sida. Y tiene nuevos proyectos en mente.

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