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MARSEL & CO

Una moderna 'superaspirina' ofrece ventajas sobre los antiinflamatorios clásicos

Un estudio internacional acaba de dar un espaldarazo a la nueva generación de analgésicos (los denominados inhibidores de la COX-2): un fármaco de esta familia parece aliviar los dolores de la artrosis con menos riesgo de úlcera que los antiinflamatorios clásicos.

Sin embargo, el editorial que acompaña a este trabajo, publicado en 'The Lancet', añade matices a estos positivos resultados y advierte que todavía no se han despejado todas las dudas sobre las 'superaspirinas'.

Se trata de la mayor investigación que se ha realizado con un inhibidor selectivo de la COX-2. Como estos fármacos actúan únicamente sobre este enzima (y no sobre la COX-1, la responsable de proteger el estómago), supuestamente no ocasionan los problemas gastrointestinales de los analgésicos tradicionales.

Sin embargo, los dos grandes ensayos realizados hasta el momento con COX-2 no fueron demasiado positivos: uno proporcionó escasas evidencias de sus bondades gástricas y el otro sugería que los usuarios de las 'superaspirinas' podrían tener mayor riesgo coronario.

Precisamente, "para responder a las cuestiones surgidas como resultado de los estudios previos TARGET [que es como se denomina esta nueva investigación] ha sido mucho más amplio", señalan los autores.

El estudio

Más de 18.300 personas aquejadas de artrosis fueron evaluadas durante un año. La mitad recibía el moderno COX-2 (lumiracoxib) y los restantes un antiinflamatorio clásico (ibuprofeno o naproxeno).

Ambos grupos registraron un alivio similar de sus molestias. En el primer colectivo hubo menos complicaciones de úlceras estomacales (29 afectados, frente a 83), lo que según los autores supone una reducción de este riesgo de casi un 80%.

Asimismo, estos autores recuerdan que "la incidencia de eventos cardiacos e infartos de miocardio no difería" entre los que tomaban el 'coxib' o los analgésicos tradicionales.

Matices

Sin embargo, el comentario que acompaña a este artículo resalta que, al analizar detenidamente los resultados, entre los que tomaban el COX-2 había una mayor incidencia de problemas cardiovasculares en comparación con el grupo del naproxeno.

Los problemas no fueron mortales y la diferencia no era estadísticamente significativa pero, de todos modos, "los hallazgos del TARGET refuerzan la idea de que el naproxeno tiene algún efecto antitrombótico protector, pero no descarta claramente la posibilidad de que este u otros 'coxibs' puedan potenciar los infartos de miocardio", señalan.

De hecho, los autores de este editorial no creen que el nuevo trabajo disipe las dudas existentes en torno a los COX-2. "Desafortunadamente, este ensayo, como todos los otros en el desarrollo clínico de los 'coxibs', excluyó decididamente a los pacientes con una enfermedad coronaria previa conocida y significativa", lamentan estos dos expertos, un cardiólogo y un gastroenterólogo de la Cleveland Clinic Foundation (EEUU).

En cuanto a las bondades gástricas demostradas en el ensayo, los autores recuerdan que la incidencia de estos problemas entre los pacientes que también estaban tomando aspirina era similar, independientemente de si tomaban el COX-2 o bien un analgésico clásico.

"Para los pacientes que toman una baja dosis de aspirina, es difícil justificar el 'coxib': no hay beneficios en la reducción de complicaciones ulcerosas, pero el riesgo de infarto de miocardio y hepatoxicidad persiste", precisan.

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